El pastor acusado de trata dijo que las personas “entraban y salían voluntariamente” del lugar
Roberto Tagliabue declaró por casi tres horas. Explicó cómo era la actividad que desarrollaba y negó que hubiera un sistema de castigos. La actividad se retoma el próximo lunes.
Por Redacción 0223
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El pastor evangélico acusado de los delitos de trata de personas con fines de explotación laboral, privación ilegal de la libertad y ejercicio ilegal de la medicina declaró este lunes por espacio de tres horas y negó que las personas que asistían al templo no pudieran circular libremente.
Roberto Tagliabue detalló cual era la doctrina que llevaban adelante en el templo, cuál era la función social que llevaban adelante y cómo fue la capacitación a través de cursos para intentar tratamientos contra las adicciones.
El pastor, defendido por el abogado penalista Mauricio Varela, declaró, de manera remota desde la cárcel federal donde está detenido hace casi tres años, que no había personas privadas de su libertad y que todos entraban y salían voluntariamente del lugar. También aclaró que nadie estaba obligado a dar el diezmo y que el dinero no estaba en el lugar donde llevaban adelante las tareas porque era un riesgo que lo manejaran por su problemática de adicciones.
Tagliabue rechazó que existiera un régimen de castigos y aclaró que durante el primer mes y medio quienes participaban del programa de recuperación de las adicciones no debían estar en contacto con familiares o amigos. Ante una consulta puntual dijo que quien no estaba de acuerdo, podía abandonar el programa.
La actividad se cerró con el testimonio de una víctima denunciante a partir de la exhibición de la declaración en Cámara Gesell. A su término, el Juez Roberto Falcone adelantó que el lunes 9 de junio será la próxima audiencia.
La fiscal Laura Mazzaferri mantiene la hipótesis que ubica a Tagliabué como la persona que acogía a las víctimas en el ‘hogar’ situado frente a su vivienda y los hacía realizar tareas de mantenimiento y limpieza de la iglesia y del hogar, en un almacén y forrajería ubicados en Génova al 8100, además de venta ambulante, “changas” y limpieza en un Hogar.
Por su parte la defensa sostiene que la acusación “no es otra cosa que una construcción ficticia, basada en interpretaciones erróneas, prejuicios ideológicos y una lectura descontextualizada de una realidad social profundamente dolorosa”.
Para el abogado Varela, su defendido no captaba a nadie con engaños y las personas acudían por su propia voluntad, buscando ayuda. “No hubo encierro ni coacción, nadie fue retenido contra su voluntad y podían irse cuando quisieran. No hubo explotación porquaae las tareas que se realizaban eran comunitarias, voluntarias, y con sentido terapéutico o de integración”, agregó.
El profesional sostuvo que el juicio trata sobre un referente social al que se lo quiere convertir en chivo expiatorio. Se lo criminaliza por haber ocupado un rol que el Estado dejó vacío. “Se lo acusa porque no encaja en los moldes tradicionales. Porque es pastor y pobre. Porque habla de fe y no de técnica. Porque no responde a estructuras políticas ni económicas”, indicó.
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