Ahora nada, salvo mis libros

La frase pertenece al escritor David Markson, pero tranquilamente podría ser de cualquiera de nosotros que amamos los libros. Los libros por sus historias, así como por ellos mismos.

16 de Agosto de 2020 08:36

David Markson logró en los últimos años un proyecto narrativo maravilloso, logrando trasladárselo al lector.   Esto no es una novela  (La bestia equilátera – 2013) y La soledad del lector (La bestia equilátera- 2018) se construyen a fuerza de datos, citas y pistas, casi con aquello que uno destaca, marca o señala al leer distintas obras.

El autor logra que te instales en la historia que se va construyendo. Pero, yendo por más, también logra que te apropies de sus apuntes y de sus ideas. Así recorre la vida de muchos pensadores, pintores y  poetas. También de ideas y hechos históricos con el solo sentido de que visites su acción narrativa.

Entrar en ella es entrar en muchos mundos. Mundos donde no queda mucho, o quizás nada. Salvo nuestros libros.  

Al decir de Luis Chitarroni, “En Markson una rarísima  circulación  permite el paso de una entrada a la otra, una especie de, con el transcurso de la lectura, necesidad”. Las anotaciones, una a una, proyectan y generan la obra en su conjunto:

1 Cuando tenía la edad de ellos yo dibujaba como Rafael. Pero me llevó toda una vida aprender a dibujar así. Dijo Picasso en una muestra de arte infantil.

 2 El Globe Theatre se quemó por completo el 29 de junio de 1613. ¿Alguna obra nueva de Shakespeare, aún no publicada en cuartillas, se habrá quemado con él?

No hubo heridos en el desastre del Globe Theatre. A un hombre se le prendieron fuego los bombachos, pero consta en registro que las llamas fueron aplacadas con una jarra de cerveza.

3 La palabra Biblia no aparece nunca en Shakespeare. Pero Jesucristo es mencionado once veces.

4 Borges se casó con su segunda esposa a los ochenta y seis años. John Dewey se casó con su segunda esposa a los ochenta y ocho años.

5 Bertrand Russell era tan inepto, físicamente, que nunca  pudo aprender a prepararse un té. Immanuel Kant no lograba afilar la pluma con un cortaplumas. Jhon Stuart Mill casi no sabía hacer un nudo simple.

6 Estaba cansado y enfermo. Me quedé mirando el fiordo a través de la ventana. El sol se ponía. Las nubes estaban rojas. Como sangre. Sentí como si un grito atravesara la naturaleza. Dijo Edvard Munch.

Solo puede haber sido pintado por un loco. Dijo Munch del mismo lienzo.

7 No se menciona la escritura en la Ilíada. Cada uno de los mensajes es difundido oralmente. Lo cual por cierto indica que ninguno de los guerreros griegos, durante diez años en Troya, ha mandado jamás una carta a casa.

No hay una descripción de la belleza de Helena en ningún lugar de la Ilíada.

Curiosamente todo lo que se dice es que es como contemplar a una diosa inmortal. Aunque los ancianos troyanos  sí reconocen que no podría culparse a nadie por soportar una guerra a causa de ella.

La muerte de Patroclo, Ilíada XVI: Aún mientras hablaba, la sombra de la muerte lo envolvió. El alma huyó de sus miembros y descendió a la casa del Hades, lamentando su destino, abandonando virilidad y juventud.

La muerte de Héctor, Ilíada XXII: Aún mientras hablaba, la sombra de la muerte lo envolvió. El alma huyó de sus miembros y descendió a la casa del Hades, lamentando su destino, abandonando virilidad y juventud.

8 Un rostro por el cual envejecer, con cuyo sueño ocupar la  edad.

9 Wagner era cinco meses mayor que Verdi. Wittgenstein era cinco meses mayor que Heidegger.

10 ¿Es Juan 8:6-8 el único lugar del Nuevo Testamento donde se lo ve  a Jesús escribiendo, aunque más no sea marcando la tierra con el dedo?

11 Solo cuando se representaba Eurípides iba Sócrates al teatro.

12 A menudo Walter Scott inventaba epígrafes para sus capítulos, fabulaciones que decían lo que necesitaba que se dijera, y después ponía “Obra antigua” o “Anon.” como la supuesta fuente.

13 Según Plutarco, a César lo apuñalaron veintitrés veces cuando murió.

Y con tal avidez empujaban hacia el cuerpo, y tantos  puñales se cruzaban, que se lastimaban entre ellos; Bruto, en particular, recibió una herida en la mano, y todos estaban manchados de sangre.

El cuerpo de César yació en el Senado durante algunas horas antes de que los esclavos finalmente se lo llevaran en una camilla. Con un brazo colgando, señala Suetonio.

14 Mucho de lo que tenemos de Aristóteles no fue de modo alguno estrictamente escrito por Aristóteles. Sino que parecerían ser apuntes tomados por otros en las clases.

15 De Heródoto sobre Termópilas : quiso la fortuna que en ese momento fueran los lacedemonios quienes hacían la guardia, y el espía los vio. Algunos se entretenían con ejercicios gimnásticos, otros peinaban sus largos cabellos. Ante esto el espía quedó maravillado: “Los espartanos, sobre rocas mojadas sentados, peinaban sus cabellos”.

Los persas emplearon tantos arqueros en las Termópilas que se decía que sus flechas bloqueaban el sol. A lo cual, un comandante espartano: Mucho mejor, así luchamos a la sombra.

De hecho solo dos espartanos sobrevivieron a las Termópilas. A uno lo mataron en el frente en alguna otra parte. El otro se ahorcó en la deshonra.

Un libro hecho de otros libros. Las narraciones de Markson están hechas de detalles, de citas, de apuntes y de anotaciones. Quizás también nosotros.