Claudia Abraham: “No hay edad para que empiece a manifestarse la ansiedad”

Claudia Abraham (MP 45824) es licenciada en Psicología y trabaja y estudia sobre la ansiedad en la vida actual. ¿A qué edad comienza a manifestarse? ¿Es bueno tener algo de ansiedad?

6 de Octubre de 2023 18:50

La licenciada en Psicología Claudia Abraham comienza diciendo: “La ansiedad tienen mala prensa y por supuesto que nos hace mal, pero, además de eso, la podemos usar en nuestro favor durante la vida cotidiana. Primero y fundamentalmente, para poder reconocerla y después para saber cuándo esa ansiedad nos está trayendo problemas o cuándo la podemos usar en nuestro beneficio como función propia que tiene de anticipación y protección. Si no tuviéramos un mínimo grado de activación de ansiedad, yo siempre digo que pareceríamos amebas desparramadas en el piso”.

Según explica Abraham, para tener atención para estudiar, para trabajar, para las actividades diarias, hay que contar con mínimo de activación fisiológica, cognitiva y conductual. ¿Para qué? Para poder estar presente en cada una de las circunstancias de la vida cotidiana.

-Es decir que la ansiedad no es mala, sino que se trata de una cuestión de graduación o proporción. ¿Está bien plantearlo así?

-Sí, en realidad, históricamente se viene hablando de ansiedad normal y patológica. En los últimos años se habla de ansiedad adaptativa o desadaptativa. Ansiedad normal es aquella que nos permite estar atentos, trabajar, estudiar y vincularnos con los demás. Más que ansiedad es un grado de activación cognitivo, fisiológico y conductual. Ahora, cuando este nivel es demasiado intenso, demasiado duradero en el tiempo, y le genera inconvenientes a la persona, se transforma en un problema. Uno puede tener una noche de insomnio por una situación problemática, pero cuando no podés dormir durante muchas noches por problemas de ansiedad, cuando esto es sostenido en el tiempo, ya se está generando un problema de ansiedad. Podemos notar que se nos acelera un poco el corazón o que estamos pendientes de algo ante una situación nueva o donde nos están evaluando, como un primer día de trabajo o una entrevista. Eso tiene que ver con lo nuevo de ver qué va a pasar o a dónde voy. Pero, cuando esto se transforma en algo que ya no lo puedo manejar, indicadores del tipo de baja de atención, taquicardia, cuesta respirar, movimiento o temblores en los pies o manos en forma repetitiva, transpirar demasiado, indudablemente esos son indicadores de una ansiedad muy alta o desadaptativa, patológica.

-Entonces, si presto atención a la sintomatología, es probable que la detecte, sepa qué me pasa…

-Cuando hacemos los tratamientos de ansiedad, yo los hago en forma grupal, lo llamamos manejo de la ansiedad. ¿Por qué manejo? Porque la ansiedad no va a desaparecer, porque además es necesario cierto grado de ansiedad, pero sí podemos controlar esas manifestaciones y eso se logra con trabajo. Se busca la posibilidad de vivir tranquilos sin esas manifestaciones constantes.

La ansiedad es un síntoma de los días que vivimos.

La licenciada explica que hay tres grandes grupos de manifestaciones de la ansiedad. Para su identificación es importante un autoconocimiento. “Las manifestaciones fisiológicas empiezan a provocar el aumento del ritmo cardíaco, se acelera la respiración, estamos híper-alertas. Si vos observás a alguien con un grado alto de ansiedad, vas a ver que sus pupilas están dilatadas, que se le seca la boca, que hay una tensión en sus músculos. Por otro lado, están las manifestaciones conductuales: empezamos a movernos, estamos hiperactivos, movemos las manos, nos hacemos crujir los dedos, golpeteamos en el piso o caminamos de acá para allá. También, si tenemos tendencia a comer mucho, comemos más o fumamos más de lo habitual. Son conductas que resultan por no poder evitar los estímulos externos que me provocan todo esto. Pero no solamente hay externos. También hay estímulos internos, como pensamientos, recuerdos, imágenes o pensamientos negativos. Y las últimas son las manifestaciones cognitivas, son pensamientos de intranquilidad, de inseguridad, de inestabilidad. Pensamientos catastróficos de que todo va a salir mal”, expone Abraham.

- ¿Y a qué edad pueden empezar a manifestarse?

-No hay edad. Es más, hemos visto y hay estudios donde cada vez estas manifestaciones de ansiedad se ven en chicos más chicos. Además, por lo que el otro día hablaba con una colega, están viendo que aparecieron muchas manifestaciones en niños más pequeños después de la pandemia. Y era esperable, la pandemia no fue solo algo que afectó a los niños, sino que afectó a todos. Nos generó una situación de incertidumbre a todos y la incertidumbre es un disparador de ansiedad. Si yo no puedo prever lo que va a pasar dentro de un rato, tengo como una sensación de amenaza y eso provoca ansiedad.

-Los tiempos que corren y que nos corren hoy no son buenos para el manejo de la ansiedad…

-Estos tiempos donde todo tiene que ser ya, donde tenemos que hacer multitareas, que se nos pide que hagamos más de una cosa a la vez, no ayuda en absoluto. También es importante que digamos que no todas las personas, aun viviendo en situaciones como las que planteamos, presentan sintomatología ansiosa. Sí puede que esté con algo más de aceleración de lo habitual. Esto es así porque hay diferencias individuales, como en la adquisición de cualquier patología física o psicológica, hay diferencias que van a hacer que una persona tenga más predisposición o no a desarrollar un trastorno de ansiedad. Fundamentalmente, porque nos vinculamos nosotros con la realidad a través de los sentidos, pero también con nuestros esquemas de pensamiento y nuestra interpretación de la realidad. Esto siempre en la medida en que yo interprete que, para esa situación externa o interna, como pensamientos negativos sobre mí mismo, no tengo suficientes recursos para enfrentar el problema, sean reales o que estén en mis pensamientos, y así comienza el circuito de la ansiedad. La orden del cerebro es que esta persona está en peligro y que debe protegerse, entonces nos prepara con estas manifestaciones. Manifestaciones del cuerpo, de nuestros pensamientos y de nuestras conductas. En la medida en que podamos observar estas manifestaciones, en que podamos ser conscientes de cuáles son las situaciones que nos generan o que nos disparan que necesitamos protegernos, el circuito de la ansiedad puede ser identificado.

La ansiedad es un síntoma de los días que vivimos. Al decir de Abraham, “¿Por qué manejo? Porque la ansiedad no va a desaparecer, porque además es necesario cierto grado de ansiedad, pero sí podemos controlar esas manifestaciones y eso se logra con trabajo”.