De Cerenil a Inareps con el mismo compromiso social de inclusión

Nació como Centro de Rehabilitación para Niños Lisiados en el año 1952. Se terminó de construir en 1958 y siempre buscó la inclusión en la sociedad de las personas con discapacidad. El hoy Inareps se logró con el esfuerzo solidario de toda la comunidad local.

El hoy Inareps continúa con el legado de Cerenil.

20 de Julio de 2024 16:27

El Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur Dr. Juan Otimio Tesone se encuentra sobre la Ruta 88 km 1,5 en la localidad de Mar del Plata. Pero para entrar en la historia del lugar, es propicio indagar en la propia historia de la ciudad y de las enfermedades y pandemias que la azotaron.

De la década del 40 en adelante, en nuestro país, comienzan a verse una mayor cantidad de casos de poliomielitis, dado que no había vacunas y lo irregular del comportamiento de la enfermedad. La polio es un virus que provoca parálisis y, en muchos casos, deja secuelas que son visibles en el cuerpo, lo que provocaba terror por ser imágenes con las que no estaban familiarizados el resto de la sociedad.

La situación generó una mayor demanda en materia de rehabilitación, pero eran pocas las instituciones que se dedicaban a eso, entre ellas Alpi, Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil, en Buenos Aires, muy vinculada a la iglesia y que contaba con médicos que venían desde Estados Unidos especializados en el tema.

En el caso particular de Mar del Plata, los casos de polio crecían y no se contaba con un espacio similar que brindara rehabilitación al gran número de niños y niñas que tenían dificultades para caminar.

En el momento en que la polio recrudece en el país, entre los años 51 y 55, momento delicado para el gobierno peronista de la época, comienzan a generarse espacios de rehabilitación.

Autoridades colocan la piedra fundacional de Cerenil.

En ese contexto, aproximadamente 1951, en la sede del Rotary Club de Mar del Plata, el doctor Juan Otimio Tesone, quien venía de perfeccionarse en los Estados Unidos y trabajar en el hospital Ortopédico de Los Ángeles y de ser convocado por la Oficina del Niño de Washington y el Departamento de Salud de Puerto Rico para organizar el Programa Federal de Rehabilitación de Puerto Rico, alertó sobre la necesidad de un centro de rehabilitación y expresó su preocupación por la falta de información para prevenir la enfermedad de la polio. Es así que fundó la Sociedad Civil sin fines de lucro Cerenil (Centro de Rehabilitación para Niños Lisiados) el 10 de mayo de 1952, espacio destinado a prevenir, tratar y rehabilitar la discapacidad.

La profesora, investigadora y especialista en Historia de la salud y la enfermedad, Adriana Álvarez, trabajó sobre el tema y particularizó la importancia de Cerenil en materia de salud y también como el resultado de una sociedad solidaria. “Inmediatamente se conforma una comisión con empresarios, vecinos, médicos, la iglesia (aunque esto no le da el carácter confesional que tenía Alpi), entre otros sectores. Pero, sobre todo, participa la comunidad toda. En ese momento, Tesone no tenía nada más que un sello. Entonces comienzan a hacer colectas para poder construir Cerenil, ahí sobre la ruta 88, que son unos lotes que donaron. En esa época por la zona no había nada, era todo campo. Cerenil fue el resultado de la participación solidaria de la comunidad marplatense. Había de todo, los niños generaban mucha pena, pero en otros también generaban rechazo. Por ejemplo, ellos tenían que hacer pileta, la que todavía no se tenía, y algunos clubes de la ciudad no los aceptaron porque podían afectar al resto de los niños y niñas que concurrían al lugar”, sostiene.

El primer paso fue en 1952 y en 1958 se inaugura totalmente el instituto Cerenil. Un edificio pensado desde el principio con la incorporación de diferentes especialidades como psicología, fonoaudiología, terapistas ocupacionales, que era una especialización bastante nueva para la época, entre otros profesionales al servicio de la rehabilitación. 

Puede ser su hijo. Protéjalo.

La investigadora Álvarez, autora del libro Sufrir en La Feliz. Infancia, enfermedad e instituciones (Eudem – 2024), sostiene que: “Cerenil inaugura también otra cosa, otra idea de la rehabilitación, la que no es solo física, sino social y luchan por la reinserción de la persona con discapacidad”.

-Entre el 52 y el 58 pasan muchas cosas, políticamente hablando, en nuestro país. ¿Cómo hacían para sostener todo eso?

- Claro, políticamente en el 55 es derrocado el peronismo y pasa de todo. Pero la voluntad de la sociedad ayuda a soportar todo eso, eran épocas conflictivas para la sociedad y de crisis económicas y, a pesar de todo eso, Cerenil seguía. Y lo hacía a través de colectas de las más variadas que te puedas imaginar: había rifas, té canasta, actividades de todo tipo y alcancías que estaban por toda la ciudad, desde en un cine hasta los negocios. Y la gente aportaba. Con todo eso se construye Cerenil y se sostiene en ese predio enorme, con eso sobrevive a todos los cambios de gobierno que le tocó.  

