¿Atrapados en un bucle temporal? A 30 años del cierre del Chateau Frontenac revive la leyenda del auto fantasma

Construido como villa balnearia, el Chateau se transformó en un hotel de lujo y luego en un salón de fiestas. En su época de oro llegó a tener una pinacoteca con obras de arte europeas del siglo XVIII. Hace 30 años cerró sus puertas, quedó en avanzado estado de abandono y se reavivan los mitos urbanos en torno al lugar.

El Chateau Frontenac está desde hace 30 años cerrado a la espera de obras de restauración. Foto de archivo 0223.

21 de Abril de 2024 08:37

Mar del Plata cuenta con una cantidad de mitos e historias urbanas que se han instalado a fuerza de repetición en el inconsciente de los habitantes de la ciudad que creen en la existencia de fenómenos paranormales. En el último tiempo volvió a viralizarse en redes sociales un video que da cuenta de un auto verde que, dicen, desde hace años, está estacionado frente al Chateau Frontenac y transita la costa marplatense.

Dicen quienes tuvieron la posibilidad de ver este particular automóvil que, el rodado estaciona frente al Chateau Frontenac, ubicado en Alvear al 2000 y que, aparentemente dentro de él hay una familia que siempre viste de la misma manera, aunque cuando un peatón se acerca al vehículo puede constatar que se encuentra vacío.

A lo largo de los años se tejieron varias teorías respecto al origen de este “fenómeno” y van desde creencias de “una familia fantasma atrapada en un bucle temporal que antes de abandonar el plano físico pasó sus días en el Chateau”.

Hay quienes van más allá y se animan a asegurar que “la familia” forma parte de un fenómeno mayor: se trata de parte de una concentración de espíritus en el emblemático espacio que concentra almas de huéspedes que pasaron por el devenido hotel construido en 1905.

Pese a que el auto verde está estacionado hace años en la esquina de Alvear y Bolívar y los testimonios de quienes aseguran verlo, no hay un testigo que haya logrado obtener una foto de calidad que permita esclarecer el misterio ni acercarse al vehículo, alimentando así la ya leyenda urbana.

De villa de veraneo a hotel de lujo en ruinas

El Chateau Frontenac fue construido en 1907 por Adán Gandolfi a pedido de Antonio Lelouir para obsequiarlo a Adela Unzué. En un principio fue conocido como o Chalet Leloir y durante sus tiempos de villa de verano sufrió dos modificaciones a cargo Alejandro Bustillo y Julio Barrios.

Cuando la familia decidió vender la propiedad, fueron los Mazmorro los que adquirieron la vivienda y la transformaron en un hotel de 96 habitaciones en suite con vista al mar. Fue el inicio del  “Chateau Frontenac”. En 1980 cerró sus puertas como lugar de hospedaje, pero continuó funcionando hasta 1994 como salón de eventos.

El hotel en su época de esplendor ostentaba un balcón al mar con una araña de cristal perlado de Baccarat traido especialmente del Puerto de la Rábida (España), muebles del estilo Luis XVI, una pinacoteca con obras de origen italiano del siglo XVIII, una virgen Incaico-Peruana y una virgen María de procedencia italiana. Además, la porcelana era de París y de la dinastía china Quing.  

A 30 años de su cierre, el chateau, uno de los pocos símbolos de la Belle Epoque que resisten el paso del tiempo pese a su avanzado estado de abandono. Las aberturas vencidas, balcones derruidos, postigos desmantelados, tejas caídas, bisagras corroídas y columnas modeladas aun permiten que marplatenses y turistas aún puedan imaginar el esplendor del ex hotel de estilo neocolonialista.

Alcanzado por la ordenanza 10075/95 de conservación patrimonial, el edificio se encuentra habitado solo por murcielagos, palomas y ratas que conviven con la familia fantasma (según dicen los vecinos de la zona) 

El 14 de marzo de este año, el Concejo Deliberante aprobó en la primera sesión ordinaria del cuerpo legislativo la excepción para construir dos torres de hasta 30 pisos con los votos de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza.