Manejó 10 kilómetros con el cadáver de su esposa: cómo fueron los últimos minutos de la mujer
El otro fallecido, Esteban Alejandro Suárez, habría trasladado el cuerpo hasta un campo para luego quitarse la vida.
Por Redacción 0223
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La Justicia intenta establecer las circunstancias de la muerte de una pareja que encontraron dentro de un auto en un camino rural de San Antonio de Areco. La principal hipótesis de los investigadores es que se trató de un femicidio seguido de suicidio y, en ese sentido, surgió una pista clave. Por lo pronto, sospechan que Florencia Revah, una vendedora de autos de 32 años, no fue asesinada en el lugar del hallazgo, ni siquiera dentro del vehículo, sino en otro lugar.
Posteriormente, Esteban Alejandro Suárez, de 45, la habría trasladado hasta ese campo para luego quitarse la vida. En el asiento del conductor, el sujeto apareció con un tiro en la cabeza y el arma en la mano. En la parte trasera, la fallecida estaba recostada y con tres impactos de bala, dos en el pecho y uno en el cuello. Sin embargo, la posición del cadáver y la falta de rastros compatibles con un ataque dentro del auto encendieron las dudas.
“Todo indica que la mató antes y después la llevó hasta Areco”, reconocieron diversas fuentes del caso. Al mismo tiempo, encontraron manchas de sangre en los bordes de las puertas traseras, pero los movimientos previos refuerzan esa hipótesis. Dentro del coche, a su vez, encontraron dos tickets de peaje que permitieron trazar parte de la ruta: uno marcaba el paso por Larena a las 7 de la mañana y otro por Solís a las 10.07, más de tres horas de diferencia entre un peaje y otro que está en apenas 40 kilómetros.
Así, las autoridades consideran que el individuo manejó durante horas antes de estacionar bajo un árbol, en un camino rural en la Ruta Nacional N° 8, detrás de un barrio privado. Además, sostienen que durante ese trayecto ya llevaba el cuerpo en el asiento trasero. El rodado, que estaba sin patentes colocadas y con un orificio de bala en la ventanilla trasera, parecía preparado para ser incendiado. En la tapa de combustible había un trapo que, según los peritos, Suárez planeaba prender fuego para borrar huellas, pero no llegó a hacerlo.
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