A un mes de la tragedia, el recuerdo del horror de las víctimas de Torres y Liva

Alejandra y Margarita reviven la noche en la que el fuego que devoró a la distribuidora Torres y Liva las despojó de todas sus pertenencias. 

Imagen: Una parte del edificio de 20 de Septiembre y Rivadavia permanece de pie.

15 de Enero de 2020 19:05

Por Redacción 0223

PARA 0223

El incendio que arrasó con la distruibuidora mayorista Torres y Liva marcó un antes y un después en la historia de los grandes siniestros que conmovieron a toda Mar del Plata. Ninguno de los damnificados le encuentra explicación. Incluso, muchos de ellos no tienen aún hoy un lugar fijo para parar. A un mes de la tragedia, dos damnificadas recuerdan el horror en carne propia.

Margarita Giannini tiene 54 años. Una noche como la de hoy, pero 30 días atrás, estaba con su familia dentro de su departamento del edificio de 14 de Julio 1744. Eran las diez de la noche cuando detectó que "había olor a quemado". Primero pensó que era uno de los enchufes de su vivienda que se habían prendido fuego, pero luego se percató de que un techo de plástico del patio interior estaba envuelto en llamas. Le pidió a sus hijos que desalojaran el lugar e intentó apagar el foco ígneo a baldazos de agua, pero fue totalmente inútil. El fuego avanzaba cada vez con mayor voracidad.

El recuerdo de aquella noche sigue más vigente que nunca. "La vida te cambia en un minuto", le cuenta a 0223. "Estoy muy mal, pero a diferencia de gente que perdió todo, estoy bien", reconoce. El fuego la despojó de la casa en la que vivía hace cinco años. "Estábamos absolutamente adaptados a la zona", asegura ahora, desde un espacio de una vivienda que le prestó un hombre por tres meses.

Cada vez que se acerca a la esquina de su casa, cuenta Margarita, los escombros, los hierros retorcidos y el humo que todavía aflora le recuerdan al atentado terrorista de la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia) que se vivió en junio de 1994 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Alejandra Duliere (62) es una de las pocas damnificadas que su departamento no fue alcanzado por las llamas. Está intacto. No perdió nada, pero será cuestión de días, cuando la empresa Grupo Mitre avance en las próximas semanas con la demolición de la parte que aún queda en pie en la esquina de 20 de Septiembre y Rivadavia tal como dispuso este miércoles el Ejecutivo a través de un concurso privado.

"A mí quién me devuelve mi vida anterior. Quiero saber quiénes son los responsables de este desastre y si realmente Torres y Liva estaba en condiciones de funcionar", demanda.

Si bien "la atención de la Municipalidad, Bomberos, Desarrollo Social y de Defensa Civil fue muy buena" en un primer momento, Alejandra reclama mayor atención del Estado y aboga que no se tengan que hacer cargo en su totalidad de recomponer sus viviendas. "Esto nos superó a todos. Ahora, nosotros estamos solos", sostiene a un mes del horror que le tocó vivir. Y reflexiona: "Si esto pasaba una hora más tarde, podría haber sido mucho peor". Hoy, vive en la casa de su hijo momentáneamente, mientras busca alguna explicación. Es que las inquietudes de lo que pasó le carcomen la existencia.

El panorama es desolador. La incertidumbre, total. "No sabemos a dónde vamos a ir", se sincera. La aseguradora de la administración de su edificio ya les adelantó que no cubrirán los gastos del accidente.

Pasaron 30 días, pero el dolor es el mismo desde el primer minuto. Las llamas siguen presentes en sus cabezas. Solos o acompañados, con el correr del tiempo deberán rearmar sus vidas y cerrar las heridas del fuego que de un minuto al otro les quitó todo.