Traen a Mar del Plata los restos de Marcelo Medina: quieren saber si sufrió una "muerte traumática"

Lo confirmó este viernes por la tarde el fiscal Walter Mercuri. En las próximas horas, también se avanzará con el peritaje de los celulares de los padres y el hermano del chico de 19 años, que permanecía desaparecido desde el 8 de mayo. 

La autopsia del joven será realizada por especialistas de Mar del Plata.

5 de Agosto de 2022 18:22

Por Redacción 0223

PARA 0223

La Justicia de Dolores gestiona por estas horas el traslado a Mar del Plata de los restos de Marcelo Medina, el chico de Villa Gesell cuya muerte fue confirmada este viernes después de que fuera buscado desesperadamente por su familia desde el 8 de mayo.

"Los restos van a ir parar a Mar del Plata, para la nueva pericia, y cuando se terminen todas las pericias será entregados de nuevo a sus padres", confirmó el fiscal Walter Mercuri, que permanece al frente de la investigación.

Para el funcionario de Dolores, la operación de autopsia que se hará en las próximas horas en la ciudad será clave para saber si la muerte de Medina "se produjo por ahogamiento o si fue una muerte traumática".

Como algunos restos de Medina se encontraron sobre una playa de Mar de Ajó, lo que el Ministerio Público Fiscal pretende saber es si el cuerpo estaba "con vida o no" cuando fue ingresado al agua, una circunstancia que claramente condiciona el norte de la causa.

Los restos del joven de 19 años habían sido encontrados el 29 de mayo, a la altura de Espora y avenida Costanera, por un pescador. Lo que se halló fue un miembro superior aún con musculatura en el antebrazo y la mano, junto a la escápula y la clavícula.

A partir de ese hallazgo, la fiscal Verónica Zamboni, que en junio renunció a la causa tras ser recusada por la familia de Medina, ordenó extraerle sangre a los padres para cotejar el ADN. Los resultados de ese estudio recién se conocieron hoy y dieron positivo.

A horas de conocerse la trágica novedad, Mercuri ordenó un allanamiento en la vivienda de los padres aunque descartó que este procedimiento se hiciera con algún tenor acusatorio contra el entorno del chico gesellino.

"Lo que se hizo hoy fue una inspección ocular. Y en casos así, la búsqueda siempre se empieza por la causa de la víctima", razonó el fiscal, quien agregó: "Los padres están como particulares damnificados, siguen siendo los padres de la victima y no hay ninguna imputación".

Lo cierto es que en estos 89 días Carina Paredes y Miguel Ángel Medina, los padres del joven, mantuvieron una búsqueda desesperada para dar con su hijo. De hecho, pocos días después de la extraña desaparición, llegaron a venir a Mar del Plata para ver si lo podían localizar por estas calles.

Otra de las novedades que pueden ser claves para la causa judicial tendrán que ver con los resultados que arrojen los peritajes de los celulares de los papás de Marcelo Medina y su hermano. El fiscal, a su vez, adelantó que será allanado a la brevedad un taller mecánico.

La misteriosa desaparición

En la madrugada del 8 de mayo, según quedó asentado en el expediente de la búsqueda, Marcelo comenzó a rezar a los gritos y a decir incoherencias con su mirada clavada en el techo. Pedía explicaciones a Jesús y hasta creía que estaba hablando con él. Según el testimonio de su madre, el joven no recodaba ni siquiera su nombre, o por lo menos, no quería decirlo. “No se cómo me llamo, no tengo nombre. Mi nombre es el que quiera Jesús que sea. Yo me voy a llamar como él diga”, repetía una y otra vez.

Los padres de Marcelo, aterrados porque nunca habían vivido una situación así, decidieron llamar al 911. Cuando dos efectivos llegaron, se encontraron con una escena, cuanto menos, extraña. Marcelo seguía gritando e intentaba tomarle las manos a los policías. Los agentes le pidieron que se calme pero no lograban tranquilizarlo. Hasta que, cansados y sin muchas herramientas para lidiar con una persona en ese estado, les dijeron a los padres que al ser mayor de edad y estar en su casa, no podían hacer nada. Al poco tiempo, se fueron.

Algunos minutos más tarde, la familia Medina escuchó un silencio que, pensaban, era tranquilizador. Se equivocaban. Marcelo se había escapado por la ventana de su habitación. No se había llevado consigo ninguna pertenencia, simplemente se fue.