Día por día: qué se dijo en la primera semana del juicio contra los rugbiers acusados del crimen de Fernando

El llanto desconsolado de la mamá de Báez Sosa, el relato del papá que hizo llorar hasta a los guardias que custodiaban a los imputados, y la palabra de los amigos de Fernando y del jefe de seguridad de Le Brique, lo más destacado de las primeras audiencias. 

6 de Enero de 2023 19:29

Por Redacción 0223

PARA 0223

Todo lo que dejó la primera semana del juicio en Dolores contra Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi. A los 8 rugbiers se los acusa por matar a golpes a Fernándo Báez Sosa el 18 de enero del 2020, a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell. Están imputados por los delitos de “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas” y “lesiones leves”.

Primer día: el crudo relato de los padres

De entrada, Hugo Tomei, el abogado que defiende a los acusados, elevó dos planteos de nulidad para tratar de suspender el debate pero ambos pedidos fueron desestimados por el Tribunal Oral Criminal N°1, que se conforma por los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari.

Tras ello, se dio inició a la ronda de testimonios y la primera en hablar fue Graciela Sosa, la mamá del chico de 18 años. “Este dolor es eterno. Soy una persona muy infeliz. Fernando... mi Fernandito era la alegría de mi vida”, recordó la mujer, quebrada por el llanto.

Conmovida por el llanto de la mamá, la presidenta del tribunal le ofreció suspender la declaración pero ella se hizo fuerte y siguió hasta el final: “Siento que mi corazón sangra todo el tiempo. Ojalá hubiera un remedio para calmar tanto dolor”.

Después de un cuarto intermedio, llegó el turno de Silvino Báez, el padre de Fernando. El hombre hizo llorar hasta a los guardias del Servicio Penitenciario que custodiaban a los imputados, al recordar los abrazos que le daba su hijo cuando regresaba a casa en los días de tratamiento de diálisis.

“Durante mucho tiempo tuve una enfermedad en los riñones e hice un año y seis meses de diálisis. Me costó tanto... pero abría la puerta de casa y Fernando se colgaba de mi cuello: ‘¿Cómo estás papa?’, me decía. Y ese tipo que venía muerto de la diálisis terminaba mas vivo que nunca con el abrazo de su hijo. ‘Cuando sea grande te voy a dar mi riñón…', me decía”, declaró el papá.

Segundo día: primeras identificaciones de los rugbiers homicidas

Primero habló Oscar Rossi, el papá de Julieta, la novia de Fernando Báez Sosa al momento del crimen. El hombre dijo que vio el cadáver de Fernando “después de la autopsia”: “No le deseo a nadie ver lo que yo vi en el cuerpo de Fer. Ni al peor animal en el medio del campo. A ningún papá le deseo ver a Fernando acostado y esperando que lo ingresen a un cajón”.

La jornada siguió con la palabra de siete amigos íntimos de Fernando, que se encontraban en el lugar del hecho: Lucas Filardi, Juan Bautista Besuzzo, Julián García, Santiago Corbo, Federico Raulera, Tomás D’Alessandro, Federico Martín Tavarozzi y Lucas Begide. El aporte – bajo juramento – de cada uno fue clave porque identificó los roles de algunos rugbiers en la golpiza mortal.

Besuzzo, por ejemplo, dijo que el imputado Enzo Comelli fue “uno de los que le da uno de los primeros golpes” a Fernando y lo deja rodillas. También declaró que Máximo Thomsen, el más complicado de los 8 acusados, le dio tres patadas en la mandíbula al joven estudiante de Derecho.

Tavarozzi, por su parte, aseguró que el rugbier Luciano Pertossi “revoleaba patadas y trompadas” y que le pegaba “a todo lo que no era de su mismo color”. Y Corbo identificó a Ayrton Viollaz como uno de los rugbiers que se encontraba “entre el grupo donde estaba Fernando" mientras lo golpeaban y que no permitía que nadie se acercara a ayudarlo.

