El loco de Dios en el fin del mundo: un texto inclasificable sobre el papa Francisco
La muerte del papa Francisco me encuentra terminando el nuevo libro de Javier Cercas: El loco de Dios en el fin del mundo. Un texto inclasificable que transita entre la crónica, el ensayo, la biografía y hasta un thriller espiritual, donde el autor, un hombre ateo y anticlerical, acepta el reto de escribir un libro sobre el papa Francisco durante su visita a Mongolia.
Javier Cercas, criado en un contexto cultural católico, sabía que tendría que despojarse de prejuicios sobre la Iglesia misma y sobre Jorge Bergoglio para escribir El loco de Dios en el fin del mundo (Random House, 2025). La tarea no fue sencilla. Sin embargo, a pesar de estos planteos profundos, Cercas decidió observar el viaje con “ojos limpios”, enfrentando sus ideas preconcebidas sobre el Papa y el sistema que representa.
Además, también se apuntó como leitmotiv del libro a su propia madre. Cercas deseaba darle el regalo más grande a quien esperaba un milagro: “Mi madre amaba a mi padre con devoción. Su religión le prometió que lo vería cuando muriera, y yo quería hacerle esta pregunta al papa: ¿verá mi madre a mi padre cuando ella muera?”.
Ese interrogante que guía a Cercas se entrelaza con la historia de Francisco, con el viaje y con la esencia del cristianismo mismo. Por eso el autor terminó viendo muchas cosas de manera diferente al concluir la escritura del libro: “Claro que me ha cambiado; me ha cambiado todo: mi visión de todo, hasta de mí mismo. Ha sido una aventura enorme en la que he visto cosas que nunca había visto y he pensado cosas que nunca había pensado”, declaró.
El viaje a Mongolia llevó al escritor a escenarios inusuales. Desde conversaciones íntimas con religiosos que habían viajado desde Roma hasta encuentros con misioneros que esperaban al pontífice. Cercas se encontró con una Iglesia diminuta, casi invisible, que recibía al Papa como una fuente de esperanza. En una escena particularmente conmovedora, una misionera comentó: “Esta vez no somos nosotros los que vamos a verlo a él; es él quien viene a vernos a nosotros”.
Pero El loco de Dios en el fin del mundo no es solo un relato sobre el papa Francisco. Es también un ensayo híbrido, mestizo y profundamente humano que combina biografía, reportaje y autobiografía. Cercas, con su estilo casual y tono liviano, logra que el lector acompañe cada reflexión y descubrimiento. La obra también se revela como una historia sobre el proceso creativo del autor, lo que enriquece la narrativa y da un cierre impactante al viaje. Por ejemplo:
“Me río. Él también se ríe.
—Es verdad —digo—. Escribir este libro es hacer un peregrinaje.
—Sí —insiste, sin dejar de reírse—. Un peregrinaje. Y usted no sabe cómo acabará.
—No —reconozco, mientras veo otra vez la ironía en los ojos de mi mujer y le oigo decir: ‘Ten cuidado: no vaya a ser que vuelvas convertido en un soldado de Francisco’—. No sé cómo acabará”.
Y en otro pasaje conmovedor dice:
“No había dicho que, desde entonces, la angustia me acompaña siempre; que tiene la forma de una bola alojada en la garganta, una esfera como la infinita y espantosa de Pascal, cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia en ninguna... Escribo para destruirla, para arrancármela de la garganta y librarme de ella, para disolverla o pulverizarla con palabras”.
¿Quién es verdaderamente Francisco? ¿Quién se esconde bajo la máscara del pontífice? ¿Son Bergoglio y Francisco la misma persona? Misterios colosales que guían el libro como si fuese una novela policial camuflada: una búsqueda interminable de respuestas.
Así, Cercas utiliza todos los recursos necesarios para que el texto logre su propósito. El loco de Dios en el fin del mundo nos habla de religión, sobre las creencias, de la historia y, sobre todo, de Francisco, el primer jefe jesuita de la Iglesia, latinoamericano, que tomó su nombre de San Francisco de Asís, quien se llamaba a sí mismo “el loco de Dios”.
“Yo tengo una opinión de Bergoglio como persona y otra como Papa. Como Papa, creo que ha llevado a la Iglesia por donde debe ir. Aunque podría haber cambiado más cosas, dado que tiene ese poder, la Iglesia es una organización vertical. Los enemigos de Bergoglio son los grandes enemigos de la Iglesia: el clericalismo, el cáncer de la Iglesia, y el constantinismo, o sea, la asociación entre la Iglesia y el poder. Eso es letal”, reflexionó el autor.
Pero la mejor descripción de Francisco está cerca del final del libro. Con su madre recién fallecida y la respuesta que buscaba para ella ya entregada, Cercas relata:
“Lo cogí, activando el manos libres. Una voz vagamente conocida preguntó:
—¿Javier Cercas?
—Sí —contesté.
—Soy Jorge Bergoglio —dijo, con su afonía y acento porteño inconfundibles—. El papa Francisco. Viajamos juntos a Mongolia, ¿se acuerda?
—Sí —dije, incrédulo, mientras apartaba el coche y detenía el motor.
—Me he enterado de que su madre ha muerto. Ya sabe lo que decía san Agustín: la muerte de la madre es el primer dolor.
—Santidad, no tengo palabras para agradecerle su llamada.
—No tiene nada que agradecerme. Solo quería decirle que rezaré por su madre. Que la tendré presente en mis oraciones.
—Se lo agradezco mucho —dije, sin saber qué otra cosa decir—. Y mi madre se lo hubiera agradecido mucho más.
Hubo un silencio, que debió de ser muy breve, pero me pareció muy largo, durante el cual no me volví hacia mi mujer, que seguía el diálogo a mi lado, petrificada por la sorpresa.
—Bueno —dijo el Papa, igual que si lleváramos un buen rato conversando—. Le mando un abrazo.
—Un abrazo —contesté”.
El loco de Dios en el fin del mundo no es solo un libro sobre el papa Francisco; es un profundo peregrinaje narrativo que transformó al autor y promete hacerlo también con el lector. Enfrentar prejuicios, explorar lo desconocido y reflexionar sobre las preguntas esenciales de la fe y la humanidad convierten a esta obra en una experiencia literaria única.
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