El Flaco Lareu: el guardián de las camisetas y los secretos del vestuario de Aldosivi que ya suma 5 ascensos
Es el utilero del Tiburón desde hace casi 30 años. Un laburante que se ganó el cariño de todos y la confianza de planteles y técnicos. Su historia, sus recuerdos de cada ascenso y el sueño que le queda por cumplir: jugar la Sudamericana.
El árbitro pita el final, los jugadores de Aldosivi se desploman sobre el césped de Arroyito. Las cámaras de TyC Sports buscan la imagen de Andrés Yllana y ahí aparece él, abrazado al DT, desbordado de emoción por el nuevo ascenso a Primera. Cuando 48 horas después el plantel campeón sale al balcón de la Municipalidad a celebrar con su gente, uno de los primeros en alzar los brazos y cantar con los miles de hinchas del Tiburón es otra vez Jorge el Flaco Lareu. El que está siempre, el que cumplió el sueño del pibe, ponerse los colores de su club y vivir con el verde y el amarillo calzados en el pecho.
Cuando el Flaco Lareu entró por primera vez al vestuario a acomodar las remeras y los trastos, no existían las redes sociales, los celulares eran ladrillos que se llevaban en la cintura y Carlos Saúl empezaba su segundo mandato. Era otra vida. Pero el sueño era el mismo: ascender con Aldosivi.
Casi tres décadas después, dueño de ese lugar en el que es amigo de todos y guardián de miles de secretos, el utilero del Tiburón ya tiene cinco ascensos en sus espaldas. El primero fue el primero del club, en las finales contra Alvarado para entrar a la B Nacional que marcaron su debut en la utilería del Tiburón como ayudante, y el último, tras la final perfecta ante San Martín de Tucumán, lo llevará otra vez a Primera, a preparar las armaduras para enfrentar a Boca y a River, a empezar el otro sueño que parece una quimera pero que ya supo acariciar: viajar por el continente jugando una Copa internacional.
El sueño del pibe y las razones de un ascenso "épico"
La historia del Flaco con el Tiburón empezó como hincha. Hasta que en 1996 aflojó el laburo que tenía como repartidor de bebidas. Al Flaco le tocó remarla, como siempre. Último de seis hermanos, creció en el barrio Las Avenidas con la ausencia de su papá, que murió cuando él tenía apenas siete años. Unos meses después ya estaba dando una mano en las obras, siguiendo el legado del viejo en la construcción que continuaron sus hermanos.
Fue por eso que estudió para ser Maestro Mayor de Obras, pero el laburo siempre estuvo primero. Hasta que el destino, y el cariño que le tienen todos, lo unieron con Aldosivi hace más de 28 años. Empezó a dar una mano en la utilería del club, y no se fue más.
Ese equipo, dirigido por el Negro Artero, ganó las finales ante Alvarado y el laburo del Flaco quedó asegurado. Y en la B Nacional. Dos años después el trampolín casi lo lleva a Primera, pero Belgrano (y el árbitro, en parte), lo dejaron sin un sueño que después le dio tres revanchas: 2014, 2018 y 2024. Tres finales por llegar a Primera, tres ascensos a la elite que se suman al conseguido para retornar a la B Nacional en 2005.
"Cada vez que se lograron los ascensos, fue porque había un grupo bien consolidado. Cuando todos tiran para el mismo lado es cuando se logran las cosas, esa fue una característica de todos los ascensos", recuerda el Flaco, todavía recuperando la voz después de los larguísimos festejos tras ganarle a los tucumanos en Rosario, hace ya dos semanas.
“De los ascensos, este por cómo se dio, es el que más me gusta. En una semana le ganamos a San Telmo y después la final que jugamos… fue una semana de locos. Este fue el que más sufrimos porque se dio todo en la fecha final, quedamos primeros y la final la jugamos y la ganamos como la teníamos que jugar y la sacamos adelante”, cuenta el utilero del Tiburón sobre el último sueño cumplido.
“Hasta último momento pensamos que jugábamos el reducido, fue épico, dijimos: ya está, entramos al reducido, hasta que gritaron el gol de Brown de Adrogué y se desató la locura”, cuenta el Flaco: “El grupo que se armó es uno de los mejores grupos que he tenido en el vestuario. En 2018 también, pero ahora no tenemos tantos nombres, pero los llevaron adelante a los pibes, que entendieron el discurso. Si no tenés buen grupo, no lográs nada".
Sobre la final casi perfecta ante San Martín de Tucumán, el Flaco remarca el planteo del DT y la manera en la que afrontaron el partido. "No pensaban que los íbamos a salir a atacar tanto, nos menospreciaron un poco, lo daban ya ganado el partido, eso lo hablamos, la confianza en exceso a veces te juega en contra, y nosotros la jugamos como se juegan las finales, con los dientes apretados y dejando todo".