En 1956, la Argentina tiene el pico más alto de casos de polio. La necesidad era mucho mayor y, cuando se inaugura en 1958, no solo se pone en marcha un dispositivo para la rehabilitación física, sino también un proceso de “rehabilitación social integral”. El mensaje que se buscaba dar era claro, una persona podía tener una discapacidad física, pero no implicaba una para pensar, para trabajar, para ser artista, para hacer la actividad que quisiera.

Gimnasio de Cerenil en 1963.

Adriana Álvarez lo confirma: “Eso estuvo presente desde el mismo inicio. Desde Cerenil se invitaban a los colegios a pasar una tarde ahí, con los chicos y chicas que estaban internados, se hacían festejos de cumpleaños. Ponían mensajes y avisos en los diarios muy interesantes buscando generar conciencia, diciendo cosas como: “Ojo que puede ser tu hijo” o “Nadie está a salvo de esto”. En el archivo de Tesone encontré una película donde actúa Norma Aleandro, muy jovencita, y se mostraba cada una de las etapas de la rehabilitación en el edificio de Cerenil. En ese momento, antes de las películas en el cine pasaban cortos e informes nacionales. Eso le daba una visibilización enorme y buscaban provocar conciencia social. Hacían mucha publicidad en la temporada, los artistas iban y se sacaban fotos ahí y la rifa siempre fue una de las más esperadas. Otra de las cosas que a mí me encantó es que tenían un programa de radio. Era fabuloso lo que contaban en ese programa, porque eran las experiencias de gente virtuosa que había podido superarse o lo hacían desde una silla de ruedas y contaban que podían hacer su vida y ser exitosos artistas, pianistas o escritores sin problemas. También se leían cartas donde se llamaba a la reflexión a la sociedad en general, acerca de la mirada que se tenía con respecto a la discapacidad. Difundían con los testimonios que no se les tuviera pena, que ellos querían que los aceptaran tal cual eran”.

Otro de los objetivos que se impuso Cerenil desde sus comienzos fue lograr la readaptación a través del deporte y, para eso, hacían torneos a los que venían a participar de otros centros y se provocaban espacios de encuentros también.

Aviso de las tantas campañas que llevaba adelante Cerenil.

La intención era clara, buscar realizar actividades más allá de las clínicas. Por eso también, ya en esa época, levantaron la voz constante por las cuestiones urbanísticas. Había, y todavía hay, muchas limitantes para aquellos que se movilizan en sillas de ruedas, por ejemplo, o reclamaban por los espacios en los ascensores. Era una época donde la construcción de edificios comenzaba su apogeo e iban buscando instalar en agenda pública los temas vinculados a sus necesidades. “Pero no solo se quedaban en la denuncia o el reclamo. Ellos se mostraban activos todo el tiempo y eso fue un concepto muy revolucionario para la época. De hecho, hay muchas cosas que aún hoy no se resolvieron. Tenían una gran presencia acá y en toda la región”, manifiesta Adriana Álvarez.

Cerenil también inauguró la Escuela Especial Nº501 María Elena Britos, primera en esta modalidad, que está junto al centro todavía hoy. Fue impulsada por ellos mismos, para que puedan escolarizarse los más chicos. También, hasta no hace mucho tiempo, funcionaba en el espacio una comisión del programa Fines, para que pudieran terminar el nivel secundario.

La aparición de la vacuna contra la polio fue muy celebrada. Pero, como siempre pasa, eran muy costosas para los de menos recursos, que eran los que más las necesitaban. Por eso, Cerenil decidió comprarlas y aplicarlas.

Cerenil fue una idea del doctor Juan Tesone.

Cerenil fue pensado y trabajó sobre la rehabilitación y la prevención. Hizo escuela en cuanto a la inclusión y tuvo un rol muy activo en la sociedad local. Muchos de sus profesionales hicieron su carrera completa en las instituciones, una costumbre que aún hoy perdura.

En 1976, Cerenil pasa a denominarse Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur, Inareps, y a depender totalmente del Estado. Luego de sortear toda su historia y su compromiso, al Instituto todavía le faltaba uno de los golpes más duro que tuvo que sortear: la década del 90, donde la reforma del Estado propuesta por el gobierno de Carlos Menem amenazó su suerte, pero eso es parte de la nota siguiente.

Cierra la investigadora Adriana Álvarez; “La de Cerenil es una linda historia desde la comunidad marplatense, desde la medicina y desde la política, porque fue defendido por gente que pertenecía a Inareps en los 90, mostrando cuál era el sentido de pertenencia que se tenía con el lugar y con su compromiso como profesionales”.