Los testigos derechos del asesinato expusieron mientras, al mismo tiempo, se reproducían en la sala algunos videos del ataque mortal, algo que descompensó a Graciela Sosa y precipitó el cierre de la jornada judicial.

Tercer día: Thomsen, cada vez más complicado

Primero declaró Pablo Ventura, el joven que fue acusado falsamente por los rugbiers, y su papá. Después fue el turno de Franco Cervera, otro amigo de Fernando, quien volvió a señalar a Ayrton Viollaz como el rugbier que impidió que algún amigo pudiera salvar al chico.

Tras un breve cuarto intermedio, declaró Luciano Bonamaison, también amigo de Báez Sosa. En su relató detalló que el grupo de rugbiers arengaba la golpiza diciendo 'negro de mierda, matenlo' y apuntó directamente contra Thomsen: “Yo vi cómo Máximo Thomsem, a quien reconocí en la rueda, le pegaba una patada a Fernando con odio, con brutalidad, con intención de matarlo”. Y el último amigo en hablar fue Juan Manuel Pereyra Rozas, quien identificó a Luciano Pertossi como el rugbier que le pegó a él.

El testimonio más contundente de la jornada fue, sin dudas, el de Alejandro Muñoz, el jefe de seguridad del boliche Le Brique. "Nunca vi nada igual, tanta saña. Hace veinte años que trabajo de esto y nunca vi nada igual, todo patadas, patadas, patadas. Después de ese hecho estuve cuatro días sin dormir", confesó entre lágrimas, ante los jueces.

Al hacer su aporte, "Chiqui" Muñoz, que mide 2.03 metros y pesa 150 kilos, apuntó contra Thomsen y Matías Benicelli. “Lo tuvimos que sacar entre dos porque estaba muy agresivo. Thomsen era el más alterado”, dijo, y agregó: "Unos cubrían a los amigos y otros le pegaban (a Fernando). Uno que estaba con camisa blanca con rodete (N. de la R. por las fotos es Matías Benicelli) le pegó y Fernando no se levantó nunca más. La daban patadas constantemente. El que más le pegaba fue el chico que saqué yo: Thomsen. Me concentré en él porque, mirá que yo soy grande, pero no lo pude contener”.

Luego hablaron otros dos empleados de seguridad del establecimiento nocturno: Fabián Maximiliano Ávila y Cristian Ignacio Gómez. Gómez también intervino directamente en la pelea y dijo que llegó a reducir a Matías Benicelli, que “agredía a todo aquel que identificara como rival o de otro grupo”. A su vez, afirmó que Thomsen estaba “con cara de loco, sacado” y “agresivo”.

Los últimos testigos del día fue Edgardo Lawrenczuk, el oficial de la SubDirección Departamental de Investigaciones de Villa Gesell y que hizo un relevamiento de cámaras en el boliche Le Brique, y Maximiliano Rosso Suárez, el policía que le practicó RCP a Fernando Báez Sosa en la noche del crimen.

“El chico (por Fernando) estaba tendido en el suelo, le faltaban la remera y las zapatillas. Le habían puesto una campera para taparlo. Le tomé el pulso y no tenía. Le puse la mano sobre el cuello, sobre la arteria, y contando... No sentía y, además, estaba quieto, no se movía”, detalló, frente al tribunal.

Cuarto día: primera mención de Ciro Pertossi como atacante

Tomás Bidonde fue el primer testigo: el joven estuvo en la fatídica noche con un amigo y cuando salió del boliche presenció la pelea. Al recordar lo que vio, se quebró y le pidió perdón a los papás de Fernando por no haber “hecho nada” para salvarlo.

Con su relato, complicó Máximo Thomsen e identificó como atacantes directos de la víctima a Lucas y, por primera vez, a Ciro Pertossi: dijo que este último le pegó a Báez Sosa en el costado izquierdo del torso cuando ya estaba en el piso.

