Las formas del olvido

El antropólogo francés Marc Augé, aquel que hizo conocido el concepto de “no-lugar”, presentó en la década del 90 su libro Las formas del olvido. Un breve texto donde aboga por el deber que tenemos de olvidar y lo contrapone al deber de memoria.

La base de su desarrollo se encuentra en mostrar a la vida como un relato,

16 de Febrero de 2025 10:49

Las formas del olvido (Gedisa – 1998) es un libro del penador Marc Augé. Presentado en el año 1998 en su idioma original, el texto busca mostrar la compleja relación entre la memoria y el olvido, destacando su importancia para la experiencia humana.

Desandando un camino que va desde la psicología y hasta la antropología, con una prosa llevadera, Augé explora el tema y reflexiona sobre el deber de olvidar. “Formularé a continuación algunas palabras «enormes»: la palabra olvido en primer lugar, y aquellas que se le oponen aun estando relacionadas, como memoria y recuerdo; algunas otras, que son más bien armonizaciones, deformaciones o excrecencias de las primeras -como perdón, indiferencia o negligencia, en la línea del olvido, remordimiento, obsesión o rencor en la línea de la memoria; y otras dos palabras más: vida y muerte, que son las menos simples de todas por ser las más opuestas y más próximas que uno pueda concebir, porque no es posible utilizar una sin pensar en la otra y porque, incluso antes de que intentemos traducirlas a otras lenguas o encontrar un equivalente en otras culturas, nos confrontan, pese a la universalidad de lo designado, a la imposibilidad de decir la última palabra, de no poder pronunciar jamás la palabra final”, comienza diciendo el antropólogo francés.

Otros títulos del antropólogo francés.

Durante la exposición de ideas, se exploran conceptos como olvido, memoria, vida y muerte, considerando su relación y la imposibilidad de definirlos completamente. También se muestra a la definición de olvido como una pérdida del recuerdo que se transforma al verse como un componente de la memoria. Por último, Augé argumenta que los individuos tienen recuerdos y olvidos particulares, proponiendo la fórmula "dime qué olvidas y te diré quién eres".

La base de su desarrollo se encuentra en mostrar a la vida como un relato donde la relación entre ficción y realidad juega un papel primordial. El autor argumenta que la vida se construye como ficción, y el olvido es la principal operación de plasmación en esta. Entonces, destaca la importancia de la dimensión narrativa de toda existencia y la necesidad de tomar conciencia de ella. También hace hincapié en los relatos íntimos y los relatos de la "gran historia", subrayando que cada uno se inserta en un relato que nos implica. Dice Augé, “Pero la ficción de los otros cambia de sentido a partir del momento en que tomamos conciencia de que todos vivimos ficciones. Creo que, si consigo deshacerme de la «unilateralidad del punto de vista», el hecho de que los demás vivan en la ficción -digamos, para eliminar la ambigüedad, en lo «narrativo»- contribuirá más bien a que ellos se acerquen a mí y yo a ellos, porque yo también vivo en la ficción y en lo narrativo”.

Al final, el pensador plantea el olvido como deber. Como un deber de la memoria, de los descendientes,               que tiene dos aspectos: el del recuerdo y el de la vigilancia. Memoria y olvido son solidarios y necesarios para cierta ocupación del tiempo, porque es necesario olvidar para estar presente, olvidar para no morir y olvidar para permanecer siempre fieles. Cierra el propio Marc Augé: “El olvido nos devuelve al presente, aunque se conjugue en todos los tiempos: en futuro, para vivir el inicio; en presente, para vivir el instante; en pasado, para vivir el retorno; en todos los casos, para no repetirlo. Es necesario olvidar para estar presente, olvidar para no morir, olvidar para permanecer siempre fieles”.