Pedro Olmo, el nazi “proteccionista” que llenó de cámaras de gas los centros antirrábicos y se refugió en Miramar

Integró las SS y se lo acusa de ser responsable de la muerte de al menos 2000 judíos polacos. Llegó a la Argentina en 1947 y junto a su esposa fundó una protectora de animales que donaba cámaras de gas a los centros de zoonosis de la Provincia. En 1975 se radicó en Miramar. La Interpol lo atrapó una década más tarde.

6 de Agosto de 2023 10:20

El crimen de profesores universitarios de Wulencka, Ucrania de 1941, el genocidio de 2 mil judíos polacos y la Asociación Amiga de los Animales que pobló de cámaras de gas los centros de zoonosis bonaerenses tienen un nombre en común: Walter Kutschmann, miembro del partido Nazi e integrante de la SS que, en 1947 adoptó la identidad de Pedro Olmo -un sacerdote español muerto durante el franquismo- y buscó refugio en Argentina, donde vivió hasta su muerte, en 1986.   

Kutschmann había nacido en Dresde en 1914 y a los 14 años se unió a la Juventud Hitleriana en una Alemania convulsionada. Años más tarde formó parte de la Luftwaffe que apoyó al gobierno franquista y, tras la invasión nazi a Polonia se enroló en la SS, donde se desempeño como Untersturmführer y estuvo a cargo de un grupo de exterminio alemán.

Cuando se vislumbraba la derrota de Hitler, Kutchsmann buscó refugio en España, donde adoptó la identidad del sacerdote Pedro Ricardo Olmo, fallecido durante la Guerra civil y, bajo ese nombre ingresó a la Argentina a bordo del Monte Ambato el 16 de enero de 1948.

A los 14 años se unió a la Juventud Hitleriana

Una vez afincado en el país, abandonó los hábitos, contrajo matrimonio con Geralda Baeumler, una alemana que se había radicado junto a su familia en Buenos Aires, y  comenzó a trabajar en la empresa de electricidad Osram.  Durante años “Don Peter” y su esposa, como los conocían en el barrio porteño de Belgrano, mantuvieron una vida tranquila y de bajo perfil. Hasta que el 2 de julio de 1975, Simón Wiesenthal reveló públicamente la verdadera identidad de Olmo. De inmediato la empresa en la que había ascendido a jefe de compras desvinculó a “Don Peter”, quien había reconocido haber falseado su pasaporte aunque negó todos los cargos de los que se lo acusaba.

Entonces, en Buenos Aires nadie supo nada más de él. Según indica Facundo Di Genova, autor de “En el lejano sudeste. Mar del Sud, gauchos judíos y nazis en fuga” (Del Empedrado, 2021), el matrimonio de alemanes se mudó a Miramar -una de las ciudades balnearias preferidas por la comunidad judía en Argentina-, y eligió un departamento con vista al mar para vivir en el anonimato. Pero la tranquilidad para la pareja duró poco tiempo. En diciembre de ese año, el periodista Alfredo Serra junto al fotógrafo Ricardo Alfieri (hijo) llegaron a la ciudad balnearia con el único dato que el único Mercedes Benz de 1950 que había en la localidad era de “Don Peter”. “Lo encontraron, lo fotografiaron y lograron hablar con él. Olmo-Kutschmann dijo que todo lo que decía Wiesenthal sobre su persona era mentira y que en marzo se iba a presentar ante la Justicia. Si llegaba vivo: “En Argentina hay 60 mil hombres armados dispuestos a matarme””, explica Di Génova. Pero, con la llegada de la Dictadura la presentación ante la Justicia quedó en la nada y el matrimonio continuó con su bajo perfil, aunque para los miramarenses ya eran conocidos como “los nazis”.

Kutschmann falleció en 1986 mientras esperaba su deportación a Alemania. Foto: Ricardo Alfieri

En marzo de 1983, Kutchmann fue fotografiado nuevamente en Miramar y en diciembre el gobierno de Raúl Alfonsín habilitó el curso del pedido de captura que había emitido Interpol. Entonces, el rastro del exSS volvió a perderse hasta que, el 14 de noviembre de 1985 el hombre fue detenido en la localidad de Florida y, un año más tarde, mientras esperaba su deportación falleció en el Hospital Fernández.