La alegría por Yllana y la importancia de los referentes
El Flaco Lareu no solo se puso feliz por el club, los hinchas, el plantel. También celebró por el logro de Andrés Yllana, que tuvo su revancha tras un primer paso en el club que duró poco. "Estamos mas con el cuerpo técnico que con la familia, me puse muy feliz por Andrés, porque él trabajó muy bien la otra vez, vino con cosas adelantadas, y no lo pudo cristalizar, era un adelantado en ese momento y no se le dieron los resultados. Es un gran estratega, planteó la final perfecta y le dio resultado", remarca.
"No se casa con nadie, si no corrés, no jugás, Son las 8 de la noche y se queda estudiando los rivales, se pasó la semana en la oficina viendo videos, es un gran estratega. Deseaba que ascendiéramos por él", dice el Flaco, y también destaca, una vez más, el grupo que se armó.
"Fue uno de los mejores grupos que tuve, tenemos líderes. Jorge Carranza es un maestro, es tremendo lo que lleva al equipo para delante, es el padre de todos nosotros. Cuando bajamos del micro se lo agradecí, es un grande, es una persona que no querés que se vaya, nos motiva hasta a los que no entramos a la cancha. No todos los capitanes motivan así, es tremendo. Juani Sills, El Flaco Soto que empujan desde atrás con él", enumera. Y vuelve a destacar al arquero, figura en los momentos decisivos con 43 años. "Es un crack, un líder, les llega a los compañeros, nos motiva a nosotros, a veces me hace caer las lágrimas".
"En el 2014 lo disfrutamos mucho con el gran Teté Quiroz, también teníamos un grupo hermoso, en el 2018 también, teníamos un grupo de jugadores tremendos, fue algo hermoso, con Gustavo Álvarez, Somoza, Telechea, Villar, toda esa banda hermosa. Siempre tuvimos la característica de que fueron buenos grupos, había buen vestuario, ahí es cuando se logran las cosas más allá de tener un gran técnico, el vestuario es fundamental", insiste el utilero campeón.
Los sueños por cumplir: cancha propia y una Copa internacional
Ya en Primera, cuando los festejos copaban la escena, el manager de Aldosivi, Hernán Tillous, marcó el nuevo sueño por delante del club: hacer una cancha en el puerto para jugar de local en la elite. El Flaco recuerda La Cantera y dice que la extraña. Que era parte de la identidad del club. "Jugar con tu gente era una cosa maravillosa, el estadio es mucho mas frío, es otra cosa, incluso para el hincha. Siempre pienso que hay gente que no a vernos porque no le gusta ir al estadio, si jugáramos en nuestra cancha iría mas gente", asegura.
El otro deseo del Flaco Lareu es viajar con el equipo a otros países, jugar una Copa, algo que ya estuvo cerca de cumplir pero no se le dio. Ahora, apunta otra vez a meterse en Copa Sudamericana en el regreso del Tiburón a Primera. "Si no es en el 2025, es en el 2026. Yo quiero salir del país, quiero jugar la Copa Sudamericana, se los dije a los dirigentes, le dije a Hernán: esto es todo mérito tuyo, ahora vamos por otra cosa, trataremos de estar varios años en Primera".
El valor de su familia y la fuerza de los hinchas
La vida del Flaco Lareu dio un giro completo hace casi 20 años. No fue por el ascenso del 2005 que devolvió a Aldosivi a la B Nacional. Fue Valeria, su esposa, la que le cambió todo a sus 47 años. Su compañera le dio una familia plena, con nueve hijos que él adoptó como propios, y la llegada de Paloma, que hoy tiene 16 años.
"Cuando nació Paloma me hicieron una fiesta sorpresa en el club, estaban los jugadores. El aporte de mi familia es significativo porque están constantemente conmigo, son mi otra mitad. Mi señora Valeria está todos los días conmigo, me ayuda. Y la llegada de mi hija me cambió la vida, fue la frutilla del postre", comparte el Flaco.
Después de coronarse campeón hace dos semanas, el Flaco ya decidió parte de su herencia. Le dio la medalla a su hija Paloma, que llegó hace 16 años para cambiarla la vida, como lo hizo Aldosivi hace 28. “Era la herencia que le estaba dejando, a todos mis hijos les estoy dejando algo, a ella le dejé la medalla”, dice el Flaco. La otra herencia, la de su amistad y el cariño de los hinchas del Tiburón, va a quedar para todos: "Siempre le quiero agradecer a la gente de Aldosivi, al hincha, a todos los que siempre me mostraron su afecto y su cariño. Ahora en la última caravana lo vi reflejado en todo momento. La verdad es que no tengo palabras para agradecerles, yo siempre fui un luchador y siempre defendí estos colores a más no poder, y la gente se ve que eso lo nota. Siempre voy a estar agradecido a ellos por tanto cariño que me dan".
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