Los 9 años de dolor por el trágico final de Norbert Degoas: “Él no descansa en paz”

La familia del genio publicitario siempre criticó el trato judicial que recibió la conductora que lo atropelló en septiembre del 2013. En una entrevista con 0223, la esposa reconstruye su lucha e insiste en acusar fallas en la investigación del fatídico choque. “Acá no importa el derecho a la vida”, denuncia.

9 de Septiembre de 2022 09:10

Alejandra Scalise es traductora y profesora. Cuenta que en la clase donde conoce a sus nuevos alumnos de inglés, siempre toma la misma decisión: en la carátula de la materia, no les enseña a escribir “English” sino “Respect”. Es la primera semilla que siembra en cada curso, en cada escuela. Es que, para ella, no se puede construir una sociedad sin respeto. 

Y por eso se lamenta Alejandra: porque asegura que esa palabra básica, esencial, no existe en los diccionarios de la Justicia. Su búsqueda por los pasillos de Tribunales fue larga y desgastante y no vio la forma de encontrar respeto. Lo que sí dice que encontró fue un sistema que no hizo valer la vida de su esposo, Norberto Carredegoas, más conocido por todos como Norbert Degoas.

A Degoas muchos lo recuerdan por una carrera publicitaria plagada de éxitos, con un sinfín de latiguillos y anuncios extravagantes que durante décadas marcaron tendencia en Mar del Plata y gran parte del país. Pocos, sin embargo, lo asocian como protagonista de un doloroso capítulo judicial que todavía, después de casi una década, no cierra para su familia.

Alejandra y Norbert conformaban un matrimonio unido y feliz, con más de veinte años y dos hijas, Arianna y Franccesca. La esposa cuidaba del locutor en cada cosa que podía, hasta con las comidas, aunque él, de vez en cuando, se las ingeniaba para “darse un gustito”. Y el 2 de septiembre del 2013 no fue la excepción: pidió permiso y salió a comprar pan para compartir el almuerzo con ella. Lo que no sabía es que, desde aquel fatídico lunes de lluvia, no regresaría nunca más a casa.

La familia de Norbert Degoas.

A tan solo una cuadra, cuando intentaba cruzar por Saavedra y Alem, Norbert fue atropellado por un coche. Alejandra lo supo a los pocos minutos; un comerciante le avisó por teléfono que “algo malo había pasado”. Al llegar a la esquina, vio el tumulto, la ambulancia y a Norbert tendido en el suelo, cubierto con un cartón para que no se mojara demás. “Papito, papito, ¿estás bien…?”, alcanzó a preguntar, mientras los enfermeros preparaban la camilla; Norbert contestó que sí, y le regaló su última sonrisa. Porque él sonreía siempre, hasta en la desgracia.

En aquel momento, Alejandra también logró ver el auto rojo que impactó contra su esposo y la cara de Elizabeth Riadigos, quien iba al volante, acompañada por sus dos hijos y la amiga de uno de ellos. Tras el choque, la conductora – esposa del dueño de la cadena de farmacias de la ciudad que lleva el mismo nombre – dijo que no lo vio, que apenas lo tocó, pero lo cierto es que el golpe fue más que eso.

Al dar su cabeza contra el pavimento, Norbert sufrió una hemorragia interna contra la que no pudieron hacer nada los médicos del Hospital Interzonal General de Agudos (Higa) Dr. Oscar Alende. Después de siete días de agonía, la voz de Todo Nebulizador, Remicoop, El Cóndor y tantas otras publicidades se apagó definitivamente el lunes 9 de septiembre, a los 77 años.

El curso de manejo

La circunstancia de muerte no condicionó la suerte judicial de Elizabeth Riadigos. No fue detenida, las autoridades tampoco le quitaron la licencia y todo el proceso se resolvió al año siguiente con la suspensión de un juicio a prueba, donde la Justicia impuso dos medidas: que la automovilista se presentara regularmente ante el Patronato de Liberados y que hiciera un curso de manejo defensivo.

