Un diario de guerra olvidado, un cuadro robado y una pregunta sin respuesta: "¿Qué esconden?"
Paul Post lleva quince años investigando el destino de los bienes judíos robados por la dirigencia Nazi durante la Segunda Guerra Mundial. En las últimas horas, relató el motivo que dio origen al largo proceso que derivó en el hallazgo en Mar del Plata de “Retrato de una dama”.
Por Redacción 0223
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El descubrimiento de “Retrato de una dama”, la pintura robada de los Países Bajos por los nazis en Mar del Plata fue noticia mundial y marca un hito en la investigación que Paul Post inició hace 12 años sobre los misterios que rodean al oficial nazi Friedrich Kadgien. Pero su búsqueda aún no ha terminado. “Parece que hay cosas que deben permanecer ocultas”, dijo en las últimas horas en una entrevista brindada al medio AD.
Según detalló Paul, la búsqueda de los diamantes y objetos robados comenzó hace 15 años, cuando encontró el diario de guerra de su padre en el ático. “Trabajaba en la Oficina Nacional de Diamantes de Ámsterdam. Llevaban un registro de qué comerciantes de diamantes de Ámsterdam tenían cuántos diamantes en existencia y qué se comercializaba”, recordó. En esta línea agregó que su padre detalló que el hombre escribió en dicho cuaderno cómo los alemanes se fugaban sistemáticamente con kilos de diamantes. “Quería documentarlo para después de la guerra. El trato que los alemanes daban a los comerciantes de diamantes judíos era atroz. Entregando diamantes, podían evitar la deportación. Al final, los deportaron de todos modos”, indicó.
“Tras la guerra, algunos diamantes se recuperaron en Alemania y se trajeron de vuelta a los Países Bajos. Sin embargo, las cifras que he recopilado muestran que desaparecieron más diamantes de los que indican los registros oficiales”, reflexionó.
A medida que Post profundizaba en los archivos, un nombre aparecía una y otra vez: Friedrich Kadgien. Abogado alemán con un alto cargo en el Tercer Reich, Kadgien, también miembro de las SS, fue uno de los responsables del Plan Cuatrienal, cuyo objetivo era mantener a flote la industria bélica alemana. Se suponía que las ganancias del robo de diamantes contribuirían a ello.
Cuando la Alemania de Hitler estaba al borde del colapso, Kadgien huyó a Suiza. Se llevó consigo algunos de los diamantes y valiosas obras de arte saqueadas, incluyendo dos cuadros. Los suizos lo interrogaron y escribieron que parecía poseer importantes bienes. Los estadounidenses también lo entrevistaron y llegaron a la misma conclusión.
“Estos hallazgos no condujeron a un arresto ni a un procesamiento. Cinco años después, Kadgien reapareció en Sudamérica. Con una empresa comercial, listo para comenzar su segunda vida”, explicó.
En este sentido, Paul se cuestionó “¿Cómo pudo Kadgien simplemente tomar un barco de Italia a Sudamérica bajo su propio nombre? ¿Y cómo pudo, desde Sudamérica, también bajo su propio nombre, hacer negocios con empresas europeas? ¿Acaso Kadgien hizo un trato con los estadounidenses?”, evaluó.
Según se desprende de la investigación a la que tuvo acceso 0223, el cuadro en cuestión pasó de mano en mano por distintos miembros de la familia Kadgien hasta llegar a Friedrich. Inicialmente, fue adquirido por Leonore Berthold, cuñada del agente de la SS, el 25 de noviembre de 1943, al Museo Wallraf-Richartz de la ciudad de Colonia, en plena Segunda Guerra Mundial.
Al fallecer, el cuadro quedó en posesión de su hermana Augusta Ana Sofia Hildegarda Bertholdt, cónyuge de Kadgien, quien falleció el 30 de mayo de 1965 en Argentina. A partir de esa fecha, la obra pasó al patrimonio de Federico Gustavo Kadgien, nombre con el que el financista ingresó al país. Tras su muerte, el 6 de junio de 1979, con tan solo 14 años, Patricia Kadgien recibió como heredera una serie de valiosos bienes, entre ellos, la obra de arte.
“Haymucho más que investigar. Un comité del Senado estadounidense investiga actualmente las cuentas que los nazis tenían en el banco suizo Credit Suisse durante y después de la guerra. Kadgien fácilmente podría estar entre ellos”, asguró.
El cuadro fue trasladado al Museo del Holocausto en Buenos Aires donde se aguarda por la realización de las pruebas de Carbono 14, estratografía del lienzo, estudio fotográfico comparativo y un cotejo de rostro autenticado
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