La policía que sigue detenida por torturar a dos adolescentes podría declarar la próxima semana

La sargento Vanesa Cano sigue alojada en el Destacamento Femenino. Su defensa pedirá el arresto domiciliario la próxima semana.

Los cuatro imputados ya pasaron por Tribunales.

7 de Octubre de 2022 08:06

Por Redacción 0223

PARA 0223

Luego de la negativa de hacerlo en el primer llamado a indagatoria, una de las cuatro policías acusada de torturar a dos adolescentes en un descampado podría hacerlo la próxima semana, al mismo tiempo que su defensa pida el arresto domiciliario.

El abogado Martín Bernat confirmó que el martes le hará el pedido a la Jueza de Garantías Rosa Frende basado en que la sargento Vanesa Cano (32) es madre de tres pequeños a los que cría sola sin ningún tipo de ayuda.

“A lo largo de su carrera no registra ningún tipo de conducta irregular, no tiene denuncias en su contra ni sumarios administrativos por lo que pudimos confirmar”, le dijo a este medio.

Tras tener acceso completo al expediente, el profesional se mostró sorprendido por las órdenes de detención porque hay bastantes falencias probatorias en la causa. “Si la fiscalía decide pedir la prisión preventiva, nosotros vamos a discutir la falta de mérito”, agregó.

En el mismo sentido remarcó que la hipótesis fiscal se confirmó con la declaración de la oficial Micela Estigarrabia, pero que no hay otros elementos en la causa. En cuanto a los videos, remarcó que no hay nada incorporado en la causa y que recién el 28 de octubre se peritarán los celulares.

Una declaración y libertad

Este miércoles la oficial Micaela Estigarribia prestó declaración ante el fiscal Juan Pablo Lódola quien entendió que tuvo un rol pasivo durante los hechos tal como habían relatado las víctimas. A partir de ello, el funcionario consideró que tuvo una participación secundaria y adelantó que no iba a pedir su prisión preventiva y la Jueza de Garantía Rosa Frende ordenó su libertad.

Acompañada por su abogada Adelina Martorella, la oficial contó por casi tres horas los hechos registrados esa noche en los que no manejó móvil alguno ni extrajo su arma en ningún momento. "Sus dichos la ubicaron fuera del trío agresor y coinciden con lo señalado por los adolescentes en su declaración y con la descripción física que hicieron", dijo una fuente judicial a 0223.

La oficial que seguirá imputada, pero en libertad, fue la única que decidió declarar luego de que sus compañeros Ariel Estévez y Jonathan Cabrera -acompañados por el defensor oficial Claudio De Miguel- y la sargento Vanesa Cano, asesorada por Martín Bernat, se negaran a dar su versión de los hechos poco antes del mediodía.

Privación de la libertad y torturas

El hecho que desencadenó la investigación ocurrió el 17 de septiembre, cuando los policías aprehendieron a los dos jóvenes, de entre 14 y 16 años en la calle Beruti al 9100, y los trasladaron hasta un descampado en Stróbel al 10000. Según constataron a partir de la investigación, al menos uno de ellos, estuvo esposado durante el operativo.

La mamá de una de las víctimas se comunicó al 911 y denunció que su hijo de 14 años y su amigo habían sufrido una serie de abusos por parte de la policía. Tras el primer reconocimiento médico que confirmó las heridas sufridas, el fiscal Alejandro Pelegrinelli remitió las actuaciones a la fiscalía temática a cargo de Juan Pablo Lódola.

Si bien en el pedido de detención que hizo la fiscalía se había señalado que el primero de los móviles que llegó a Berutti al 9100 fue el de Estévez y Cano, éste miércoles se confirmó que existió un error involuntario al dar los números de los patrulleros y que las actitudes atribuídas a Estigarrabía fueron de la otra oficial. Esa confusión se subsanó al momento de la indagatoria y de leerle a cada uno de los policías la imputación que pesaba sobre ellos.

“Ahora van a ver cómo los matamos y nadie se entera, como yo tengo un montón de muertos y nadie se enteró. Dos más no me van a hacer nada”, fue una de las amenazas que denunciaron los adolescentes y que habría realizado Cano.

En el mismo sentido, fue Estévez quien se bajó del patrullero y le pegó una trompada al adolescente de 14 años. Cabrera, en tanto, sacó el arma reglamentaria y se la apoyó en las costillas. “Si gritás te mato”, le advirtió para luego gatillarle en la cabeza, mientras Cano intentó colocarle el arma en la boca.