Bianco: "Esperamos vacunar al 60% de la provincia para mitad de año y recuperar la normalidad"

El jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires reconoció que el crecimiento de casos de coronavirus se dio más rápido de lo esperado y explicó por qué se tomaron las medidas restrictivas. "Acá nadie impone nada por la fuerza", dijo.

Carlos Bianco dijo que en General Pueyrredon no hay un problema de saturación de camas.

13 de Enero de 2021 07:56

Carlos Bianco es el funcionario de mayor confianza del gobernador Axel Kicillof y quien puso la cara en muchas de las medidas que adoptó el gobierno provincial a lo largo de la pandemia. A tal punto, que en una entrevista con 0223 no dudó en repetir una frase que horas antes había dicho el propio Kicillof: "Preferimos ser antipáticos que irresponsables". Y en ese marco, defiende las medidas "antipáticas" que tomó la Provincia, entre ellas la restricción para la actividad comercial entre la 1 y las 6 durante la temporada. 

El jefe de Gabinete de ministros de la provincia cuenta que la reunión con los intendentes en Santa Clara del Mar fue tranquila. Marca que las medidas que tomó el gobierno de la provincia de Buenos Aires a lo largo de la pandemia siempre fueron dialogadas y anunciadas antes a los intendentes que a los medios. Aunque también aclara que el 52% de los bonaerenses eligió a Kicillof como gobernador y eso lo legitima para definir las políticas a implementar.

Bianco pide un cortado y un agua con gas, mientras charla con este medio y reconoce que el incremento de casos esta temporada se dio antes de lo previsto. Sin embargo, asegura que "no hay un problema de saturación de camas en ningún distrito de la provincia de Buenos Aires" y "tampoco en General Pueyrredon" y detalla que las terapias intensivas tienen menos tensión porque antes las "estadías" rondaban los 15 o 20 días y "hoy los pacientes están en promedio solamente en 7 días".

 -¿Cómo está viviendo esta temporada que recién arranca, pero exige realizar seguimientos día a día?

-Hay una cosa que es muy positiva y que pocos la esperaban hace unos meses. Cuando nos reunimos las primeras veces para discutir las cuestiones de la temporada todavía estaba en duda. Nosotros ya en octubre dijimos que íbamos a tener la mejor temporada posible, la ampliamos, la escalonamos: a partir del 1º de noviembre permitimos la llegada de los propietarios no residentes. Después, el 1º de diciembre hicimos la apertura general de la temporada con muchos protocolos para el transporte, restaurantes, bares, playas, piletas, etcétera. Son protocolos que preparamos y en general vemos que se están cumpliendo razonablemente. 

-Sin embargo, expresaron su preocupación.

-El problema que tenemos ahora es que hemos tenido un aumento bastante fuerte de los casos. En la última semana aumentaron un 50% respecto a la semana anterior en general, cosa que es muy preocupante. Mar del Plata es uno de los distritos que más casos tiene en términos absolutos, aunque también es uno de los distritos más poblados, obviamente, lo que nos genera una preocupación adicional. Por eso tomamos algunas medidas puntuales que tienen que ver con restringir la nocturnidad para bajar la circulación por la noche porque vimos que había dos ámbitos particulares donde se concentran la mayoría de los contagios, que son las aglomeraciones de personas, en muchos casos esas cuestiones pasan de noche, en las fiestas, etc; y por otro lado los encuentros familiares y sociales. Lo que hicimos fue restringir la nocturnidad de 1 a 6 para aquellas actividades no esenciales y que no tienen que ver con la producción de bienes; reducir la cantidad de personas de 20 a 10 que están permitidas en reuniones sociales o familiares, más allá de seguir concientizando que se cumplan los protocolos. También habilitamos a los municipios a que pongan multas cuando no se cumplen las normativas en materia de salud. Con esa batería de medidas ahora esperaremos una semana para ver cómo evolucionan los casos. 

 

-¿Qué impacto esperan obtener?

