Posada del Inti advierte que por el elevado consumo de drogas recibe a "pibes zombis"

Fabián Messina, el titular de la comunidad terapéutica, aseguró a 0223 que hay menores de entre 12 y 13 años que ya arrastran cuatro años de consumo problemático de sustancias en Mar del Plata. "Hoy estamos viendo a los hijos del 'crack'", lamentó. 

Con un Estado al margen de la problemática, la ONG hace frente a un escenario cada vez más complejo: Foto: archivo 0223.

25 de Septiembre de 2021 08:08

Por Redacción 0223

PARA 0223

La pandemia del coronavirus, que agrava una situación ya condicionada por la falta histórica de inversión en políticas públicas para la prevención y asistencia frente a las adicciones, deja una escenario que preocupa y mucho a quienes se encuentran en la primera línea de batalla contra el avance de las drogas. En Posada del Inti, la comunidad terapéutica que cuenta con casi 20 años de labor ininterrumpida en Mar del Plata, reconocen que se ha “potenciado” la demanda de tratamientos en los últimos meses y advierten cada vez más casos de adolescentes con un “tremendo deterioro cognitivo” después de lidiar durante varios años con el consumo problemático de sustancias estupefacientes.

Con dolor, Fabián Messina, el presidente de la organización, define a esta generación de jóvenes como “pibes zombis”. “Hace siete u ocho años denunciaba los primeros usuarios o consultantes que estaban atravesados por el consumo del crack (NdR: en referencia a la cocaína fumada) y hoy un 90 por ciento de las personas que se acercan a nosotros están atravesados por ese consumo, con el agravante de que ya tienen tres o cuatro años de consumo de esta sustancia. Así que ahora estamos recibiendo son los ‘hijos del crack’”, grafica, sobre el estado de situación que se acusa en la ciudad.

Al caracterizar a estos pacientes, el referente de Posada del Inti hace hincapié en su grado de deterioro cognitivo que repercute directamente en “el pensamiento y la capacidad de análisis y de relacionarse socialmente”. “El HIV y el sífilis están apareciendo de nuevo en la población con indicadores fuertes y son enfermedades que pintan, de alguna manera, un cuadro de época que refiere a un contexto de mucho desamparo”, detalla, en una entrevista con 0223.

Messina también muestra preocupación por el consumo cada vez más precoz en adolescentes, y asegura que a su institución se acercan personas de entre 12 y 15 años que “ya tienen cuatro años de consumo” problemático de sustancias. “Otra cosa que vemos es gente con 30 o 35 años que consume hace cuatro años y se convierten en nuevos consumidores. Hay algunas personas que estaban en una situación no problemática pero por la crisis económica, la pandemia, y otras situaciones han caído en un consumo que se le fue de las manos”, agrega.

“La problemática trasciende a Mar del Plata. Tanta toxicidad en la forma de consumo, en el ‘bajo nivel de calidad’ de la droga por la cantidad de cortes que tiene, genera un deterioro neurológico increíble. Y por eso estamos recibiendo un montón de pibes y pibas rotos, atravesados emotiva y físicamente… son casi zombis”, insiste el hombre de la comunidad terapéutica, y agrega: “Esto se va desmejorando cada vez más y va a seguir hasta que no haya una política de Estado donde la prevención y la asistencia se ponga arriba de la mesa y sea una política pública para la Nación, la Provincia y el Municipio”.

Messina aclara que el crecimiento de consumidores no se refleja en su “percepción” sino en evidencia científica elaborada a partir de estudios que ha hecho su organización con las personas que consultan por tratamientos, así como con el intercambio con los representantes de los diferentes dispositivos que responden a las tres órbitas estatales. Para el responsable de Posada del Inti, la pandemia propició el consumo de alcohol, marihuana, cocaína y otras sustancias como consecuencia de contextos desfavorables desde el punto de vista “laboral y de relaciones interpersonales”. “No siempre es así pero yo sostengo que las adicciones a veces son una forma de escapar de cierto ámbito familiar hostil, y la pandemia nos llevó a encerrarnos. Por eso se dio un combo bastante complejo”, analiza.

Ante la aparición de casos que requieren un mayor nivel de complejidad en los tratamientos, el titular de la ONG reconoce que está “resignificando todo el tiempo” su intervención en los seguimientos terapéuticos. “La certeza que teníamos hace dos o tres años ya no es la misma hoy. Ahora nos encontramos con que hay que contener muchísimo y que quizás no hay que profundizar tanto en cuestiones terapéuticas sino en generar más espacios de contención, formación y reconstrucción”, explica.

“En pacientes así buscamos que en determinado tiempo puedan reorganizarse en los ejes básicos para que coma y se pueda reordenar físicamente. Hay mucha más presencia del médico clínico y de los psiquiatras para acompañar con todo lo que haga falta. En los primeros meses prácticamente nos transformamos en un gestor de acciones que muchas veces están asociadas con la intervención clínica”, añade Messina, en la misma línea.

Y en medio de un abordaje que presenta nuevos desafíos, Posada del Inti tuvo que cerrar algunos espacios en el último tiempo ante la asifixia de la crisis: en el último año y medio, la institución cerró cuatro sedes y pasó de tener 200 usuarios a 130. Hoy, mantiene en funcionamiento los espacios de Casero 4552, el Paraje San Francisco y el "Inti Huasi" Barrio Las Dalias. Personas interesadas o familiares de quienes padecen algún consumo problemático se pueden comunicar al teléfono 4712344 para solicitar una entrevista con la ONG.

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