Trabajo que se evapora entre amigos y misterios

La falta de competitividad en la pesca de merluza provoca que la flota tenga otros intereses y se achique el procesamiento en tierra. Merlini traerá un chatarrero de Quilmes para remover cascos inactivos. ¿Viene el crucero? ¿Cuál?.

Obreros del pescado en la calle. La tendencia que viene.

16 de Noviembre de 2017 08:12

La aparición de abundante merluza al norte del paralelo 41ºS, que reduce notoriamente los costos de combustible habituales que le demanda a la flota fresquera ir a buscarla mucho más al sur, permite maquillar con tonos pálidos el cierre de año en las plantas procesadoras de tierra.

Tenues, pero colores al fin, para miles de trabajadores cuya regla dominante este año no se apartó de los 3 días ocupados en la quincena y que abrazó con entusiasmo un subsidio de 3 mil pesos que en otro contexto, se ganaba en un par de días de trabajo.

Ya hemos descripto los factores que influyen en la apatía de los armadores fresqueros en pescar merluza. Ni siquiera la duplicación de los reintegros por exportación de filet de hubbsi movió el amperímetro y despabiló a la flota del muelle.

Entre enero y agosto las exportaciones de merluza sumaron 62500 toneladas. En la comparación interanual con el 2016, representa una merma de 8,4% en volumen y una reducción en divisas del 3,3%. El precio promedio subió 5,6% con un precio de 2462 dólares la tonelada. Producirla orilla los 3 mil.

De ahí que el armador que pudo se fue al langostino por el que recibió, más o menos, 30 pesos el kilo a lo largo de la temporada en aguas nacionales. Esta última semana, con la bodega de los barcos completa de merluza, el kilo casi perfora los $12. COTO compra a estos valores y el filet en góndola no baja de los $120. Algún día se debería repasar la cadena de valor en la industria: no tiene muchos eslabones…

“Es imposible vender a ese precio pero no tenés otra alternativa. Mejora un poco si justo entras con poca oferta y sube a $16”, confiaba un armador que vende en muelle, al cierre de esta columna. La pesca en modo azar…

Unos $12 se paga la caballa que capturan las lanchas amarillas a hora y media de Mar del Plata. Entre domingo y lunes la veintena de embarcaciones que todavía flotan en la banquina chica descargaron 10 mil cajones, unas 35 toneladas.

A diferencia de la merluza, la caballa tiene demanda. Las cinco conserveras que se mantienen en pie. Nadie sabe hasta cuándo porque enfrentan el aluvión de latas importadas que llegan de Ecuador y Tailandia a menos de 0,35 dólares la lata. La nacional en de cualquier supermercado supera los 2,5 dólares.

El mercado de la merluza se ha reducido drásticamente en los últimos tiempos. Ni siquiera la procesan aquellos armadores que además de barcos tienen plantas de corte y obreros registrados. Por eso sorprende que el Soip tenga anotados 5400 obreros en la informalidad del sector cooperativo.

Alberto Valastro llegó a tener 11 buques fresqueros nucleados en “Pesquera Ceres”, “Pesquera Géminis” y “Giorno”, que surtían de merluza a su propio frigorífico y a nueve plantas satélites. En la década pasada se adhirió al Anexo Pyme y creó seis empresas para agrupar a peones, envasadoras, camaristas y fileteros.

Hoy Valastro se desprende de los últimos tres barcos fresqueros que le quedaban. “Se retira del fresco”, cuentan sus allegados. Se concentrará en los tres congeladores y en el potero, mientras espera que llegue el barco factoría nuevo de España que operará para Newsan.

Hace apenas siete años en las pymes del grupo –“Maremil”, “Mar de Luca” e “Industrial Marítima Pesquera” cortaban pescado 120 fileteros. Ninguna de las 3 tiene actividad en la actualidad. Todos han desfilado por la salida a través del acuerdo extrajudicial.

Fileteros solo quedan 43 repartidos en “Pesquera Argentina”, “Mar Atlántico” y “Frigopesca”, las que quedan activas. En el camino se han ido jubilando obreros bajo el Convenio del 75 y apenas quedan 36. Es un lento goteo que no tiene reemplazo. El futuro de 150 obreros es tan negro como las cuentas municipales.

En un tono parecido asoma el proyecto de remoción de una docena de barcos hundidos en la sección 4ta y 5ta que anunció semanas atrás el Consorcio Portuario. En un nuevo capítulo de “Merlini y sus amigos”, como llegaron los españoles de Canlemar para dragar la boca del puerto, ahora es el turno de Lusejo SA.

La chatarrería de Quilmes es apadrinada por el Presidente del Consorcio para que se encargue de desguazar los cascos que entorpecen la operatoria en el área vital del puerto pero surgen varios interrogantes.

Como los dragadores, acá también ya se descuentan demoras. En el Consorcio advirtieron que el operativo arrancaba el mes que viene. Pero el varadero de la armada, donde piensan cortar los barcos, está ocupado hasta marzo del año que viene.

La idea de la administración portuaria es recuperar 100 metros lineales de muelle. Vitales para mejorar la operatoria de una flota que en el espejo interior del puerto aplica el “sálvese quien pueda”.

La tensión por la falta de espacio se mantiene y las peleas entre armadores se repiten. Esta vez fueron los hijos de Taranto cuando quisieron meter el barco en “puerto piojo”, el muelle 10 reservado para la flota costera.

En Mar del Plata hay empresas que tienen experiencia en reducir barcos y a un costo inferior al de Lusejo. La Pasteca es un ejemplo. La firma ha presentado análisis de costos por el operativo de limpieza que piensa aplicar Merlini. La autoridad portuaria nunca más les atendió el teléfono.

El Presidente del Consorcio se encargó de ponderar que el operativo no tendrá costo alguno para el erario público. Pero el negocio de la chatarra atraviesa un mal momento. Extraer una tonelada de fierros retorcidos tiene un costo de 4 mil pesos que las acerías compran en menos de la mitad. La diferencia debe salir de algún lado.

Los chatarreros amigos de Merlini ya fueron a charlar con los dueños de los barcos a extraer. No alcanza con que se los regalen a cambio de quedarse con los pedacitos.

Entre todos los cascos que hay que sacar sus dueños deberían poner unos 25 millones de pesos. Caputo, Moscuzza, Barillari, alguno de los propietarios de la chatarra, no invitan al reino del optimismo en el que parece habitar Merlini.

En los últimos días se anunció la transferencia del frente de amarre interior de la Escollera Norte al dominio del Consorcio. Son 540 metros que pertenecían a la Base Naval ahora se suman para la operatoria pesquera, aunque en realidad no están libres sino ocupados por los barcos del Inidep y los poteros que esperan que arranque la zafra de calamar.

En esa misma Base Naval el 21 de diciembre amarrará el crucero de Alteza Cruises. El que reemplazará al Med Queen que iba a venir pero no viene porque su dueño no sabía nada del proyecto argento de unir Buenos Aires, Montevideo, Punta del Este y Mar del Plata en una nave de lujo. Todo muy serio.

Ya hay tarifas, itinerarios, promociones y eventos programados. ¿Cuál es ese crucero más grande y seguro con el que Alteza reemplazará al frustrado Med Queen? A falta de 35 días todavía no se sabe.

Pero no debemos por qué preocuparnos, decretaron que Mar del Plata este verano te hace feliz. Qué puede salir mal.