-No es de inmediato, hay que ir monitoreando y analizando: la semana que viene tendremos los datos de cierre de la semana. Nuestro análisis predictivo que nos va marcando el camino de para dónde van los contagios.

-¿Estamos viendo los efectos de las reuniones de Año Nuevo?

-El 13 de diciembre empezó a pegar la vuelta el aumento de los casos, o sea que era previa esta situación. Tiene que ver un poco con un relajamiento normal y natural de la gente. Se dio cuenta que las actividades al aire libre era menos contagiosas y muchas veces hubo un relajamiento vinculado a eso. Comenzaron a pensar que porque uno está al aire libre no se contagia. Es cierto, pero también es cierto que si uno no usa el barbijo y no cumple con el distanciamiento y las medidas de higiene también se puede contagiar. Ahí es que empezó. Nosotros hicimos recomendaciones de aislamiento para las fiestas, que la gente lo pase en lugares abiertos. Eso también puede estar generando un impacto positivo en la cantidad de contagios.

- La decisión de que haya temporada de turismo iba a generar un incremento en los contagios. ¿Esperaban que el crecimiento fuera más lento?

-Nosotros pensábamos que íbamos a tener un verano un poco más tranquilo, que nos iba a dar una tregua, un changüí de algunos meses para avanzar con más tranquilidad en el proceso de vacunación. Lamentablemente empezaron a aumentar los casos antes de lo previsto. No obstante eso, tal como se había estipulado y establecido, tuvimos la vacuna antes de fin de año. 123 mil dosis que en la provincia de Buenos Aires ya se están suministrando. Estamos esperando otro lote de 123 mil de la segunda dosis. Vamos a continuar escalando ese proceso para cuando lleguen lo antes posible los mayores lotes de vacunas para poder ir incrementando la cantidad de vacunados, que como dijo el gobernador, la libertad nos la va a dar la vacuna. Estar inmunizados, generar los anticuerpos necesarios para no contagiarnos; eso nos va a permitir volver a una situación más normal respecto de nuestra cotidianeidad.

-Los propietarios de bares plantean que el principal problema es la clandestinidad y la medida que tomó el gobierno solo afecta a quienes trabajan con protocolos. ¿Qué opina?

-También estamos atacando la clandestinidad. Hay de manera permanente operativos coordinados entre la Municipalidad y nuestro Ministerio de Seguridad para desbaratar las fiestas clandestinas. Justamente son eso: ilegales y clandestinas. Hay que perseguirlas, no es que no las tuvimos en cuenta. Las estamos tratando de desbaratar. Entiendo la situación de aquellos que durante todo el año se vieron muy perjudicados por las medidas sanitarias que hemos tenido que tomar. Por la naturaleza, algunas de esas actividades son menos contagiosas que otras. O son más esenciales que otras. Otros sectores que son menos esenciales o tienen una forma de llevarse adelante que puede implicar mayor contagio sí tuvieron impacto mayor, por eso hubieron muchísimas medidas de carácter económico por parte del Gobierno nacional y provincial y de los municipales en toda la provincia. Lamentablemente a todos nos ha afectado la pandemia para mal. Para algunos el impacto ha sido mayor. La Provincia y el Gobierno nacional han estado presentes, no solo desde el punto de vista sanitario, sino desde el fomento y sostenimiento de la producción y el empleo. Sabemos que a veces no alcanza para algunos sectores, pero se hacen los mayores esfuerzos posibles y los vamos a seguir haciendo.

-¿Coinciden en que la clandestinidad es el principal problema?

- Es la clandestinidad, pero también la legalidad de ciertas actividades. No es que por una actividad que se desempeña en un lugar cerrado porque sea legal no implica que no contagie. Hay actividades para las cuales no hay forma de poner un protocolo que evite contagio. En el boliche es imposible. Por más legal que sea, por más protocolo que uno ponga, la materialidad de ir a un boliche o un bar bailable implica que el contagio puede ser masivo. Esa es la razón por la que no se han permitido.

-Algunos plantean que los eventos masivos al aire libre pueden servir para reducir las fiestas clandestinas. 