La audiencia siguió con la palabra de Tatiana Caro, otra testigo de la golpiza. Aseguró que el ataque a traición fue cometido por Lucas Pertossi y que uno de los imputados dijo, durante la paliza,: “Quedate tranquilo que a este negro de mierda me lo voy a llevar de trofeo”.

En tercer lugar habló Damián Acevedo, que tenía su taxi estacionado en la puerta de Le Brique. En sintonía con otros testimonios anteriores, complicó a Matías Benicelli y Thomsen: “Un chico de camisa blanca le pegó tres o cuatro piñas a Fernando y después un chico de camisa oscura le pegó patadas”.

Sin aportar mayores detalles del asesinato, luego declararon Virginia Pérez Antonelli, la joven turista que le practicó RCP a Báez Sosa, y Valentín Rodríguez, que se encontraba en la zona de los hechos. El que sí apuntó de nuevo contra Thomsen y Benicelli fue Sebastián Saldaño, que trabajaba en un kiosco cercano al boliche: refirió que las patadas se las propinaba Máximo Thomsen y que “el flaquito con rodete” (en referencia a Benicelli) arengaba.

En el cierre de la audiencia, las voces protagónicas fueron las de Roberto Gustavo Basualdo, Carlos Aníbal Contino, Fernando Raúl González y Leandro Hipólito Barreca Maidana. Se trata de policías que estaban afectados al Operativo Sol y que llegaron a Le Brique minutos después de que Fernando fuera atacado.

Quinto día: la revelación sobre quién acusó a Pablo Ventura

El momento más trascendente de la jornada fue con la declaración de Mariano Orlando Vivas, policía que actuó en la causa: él aseguró que fue Máximo Thomsen quien le indalgó el crimen de Báez Sosa a Pablo Ventura, quien se encontraba en Zárate al momento de los hechos. Hasta los dichos del efectivo, ese dato era un interrogante sin respuesta y condiciona aún más al rugbier más complicado de los 8: ahora también lo expone como el autor de una jugada absolutamente cobarde.

Antes de Vivas, habló en primer lugar Andrea Fabiana Ranno, la empleada del Hotel “Inti Huasi”, quien avistó la fuga de los acusados y dio aviso a la policía. Dijo que a los rugbiers los vio “contentos” y que uno de ellos dijo: “Le rompí toda la jeta”. Ranno, además, comprometió a Thomsen al dar características que coinciden con él la noche del crimen: lo describió como “sacado”, “fuera de sí”.  

Luego intervinieron en la audiencia Lucio Daniel Pintos, titular de la Jefatura Departamental de Pinamar, y los comisarios gesellinos Jorge Luis Stavrakis y Fernando Linchetta. Stavrakis, a través de videos, identificó a Lucas, Ciro y Luciano Pertossi, Matías Benicelli, Máximo Thomsen y Enzo Comelli.

La lista de testimoniales continuó con Lorena Benítez, oficial de servicio de la policía, Lautaro Alejandro Cuqueijo, y distintos integrantes de la Policía Científica: Heraldo Rebolo, Franco Marino Sivori, Amanda Nair Irurzun, Tamara Marruedo y Marcelo Díaz y Hugo Martín Vázquez.

Vázquez, por un lado, detalló cómo se comportaron los rugbiers durante el allanamiento: “Ellos se mostraban muy risueños. No tenían objeción al responder. Es más, tuvimos que llamarle la atención varias veces para que no se rieran”.

Y, al igual que Vivas, identificó a Thomsen como el chico que dijo que Ventura había participado del crimen. “En un momento secuestramos no un par, sino una zapatilla negra marca Cyclone. Ahí uno de los imputados dijo que pertenecía a Pablo. ‘¿Qué Pablo?’, preguntamos. ‘Pablo Ventura’, dijo. Y esa persona fue el ciudadano Thomsen”, ratificó.