El “supersecretario” que cayó en desgracia por sus torpezas

Adrián Alveolite quedó al borde del juicio oral en una causa por abuso de autoridad y falsificación de instrumento público. No es la primera vez que se "excede" en sus funciones. Por ahora, lo bancan.

11 de Marzo de 2015 17:21

Gustavo Pulti tiene una obsesión que lo perturba: no quiere que su gestión tenga el más mínimo roce con la palabra corrupción. Por eso, repite cada vez que puede que tras más de 7 años no hay ningún funcionario de Acción Marplatense involucrado en hechos de estas características. Por eso, mientras la Justicia allanaba el distrito descentralizado El Gaucho para desbaratar la banda que vendía licencias truchas, el intendente convocó a una conferencia para dejar en claro que el Municipio colaboró con la investigación. Por eso, en las últimas horas, el oficialismo salió a respaldar a Adrián Alveolite, el secretario de Seguridad que quedó al borde del juicio oral.

“Se trata de un exceso en sus funciones de control”, dijo el martes el concejal Héctor Rosso, en un ensayo de defensa. Alveolite enfrenta una causa por “abuso de autoridad” y “falsificación de instrumento público” por la clausura de un local en la zona de Güemes en julio de 2013, cuando era subsecretario de Control. No se vislumbra en la descripción que realizaron los fiscales de delitos económicos una intención de obtener dinero a cambio de la clausura. Pulti puede quedarse tranquilo: no hay corrupción detrás de este hecho.

Pero eso no alcanza. Que la corrupción no salpique a esta gestión como sí ocurrió con la de su antecesor Daniel Katz no debería ser motivo de orgullo. Debería ser la regla. Alguien me acusará de idealista y tal vez tenga razón. Aunque podamos debatir horas acerca del estado ideal de las cosas y el estado posible habrá algo en lo que, seguro, coincidiremos: para ser funcionario público no basta con ser honesto, hace falta ser capaz.

Hoy Alveolite no está en el centro de la escena por un hecho de corrupción. Se pone en tela de juicio su capacidad para conducir la Secretaría de Seguridad, que este año tendrá a su cargo el manejo de 131 millones de pesos.

No es la primera vez que a Alveolite se lo cuestiona por extralimitarse en sus funciones. En enero de 2013 el entonces subsecretario de Control levantó el teléfono y llamó a la Jefatura Departamental para que la policía vaya hasta Strobel y La Costa y detenga a cuatro militantes de La Cámpora que estaban pintando un paredón.

La detención se concretó e inmediatamente generó un fuerte revuelo. Todos intentaron despegarse de Alveolite y el intendente Pulti tuvo que convocar a la mesa de conducción del Frente para la Victoria para pedirles disculpas. Poco más de un mes después, los cuatro militantes fueron absueltos por la Justicia de Garantías. El juez Juan Tapia consideró “desproporcionado” que el sistema penal actúe en un hecho “tan insignificante”. El conflicto había quedado zanjado, pero el “Sheriff” ya mostraba sus credenciales.

En mayo de 2014, ya ungido como secretario de Seguridad, Alveolite volvió a protagonizar una polémica. Hizo difundir una foto de él frente a un colectivo de la línea 553, mientras la policía requisaba a jóvenes que había obligado a bajar del colectivo.

Como con los militantes de La Cámpora, su accionar tuvo un reproche político y uno judicial. El extitular de la Comisión Provincial por la Memoria, Hugo Cañón, llegó a Mar del Plata para reunirse con el intendente. Cuando se enteró lo que había hecho Alveolite le preguntó a Pulti si avalaba este accionar. Nuevamente, el jefe comunal tuvo que pedir disculpas y prometer que la situación no se iba a repetir.

Poco tiempo después, la Justicia de Garantías anuló un procedimiento realizado en aquellas requisas. Cristian fue obligado a bajar del colectivo y cuando la policía le pidió que abriera su bolso se negó. Forcejeó y golpeó a un efectivo. Le iniciaron una causa por “resistencia a la autoridad”.

El juez habló de violaciones a derechos constitucionales y dictó lineamientos para futuros operativos de “prevención” de estas características. ¿Quién fue el magistrado que firmó aquella resolución? Gabriel Bombini, hoy director de la Escuela de Seguridad Municipal.

El hecho por el cual Alveolite puede ser llevado a juicio sucedió pocos meses después del incidente con los militantes de La Cámpora. Según los fiscales, el funcionario municipal dispuso la clausura del comercio, pese a que la propietaria exhibió la oblea de habilitación y él había tenido en su poder el legajo que también confirmaba que la habilitación estaba vigente.

El argumento del funcionario fue que esa propiedad estaba usurpada y que los comerciantes habían obtenido la habilitación de manera irregular. Sin poner en duda la veracidad de los dichos de Alveolite –eso lo hará la Justicia-, las explicaciones suenan ilógicas. ¿Si la habilitación se obtuvo “por izquierda” por qué se resolvió clausurar el comercio sin antes castigar a quienes la otorgaron? Es como si le retiraran el carnet de conducir a una persona que lo obtuvo gracias a Juan Carlos Belmonte sin haber investigado cómo hacía Belmonte para dárselo.

Todavía se desconoce cuál será el futuro de esta causa. Dos jueces de Garantías (Tapia y Bombini) se excusaron de resolver si la investigación de los fiscales tiene elementos suficientes para que Alveolite sea juzgado o no. La tercera jueza, Lucrecia Bustos, rechazó los argumentos de Tapia y le pidió a la Cámara de Apelaciones que resuelva la situación. En ese punto está el expediente.

El accionar imprudente del secretario de Seguridad en las dos primeras polémicas hizo que las investigaciones judiciales se anularan. La clausura del comercio fue un poco más allá: Alveolite fue acusado de cometer un delito. Ya es normal que Alveolite, con su idea de “hacer”, traspase ciertos límites. En algunos casos fueron políticos y éticos. Y en el que hoy lo tiene en la mira de todo el arco político, legal.

Tampoco se puede desconocer la cuestión política que roza esta situación. Vilma Baragiola fue removida de la presidencia del Concejo Deliberante sin haber estado imputada de un delito. Ese es el argumento que esgrimen los radicales para pedir la cabeza de Alveolite. La diferencia, no obstante, fue que en aquel caso sí existieron sospechas de corrupción, pese a que la justicia finalmente no pudo comprobar la materialización de un delito.

Pulti tiene decidido respaldar a su secretario de Seguridad. Al menos por ahora. “Mientras podamos, lo vamos a bancar”, confiaron desde el entorno del líder de AM. Intentan sostenerlo desde su “honestidad” y “capacidad de trabajo”. Alveolite está junto al intendente desde la primera hora y en reiteradas oportunidades dio muestras de lealtad. Eso es lo que hace que hoy siga en el cargo de secretario de Seguridad. Pero ese “escudo” que lo protege ya comienza a mostrar grietas. Un proverbio árabe afirma La primera vez que me engañes será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía”. ¿Y la tercera?