-Están permitidos con un límite de 100 personas. Es lo que venimos trabajando. Habíamos pensado en trabajar esa cantidad hasta 200 y al final nunca se firmó la resolución habilitante, porque justo fue cuando empezaron a aumentar los casos y nos parecía peligroso permitir eventos tan masivos por la posibilidad de contagios.

-Una de las críticas es que los eventos masivos al aire libre admiten hasta 100 personas, pero al casino pueden ir casi mil personas. ¿Qué responde?

-Sí, pero la diferencia es que en el casino y los bingos tienen un sistema de ventilación muy aceitado porque justamente son lugares donde se fuma y hay que renovar permanentemente el aire. Hay protocolos muy estrictos de separación. Los juegos de paño no están permitidos porque son los que pueden implicar un mayor contagio. Y lo que está permitido son las máquinas tragamonedas que tienen una separación con acrílicos y limpieza permanente. No se puede uno sentar libremente en cualquier máquina, sino que lo tienen que conducir. Hay restricciones a las personas de riesgo, mayores de 60 años. Hay un montón de protocolos que por ahí son mucho más difíciles establecerlos en un ambiente que no tiene esa vigilancia que se puede tener en estos espacios. Obviamente todo es discutible siempre y aquellas personas que se ven perjudicadas buscan reflejarlas. Son cuestiones que se van llevando en el día a día. Son definiciones políticas y sanitarias que se van tomando en la cotidianeidad.

-El lunes empresarios de bares de Mar del Plata tuvieron una reunión para evaluar el impacto y plantearon la idea de extender una hora más el cierre. ¿Es algo posible?

-La definición que hemos tomado es de 1 a 6 de  la mañana. Consideramos que eso le permite trabajar a todo el mundo de manera acotada. Hay una cuestión sanitaria de por medio: hay que evitar los contagios, las muertes. En ese caso se ha tomado una medida que va en consonancia con las establecidas por el Gobierno nacional. Había que tomar una medida consensuada con los lineamientos del gobierno nacional y con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el caso del Amba. En el caso de la Costa Atlántica tampoco podíamos discriminar respecto de los otros distritos de la provincia de Buenos Aires. De hecho, lo hacemos pero dentro del marco en el que trabajamos que es el sistema de fases. Hoy todos los distritos del Amba y todos los de la Costa Atlántica están en fase 4. Eso ha llevado a que sea una situación homogénea.

-¿Si algún distrito de la costa pasa a fase 5 qué ocurriría?

- No habría restricción horaria.

-¿Y no podría generar que la gente se traslade a una ciudad con menos casos y generen inconvenientes?

-Podría ser, pero lo estamos viendo. Ninguno está en condiciones de pasar hoy a fase 5 por el indicador que hemos establecido que son más de diez casos cada 100 mil habitantes por semana.

-Durante los últimos días, los intendentes que pusieron más reparos a la restricción horaria fueron los de Juntos por el Cambio (Montenegro y Yeza). ¿Sienten que tiene que ver con las diferencias políticas?

-Me parece que hay matices, que a veces hay algunas diferencias de criterio, que no son demasiadas profundas, pero sí son existentes. El punto es que quien decide en términos generales las políticas sanitarias de la provincia es el gobierno provincial al que los bonaerenses lo votaron con el 52% de los votos. Hay una validación política de la población sobre una gestión determinada y que veremos en el año en curso si esa revalidación se va a ver en las urnas. En ese marco de definición de la política sanitaria de la provincia por parte de un Gobierno provincial nosotros tenemos consensos, conversaciones, coordinación, diálogo, algunas diferencias, pero que se tienen que terminar implementando una vez que se dialogan. Acá nadie impone nada por la fuerza. Todo lo hemos hecho de manera dialogada permanentemente. Todas las modificaciones que se hacen semana tras semana en la cantidad de actividades que se incluyen en una fase o el pase de fase han sido informadas públicamente sin que antes se entere un intendente. Siempre lo hablamos un día antes, le explicamos, le damos las razones. Muchas veces los intendentes nos piden justamente retroceder de fase porque se preocupan y esto lo quiero destacar de todos los partidos políticos. Más allá de situaciones muy puntales que se dieron desde el 10 de junio que es desde que está vigente el sistema de fases ha funcionado muy bien y ha sido muy útil. Y es el sistema más flexible que hay en cualquier provincia de la Argentina. También porque es la provincia más grande y hay que tener una diferenciación en cada uno de los 135 distritos.

