"Se está muriendo": es discapacitado y una importante obra social le niega la internación

Raúl (53) es una persona que nació con parálisis cerebral y desde hace un tiempo concurre al centro de día del Cideli, donde es atendido por varias profesionales que –con mucho amor y sacrificio- tratan de brindarle una mejor calidad de vida. Sin embargo su salud sufrió un traspié: el pasado 17 de mayo fue internado en una clínica de Mar del Plata por un cuadro de neumonía y luego de una semana, le dieron el alta con antibióticos para continuar su tratamiento en su domicilio. Pero a la semana se volvió a desestabilizar y hubo que llevarlo a la guardia porque su cuadro súbitamente se agravó.

“Raúl necesitaba de diálisis. Sin embargo en la Clínica dice que no necesita atención. A todo esto, él fue atendido por médicos particulares que diagnosticaron lo peor: tiene una sepsis, una infección generalizada y corre en riesgo su vida”, resumió Alejandra Campana, presidenta y voluntaria de la asociación civil “Carisma y Signo”.

En declaraciones a 0223, la mujer, que cuida junto a otras voluntarias a Raúl –y a otras personas en la misma condición de fragilidad- en la Casa del Encuentro – Falkner 4604- viene sufriendo desde hace varias semanas destratos, que incluyen amenazas de los propios médicos, por lo que tuvo que recurrir a la justicia para garantizar la atención sanitaria.

Este domingo se logró una medida cautelar, pero fue desoída por el hospital Houssay, por lo que tuve que llevarlo este lunes al HPC, corriendo ella misma con los enormes gastos médicos, que incluían una tomografía. “Cuando me dieron los resultados me dijeron que necesitaba con urgencia internarlo. Tiene líquido en el pulmón derecho, anemia, glóbulos blancos muy altos, insuficiencia renal, infección urinaria. No lo podía hacer porque excedía lo podía pagar”, admitió.

 “La Clínica no lo atendió bien porque tiene una sepsis, una infección muy grave. Ahora Pami está haciendo abandono de persona. Recién -este martes pasadas las 14 horas- salgo del Pami y no conseguí nada. Me dijeron que desde Buenos Aires tienen orden de no derivar a nadie al Houssay y que me toman un número de teléfono. ¿Y mientras tanto qué hago?”, expresó y al borde del llanto, dijo: “Literalmente Raúl se está muriendo”.