De jefe de grupos de exterminio a integrar la AAA

De acuerdo a la declaración de Kutschmann ante la Justicia, tras ser despedido de su puesto de jefe de ventas en Osram se dedicó al proteccionismo de perros y gatos junto a su esposa y un grupo de mujeres alemanas. 

Lo cierto es que, junto con Baeumler había fundado la Asociación Amiga de los Animales (AAA) en 1973, con sede en el barrio porteño de Belgrano donde el matrimonio vivió hasta que se mudó a Miramar y tenía entre sus objetivos rescatar y reubicar a animales domésticos callejeros y practicar eutanasia sobre aquellos que padecieran afecciones graves, vejez o razones de fuerza mayor.

Según la investigación de Silvia Urich en “Los perritos bandidos”, el matrimonio Kutschmann- Baeumler se dedicó, entre otras cosas, a abastecer de cámaras de gas a los centros antirrábicos de la Provincia.

La condición de miembro de la asociación se hallaba restringida a las personas partidarias de la eutanasia para los perros abandonados, un esfuerzo al que la AAA colaboraba donando pequeñas cámaras de gas a diversos municipios de la provincia de Buenos Aires”, cuenta al tiempo que detalla que entre las localidades beneficiadas con las donaciones figuran Miramar y San Isidro.

“A lo largo de 1974 recogieron 1400 animales. Consiguieron hogares para 90. Los postulados de la entidad hacen presumir que el resto, bien por vejez o por enfermedad o por las cada vez más imperiosas razones de fuerza mayor, fue sacrificado”, asegura Urich.

La AAA estaba integrada, en su mayoría, por mujeres de nacionalidad alemana radicadas en el país. De acuerdo a la investigación de Urich, cuando quedó al descubierto la verdadera identidad del supuesto sacerdote, acordó con la dirección de Zoonosis de la Provincia de Buenos Aires continuar con el monitoreo de los animales a cambio de donar alimento balanceado, material quirúrgico para esterilizaciones y materiales para construir cámaras de gas. .

"Las alemanas" formaban parte de la Asociación Amiga de los Animales (AAA) Foto: Ricardo Alfieri

En total, en una década la AAA donó 16 cámaras de gas a departamentos antirrábicos de San Isidro, Vicente López y Miramar. “Ningún funcionario halló nada extraño en que la institución de las alemanas se hubiera especializado en regalar cámaras de gas. Por el contrario, en diciembre de 1990 la Dirección de Zoonosis formuló un reglamento denominado ‘Pautas Generales para el Funcionamiento Interno de Servicios Antirrábicos’, en el que estableció que el monóxido de carbono era uno de los métodos idóneos para el sacrificio de animales”, escribió Urich.

La eutanasia para las mascotas sin dueño se practicó en la Provincia de Buenos Aires hasta el año 2008 cuando entró en vigencia el decreto del gobernador Daniel Scioli que promulgó la ley 13.879. La misma intenta establecer soluciones para alcanzar el equilibrio de la población de perros y gatos y su control generando polémica entre los veterinarios colegiados que acusaron al por entonces mandatario bonaerense y su ministro de Salud de "desconocimiento técnico y científico".

En una carta publicada en el mes de enero de 2009, desde el Colegio de Veterinarios bonaerense expresaron su “total disconformidad por la falta de fundamentos técnicos y científicos de la anteriormente citada normativa, y la liviandad con la que se trata un problema de tanta relevancia para la salud pública”.

“En su primer artículo, la Ley 13.879 expresa: «Prohíbase en las dependencias oficiales de todo el ámbito de la provincia de Buenos Aires la práctica del sacrificio de perros y gatos, como así también todos los actos que impliquen malos tratos o crueldad, de acuerdo con lo establecido en la Ley Nacional Nº 14.346» Ello presupone que en todas las dependencias gubernamentales se practica el sacrificio de estos animales, lo cual es completamente absurdo, alejado de la realidad, además de contravenir y derogar expresas disposiciones de la Ley de Profilaxis contra la Rabia 8.056 y su Decreto Reglamentario 7.679/73, que autorizan el sacrificio de perros y gatos en aquellos casos que resulten  sospechosos de rabia”, indicaron.