-En la conferencia hicieron hincapié en la situación sanitaria. ¿Les preocupa que algunos efectores privados hayan colgado carteles de "no hay más camas Covid"? 

-Nos preocupa no desde el punto de vista de que no haya camas porque hay camas, entiendo que en la Costa Atlántica los hospitales y guardias tienen una demanda muchísimo mayor de sus servicios de salud porque justamente al multiplicarse la población hay accidentes de tránsito, en la playa, la gente se lastima y genera una demanda mayor sobre el sistema sanitario tanto público como privado. La preocupación hoy no es que no hay camas, la preocupación es que los efectores privados hayan tomado la decisión de poner esos carteles. No está permitido. Hoy hablamos con el intendente Montenegro y dijo que él personalmente llamó y ordenó quitar esos carteles porque no estaban reflejando la realidad de Mar del Plata.

-Entonces, ¿el sistema de salud soporta la situación actual?

-Hoy no tenemos un problema de saturación de camas en ningún distrito de la provincia de Buenos Aires, tampoco en General Pueyrredon. Eso tiene que ver con que efectivamente bajaron los casos. Antes la gente que entraba en terapia intensiva tenía una estadía de entre 15 y 20 días. Hoy está en promedio solamente en 7 días.

Carlos Bianco habló con 0223 sobre la temporada de verano.


-¿Esto puede ser porque bajó la edad de los contagiados?

-Puede ser, pero también están entrando a terapia y tardan menos. Probablemente tenga que ver con una cepa menos virulenta. No lo sé. Lo que sí, ha habido muchas mejoras en el tratamiento y en la acción terapéutica. La proliferación del plasma, mejores técnicas terapéuticas. Eso ha generado que se sanen mucho más rápido los pacientes y se liberen las camas. Y también tiene que ver con el tremendo esfuerzo que se hizo desde el Gobierno nacional, provincial y con los municipios en casi triplicar la cantidad de camas de terapia intensiva, de respiradores, de poner en funcionamiento un sistema de salud que encontramos muy golpeado y que casi hubo que hacer a nuevo por la cantidad de obras que tuvimos que hacer en toda la provincia.

-¿Habló del regreso a la normalidad, se animaría a decir cuándo podremos alcanzarla?

-Cuando podamos vacunar al 60% de la población de la provincia de Buenos Aires. 

-¿Y cuándo cree que se podrá alcanzar ese índice?

-Nuestra expectativa es poder hacerlo a mitad de año. Junio, julio, agosto. Nuestros planes son terminar el grueso de la vacunación en esa época para llegar al número dorado, que es el 60% de la población inmunizada. En ese momento veremos una situación absolutamente distinta. Una vuelta, no sé si a la normalidad, pero a una vida más razonable que la que tenemos. 

-¿Las clases presenciales pueden volver antes de eso? 

-Nuestro plan es comenzar en marzo las clases de manera presencial. Es nuestro plan A. Hubo que continuar con los procesos de enseñanza por medios alternativos, Internet, teléfono; aquellos que no podían acceder a eso, el cuadernillo. Aquellos que tenían problemas pedagógicos, ir a buscarlos y enviarles los docentes a la casa a más de 300 mil chicos. 

En los distritos que estaban en fase 5 pudimos retomar una presencialidad parcial. Hemos agotado todas las herramientas posibles, pero siempre cuidando la salud de los alumnos y también de los docentes y familiares. Ahora estamos enfocados en que las clases comiencen en tiempo y forma a partir de marzo.