Toreros españoles y un intendente proteccionista: historia de las corridas de toros de Mar del Plata

En medio de una fuerte polémica por maltrato animal, hace 29 años se realizó la última novillada en Mar del Plata y de esa manera se puso fin a una olvidada tradición taurina que había comenzado casi un siglo antes.

Pedro Barrera inauguró la temporada de novilladas en Plaza España. Imagen: Fotos de Familia

26 de Junio de 2022 18:37

La gran oleada inmigratoria europea que recibió Mar del Plata durante los primeros años del siglo XX llenó a la ciudad de celebraciones que remiten al viejo continente y aún hoy hay algunos que perduran.

La mayoría de los recién llegados a la ciudad eran de nacionalidad italiana y española. Los primeros se asentaron en la zona del puerto de Mar del Plata, mientras que el segundo grupo eligió la zona del macrocentro. De a poco, en la ciudad se comenzaron a realizar celebraciones típicas como procesiones de la virgen en el puerto y réplicas de la falla valenciana, aunque hubo una costumbre española que tuvo una particular aceptación entre marplatenses y turistas: las corridas de toros.

Los registros de Mar del Plata dan cuenta de la primera novillada en 1932 y el lugar elegido para la actividad fue el campo de deportes del Club Mar del Plata. De acuerdo a los registros de la época, se realizó una corrida de toros en Independencia y Alberti, la cual fue organizada por el empresario Antonio Fuentes y contó con la colaboración del presidente del Club, José María López García. Debido al interés que generó el anuncio en la población y la contradicción del espectáculo con la normativas provincial y nacional que prohibían las “corridas, lidias y parodias”, el empresario se contactó con el entonces comisionado de Mar del Plata, Antonio Vignolo, quien promovió una ordenanza para la realización para corridas de toros sin efusión de sangre, con “banderillas sin pincho ni rejón” y con espadas de madera en el simulacro de matanza. "La primera experiencia fue a fines del siglo XIX en Córdoba y Belgrano y que casi fracasa porque el torero entró en pánico escénico", reveló el historiador Rubén Calomarde.

“Los dos espectáculos taurinos realizados en ese lugar se vieron coronados por el mayor éxito, en el que actuaron los toreros españoles, especialmente contratados para esas corridas. Participaron los matadores Alejandro Sez “Alex” y Manuel “El Malagueño” con sus cuadrillas, Baquerito, Relampaguito y Titi”, rezan las crónicas de la época.

Dos años más tarde, se creía que el espectáculo se repetiría pero, esta vez, a gran escala. En Plaza España se había montado la Exposición Feria con un anfiteatro que la comunidad ibérica consideraba que serviría como escenario ideal para los espectáculos taurinos y así se anunció en los medios de comunicación. Sin embargo esto provocó el rechazo de la Sociedad Argentina Protectora de Animales, entidad que realizó diferentes acciones que derivaron en la cancelación del show.

Pero el 10 de febrero de 1935, la Exposición Feria Parque se inauguró con un “monumental edificio” con capacidad para 8 mil personas y, de acuerdo a las crónicas del Diario La Capital y al relato del historiador Rubén Calomarde, el empresario Jaime Yankelevich se hizo cargo de la concesión del espacio para que Mar del Plata tuviera su Plaza de Toros.

El espectáculo inaugural contó con la presencia del afamado matador Pedro Barrera, que había sido contratado junto a Rayito II, Alé, Cásico y Torerito de Málaga, para torear 9 novilladas “a la manera portuguesa”. El público estaba maravillado con la presentación de Barrera, considerado “la tercera muleta de la torería española” y quien, ante las consultas de la prensa, respondía que para ser torero “solo había que arrimarse”. La última novillada en Mar del Plata se realizó el 25 de marzo de ese año y, para satisfacción de los vecinos de la zona, la plaza fue demolida para avanzar en el pedido de apertura de la calle Chacabuco.

Cuando las corridas parecían haber quedado en una anécdota de los años dorados de Mar del Plata, el Centro Navarro y el entonces intendente Mario Russak volvieron a poner el tema en agenda en 1993, tras anunciar que el 18 de julio del año siguiente se realizarían los festejos de San Fermín, ocasión en la que incluiría una corrida frente a la municipalidad.

Ante el asombro de los periodistas convocados en el lugar, ambos repetían que "los corredores serán exclusivamente miembros de la colectividad vestidos a la usanza navarra" y que, al igual que en 1935, no se realizaría el cierre del espectáculo con la coronación del toro. 

La repercusión del anuncio fue tal que hasta el propio presidente Carlos Menem recibió un fax de la actriz Brigitte Bardot para que detuviera los preparativos de la celebración. Lo que siguió fueron presentaciones de recursos de amparo de sociedades protectoras de animales y Fauna Argentina, por entonces presidida por Antonio Lorenzani, además de numerosas declaraciones de repudio por los festejos.

Los cuatro novillos que participarían de la corrida -que fue derivando en un encierro de toros- eran custodiados para evitar un “secuestro” que paralizara la fiesta. Finalmente, el sábado 17 de julio, la Cámara Federal rechazó la acción de amparo y poco después de las 22, más de 100 policías custodiaban el circuito que comprendía Mitre, desde Rivadavia a Luro, y la avenida hasta Irigoyen.

El domingo 27 de julio hacía frío y el cielo estaba amenazante, pero eso no detuvo a las miles de personas que se acercaron a ver a los ocho corredores joteros llegados de Navarra que se sumarían a los 80 corredores del centro local y le pondrían color a la jornada. A mediodía, el intendente dio el “chupinazo” y dio comienzo a la festividad al grito de “Viva San Fermín” tras cuatro horas de demoras por los incidentes registrados con diferentes activistas que intentaron detener las celebraciones.

Las expectativas del público eran inmensas. El corral se abrió, los cuatro novillos salieron y los corredores españoles se sorprendieron por la temprana edad de los animales. “Les faltan cuernos, no son tan grandes como nos dijeron, pero son las primeras novilladas que se hacen en Mar del Plata”, dijo uno de los toreros a Canal 10.

Tras “la encerrona”, que duró unos minutos, el veterinario Juan Roberto Márquez, que había sido designado como veedor del espectáculo, confirmó que pese a las caídas que sufrieron dos de los animales, no resultaron heridos. "Este encierro no tiene ni punto de comparación con la yerra”, indicó.

En 1994 se realizó otra celebración de San Fermín con encierro de toros incluida, en la que se constató la lesión de tres de los cuatro animales utilizados para el espectáculo. Mientras que para la edición de 1995, ante el aumento de las manifestaciones en rechazo de la festividad, una semana antes las autoridades del Centro Navarro del Sud anunciaron la suspensión de los festejos y pusieron fin a una tradición que había comenzado casi un siglo antes.