A un mes de la muerte de Agustina e India, su recuerdo todavía conmociona a Punta Mogotes

Este martes se cumplió un mes desde que un balcón se derrumbó en la esquina de Puan y Acevedo. 0223 charló con los comerciantes para saber cómo siguen después de la tragedia. 

29 de Enero de 2019 19:56

Por Redacción 0223

PARA 0223

Una esquina que no volverá a ser la misma. Un barrio conmocionado por una tragedia. Gente que pasa y mira hacia el edificio que fue protagonista de una jornada trágica en el sur de Mar del Plata. Algunos turistas que caminan por esa vereda e ignoran que allí perdieron la vida una mujer y su pequeña hija.

Locales comerciales que reabren luego de unos días en que perdieron buena parte de la temporada. Punta Mogotes nunca será igual, una de sus esquinas, tal vez la más tradicional, quedará marcada como el lugar en donde murieron Agustina e India.

A un mes del trágico derrumbe en la esquina de Puan y Acevedo, 0223 recorrió la zona, observó la actualidad del edificio y dialogó con algunos de los vecinos, quienes no pueden borrar de sus recuerdos aquella fatídica tarde del 29 de diciembre de 2018. Eran cerca de las 14 de aquel caluroso sábado, cuando el voladizo de la terraza cedió de repente, impactó sobre los balcones del segundo y primer piso, los cuales también cayeron sobre la vereda por calle Puan, justo cuando caminaban por allí Agustina (35) e India (3), quienes murieron de inmediato.

 

“Esas vidas, lamentablemente ya no se van a recuperar”, afirmó Karina, propietaria del comercio Dejavú, que se dedica a la venta de ropa y está en la planta baja del edificio. “Pudimos reabrir el 16 gracias a que la inmobiliaria nos cambió los vidrios que estaban rotos e instalaron luces debajo de la pasarela para que no sea tan oscuro de noche”, describió la comerciante, quien agregó que ahora falta "es demoler lo que quedó en pie del voladizo por calle Acevedo, los balcones y reparar las fachadas del edificio”, aunque esto depende de la administración quien deberá costear los gastos y poner una fecha para la obra. Mientras tanto, la heladería de la esquina no puede volver a abrir sus puertas y funciona sobre calle Araoz, a 150 metros del lugar.

Según describe Karina, las personas que entran en el local, “siempre preguntan por lo sucedido, es el tema desde aquel día, todo el mundo habla de la tragedia que pasó acá”. “Los vecinos dicen que la temporada está floja y que la gente no viene por lo que pasó, pero yo veo que anda gente, si no compran es por la crisis”, concluyó.


Junto al local de Karina, había una veterinaria que ya no va a abrir. Ana, propietaria del local en la esquina de Puan y Acevedo, confirmó que pidió la baja de la habilitación comercial de su local. "Yo siento impotencia y eso que nosotros solo somos damnificados en lo económico. No quiero pensar la familia de las dos víctimas que murieron cómo deben estar", relató en diálogo con este medio.

Al lado de la veterinaria hay un local que comercializa pasajes de ómnibus de larga distancia que recién pudo abrir hace unos 10 días. El propietario confirmó que la administración envió técnicos que hicieron un boquete en el cielorraso y revisaron la estructura de la loza. Le aseguraron que estaba bien, que la falla estaba en el voladizo de la terraza que fue lo que provocó el devastador efecto dominó.

 

Aquella tarde, antes de cruzar la calle hacia su destino final, Agustina y su hija estaban tomando algo junto a su marido y la hija mayor en el tradicional café bar “La Esquina de Vicente”, un comercio emblemático de la zona y que de manera indirecta forma parte de la historia de la tragedia. 

Oscar, encargado del comercio, comentó que “se vivieron momentos tremendos esa tarde". "Cuando se cayó no se veía nada, no entendíamos lo que había pasado”, dijo. El hombre se queda callado y no puede seguir hablando. Según los testigos, luego del derrumbe se vivieron escenas dramáticas con el marido de Agustina y los familiares que se iban acercando al lugar. “La gente que viene a tomar algo acá, inevitablemente, habla del caso, preguntan algo al respecto”, concluyó el trabajador.

Desde la administración del edificio, siempre sin dar declaraciones, sostienen que todo se está desarrollando según los requerimientos del municipio y la justicia.