Payamédicos, regalar sonrisas para sanar
En 2011 comenzaron a recorrer los nosocomios marplatenses poniéndole color y alegría al ámbito hospitalario. Historia de una ONG que lleva más de una década transformando el dolor en sonrisas.
Cuando en 1998 se estrenó mundialmente Patch Addams, el film protagonizado por Robbin Williams basado en la vida del profesional que da nombre a la película en el que el médico decide ignorar la academia para abordar la relación médico paciente desde el humor y el costado lúdico, hubo un quiebre y se puso en auge una nueva manera de sanar de forma complementaria a los tratamientos farmacológicos convencionales.
Cuatro años más tarde, en 2002 el Dr José Pellucchi fundó en Argentina Payamédicos, una Organización No Gubernamental (ONG) con el objetivo de desdramatizar el dolor y el gris hospitalario y ayudar a pacientes y familiares de personas hospitalizadas a sobrellevar el trauma de una internación. A Mar del Plata, llegaron en 2011.
Actualmente son aproximadamente 30 los integrantes de Payamédicos que realizan actividades en el Hospital Interzonal General de Agudos (Higa) "Dr. Oscar Alende", el Inareps, el Hogar de María y Paanet, demás de realizar acciones solidarias . Una de las Payamédicas que están desde el “día uno” es Adriana Kitay, que, en diálogo con 0223 indica que no es necesario, pese a la creencia popular, ser médico o tener una actividad ligada a la medicina para convertirse en payamédico.
Para Kitay, ser Payamédico también es retroalimentarse de energías y siempre tuvo claro que quería hacer “algo por el otro”. En su caso, dice, Patch Addams tuvo mucho que ver con su decisión de ser Payamédico. La película, junto con una emisión de Sorpresa y Media, programa conducido por Julián Weich en el que le cumplían un sueño a una persona que visibilizó la existencia de la ONG hicieron que Adriana se interiorice en la payamedicina.
“Yo pensaba igual que mucha gente que se acerca: que tenés que ser médico para ser payamédico. Ese programa me hizo ver que no era necesario. Empecé a investigar y me enteré que en poco tiempo iba a comenzar un curso acá que era intensivo de un mes. ¡Rapidísimo! porque lo daban Payas que venían a Mar del Plata y era un taller de payas y de teatro”, recuerda la radióloga que desde 2011 es formadora de Payamédicos en Mar del Plata.
Según recuerda Kitay cuando comenzaron con la experiencia, que cuenta además, con un apartado en el que confeccionan sus vestuarios, no tenían idea de cómo iban a ser recibidos por no solo por los pacientes y familiares, sino también por el personal de cada nosocomio - que ella llama dispositivo fijo-. “Ahora está naturalizado y nos esperan el día de la semana que saben que vamos a ir, pero al principio llegábamos y era una sorpresa”, dice con una sonrisa que mantendrá durante toda la charla.
Para la formadora es importante aclarar que cada intervención es terapéutica, participativa y maneja un código diferente al del payaso callejero “No somos payasos de hospital”, diferencia. “No imponemos un show en el que el paciente no participa, sino que lo hacemos parte. Antes de entrar a la sala tenemos conocimiento de la patología, armamos una experiencia terapéutica desde la inocencia, el juego y hacemos parte no solo al paciente sino también a la familia que puede estar en la sala”, explica al tiempo que aclara que en ocasiones los Payamédicos funcionan además como red de contención para las personas cercanas de quienes se encuentran hospitalizados.
Según explica Kitay, la Payaformación consta de dos etapas una artística y otra conceptual con una duración total de tres meses distribuidos en 12 encuentros y un curso intensivo de medicina. Para acceder a la payaformacion e l requisito es ser mayor de 18 años y tener secundario completo ya que hay una parte técnica que refiere a nociones científicas y de terminología. Por último, cada payamédico es encargado de crear su colorido uniforme siguiendo los lineamientos del grupo.
“Ser payamédico es ser mejor persona”, asegura Kitay aunque aclara que es importante resaltar que, no puede ser el motivo principal para anotarse en el curso tratar de hacer terapia. “Siempre digo que no es que te anotas porque es algo que le va a hacer bien a tu psiquis. No es terapia. Después llega solo la retroalimentación de energías que se da que está buenísima porque cada lugar tiene su energia y salis renovado”, explica.
En esta línea Kitay cierra: “Compartís tu tiempo con alguien que no conocés y a veces pasa que los ves después de años y ellos te reconocen y te cuentan su experiencia y eso la verdad es que te llena el alma”
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