El año que los nazis desembarcaron en Mar del Plata

Si bien no hay un número exacto de la cantidad de alemanes que llegaron, en 1945 atracaron en Mar del Plata dos submarinos a los que el fin de la Segunda Guerra Mundial sorprendió en altamar. Fue entonces cuando decidieron dirigir las naves hacia el sur, pensando que en la parte más austral del mundo los países aliados iban a ser condescendientes.

29 de Agosto de 2021 08:00

El desembarco de los alemanes en Mar del Plata está rodeado de misterio y genera un sin fin de historias. Desde su refugio en la antigua embotelladora La Copelina, la instalación temporaria de Adolf Hitler y Eva Braun hasta la formación de un ejército paralelo con el que simpatizaba el peronismo, son cientos las historias que se fueron tejiendo en la ciudad, muchas de ellas, rozan lo inverosímil.

Si bien no hay un número exacto de la cantidad de alemanes que llegaron a la ciudad, está comprobado que en el año 1945 atracaron en Mar del Plata dos submarinos a los que el fin de la Segunda Guerra Mundial sorprendió en altamar. Fue entonces cuando decidieron dirigir las naves hacia el sur, pensando que en la parte más austral del mundo los países aliados iban a ser condescendientes.

Así, el 10 de julio del ese año, llegó a las costas marplatenses el submarino U 530, que según consta en las crónicas periodísticas de la época pertenecía a la Kriegsmarine y estaba capitaneado por Otto Wermouth. Cuando el personal de la Base Naval de Mar del Plata lo interceptó, encontró que la bitácora de viaje había sido destruida y, tras tomarle declaración antes que los alemanes firmaran la rendición, notaron que los testimonios de los tripulantes -devenidos en prisioneros de guerra- eran contradictorios y no podían explicar cómo habían llegado a la Costa Atlántica.

“La unidad de la armada nazi fue rápidamente interceptada procediéndose rápidamente al apresamiento de los tripulantes”, explica en su edición del 11 de julio el diario La Capital. Si bien no da cuenta de la cantidad de marinos que viajaban a bordo del U 530, señala que en la nave faltaba un bote de goma que era parte del equipamiento. 

Un mes más tarde, con el U 530 convertido en una anécdota, los marplatenses se sorprendían con la detención de los tripulantes de un segundo submarino de la Kriegsmarine: el U- 977 que había sido detectado a ocho millas de la costa de la ciudad e dirección Este y daba aún más fuerza a la idea de Mar del Plata como ciudad de refugio nazi. Los diarios de la época aseguran que el submarino, al igual que su predecesor, había salido de la ciudad de Kiel y el fin de la Guerra los sorprendió realizando tareas de espionaje.

Según los reportes del 19 de agosto de 1945, el U-977 estaba al mando de Heinz Shäffer, de 24 años que, en su declaración atracó en Mar del Plata porque, tras ver las cartas de navegación, consideraron que en Mar del Plata iban a tener un mejor trato que en otros países aliados. “En el interrogatorio, Shäffer expresó que les agradaba sobremanera todo cuanto podían apreciar de la ciudad que conocían por las cartas de navegación y estaban apenados por no poder recorrer la ciudad por haber sido capturados como prisioneros de guerra”, describe en su crónica el Diario La Capital. Según el periódico, los oficiales fueron alojados en la Base Naval y, cuatro días después, la totalidad de la tripulación fue trasladada a Estados Unidos.

Lo cierto es que la confirmación de la última captura nazi por parte de las fuerzas argentinas, junto a la confirmación de que ambos sumergibles formaban parte de una flota de 50 buques de los que se desconocía el paradero, hicieron que los marplatenses comenzaran a elucubrar todo tipo de teorías.

Heinz Shäffer tenía 24 años cuando desembarcó en Mar del Plata

Una de ellas indicaba que un oficial había escapado de la Base Naval y se había alojado en la embotelladora de agua mineral La Copelina, ubicada en Sierra de los Padres. Otra hipótesis, más osada, daba cuenta de un submarino hundido en la costa bonaerense y, por supuesto, no faltaron las teorías conspirativas que afirmaban que dos oficiales nazis salieron de Punta Mogotes con destino incierto a bordo de un velero espía en el que llevaban diamantes, oro, carne fresca y víveres; aunque nada de esto pudo probarse.