La falta de un “castigo ejemplificador” es lo que no termina de entender la viuda de Degoas. “El que mata no está cuidando la vida de otra persona y entonces debe hacerse responsable y tener un castigo. Si no, ¿a dónde vamos a parar?”, plantea, en una entrevista que le concede a 0223 al cumplirse el noveno aniversario de la muerte de la legendaria figura de radio y televisión.

Alejandra, además, reprocha la “falta de humanidad” de Elizabeth y su entorno: dice que “nunca se acercaron ni para ofrecer un remedio”. “No puede ser que alguien mate de esa manera y se borre", denuncia, e insiste: “Creo que si matás a alguien y sabés que quedó una familia llorando, lo mínimo que tenés que hacer es acercarte, pedir perdón, preguntar en qué podés ayudar. Es algo básico”.

El desamparo

Es que con la repentina muerte de Norbert, la familia Degoas también se quedó sin el principal sostén económico del hogar. Para compensar parte de las pérdidas, Alejandra Scalise se vio obligada a tomar más horas de clase y otros cursos de laboratorio en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). El trabajo, sin embargo, no la alejó de la causa de su esposo: dice que “todos los días” se acercaba a la fiscalía de Delitos Culposos para conocer de primera mano las novedades en el expediente.

Pero las novedades no eran muchas, y las que había le preocupaban. En el intento por lograr alguna repercusión judicial favorable, cambió cuatro veces de representante y hasta contrató a un reconocido abogado de Buenos Aires con alta exposición mediática. Ninguno respondió con el compromiso que esperaba: el primer letrado le llevó escritos con faltas de ortografía, el segundo se fue a Estados Unidos sin avisar, el tercero le inventó excusas para retrasar unas pericias y el cuarto ni siquiera se involucró personalmente con el caso.

Y la fiscalía tampoco respondió como ella esperaba. La viuda denuncia que la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Nº11 elaboró en Necochea una pericia que desvirtuó la reconstrucción de los hechos para favorecer a la conductora. “Los fiscales nunca investigaron porque en la pericia pusieron que la cabeza de Norbert daba hacia Alem para hacer ver que cruzó mal pero no fue así porque la cabeza quedó mirando hacia el mar. Yo lo recuerdo. Norbert cruzó bien y a él se lo llevaron puesto porque el auto no frenó antes de la raya blanca de la senda peatonal”, ratifica.

Alejandra elevó un descargo con quejas a la fiscalía de Pablo Cistoldi y Teresa Martínez Ruiz y presentó una pericia de parte donde hizo valer con argumentos técnicos su versión pero ya era tarde para torcer el destino del expediente. “Yo tengo la conciencia tranquila porque luché mucho por la causa de Norbert. El problema fue que me enfrenté a poderosos sin escrúpulos y por eso todo quedó en la nada”, asegura.

La “estafa”

Alejandra debió esperar cinco años para recibir el pago de la póliza de seguro en concepto de la muerte del marido. La espera fue evidentemente larga pero también difícil porque recuerda que, en más de una oportunidad, se cruzó cara a cara con Elizabeth Riadigos. “La vi algunas veces corriendo por la costa y fue horrible. Es terrible ver a la persona que mató a tu esposo disfrutando de la vida como si nada”, apunta.

“Lo que nos hicieron fue una falta de respeto y una estafa. Porque en esta sociedad las cosas también se pagan con dinero y acá no hubo ni cárcel ni dinero. Ellos no pagaron con nada. El seguro tardó mucho tiempo en hacerse cargo y en el medio tuvimos un montón de tropezones”, cuestiona, y agrega: “Yo igual me pude poner al frente de la situación y en eso me siento muy empoderada. Pero no fueron momentos fáciles para la familia”.

Alejandra y Norbert, un amor que nació en Estados Unidos.

La mujer cuenta que pudo procesar el duelo por Norbert a partir del 2016, cuando regresó a Estados Unidos, el país que fue testigo de los primeros capítulos de su historia de amor con el publicista. “Esos viajes los pude hacer varios años seguidos y me hicieron muy bien porque, por un lado, dejé de encontrarme a Elizabeth con tanta frecuencia y así también pude empezar a mirar todo de lejos, con un panorama un poco más claro”, explica.

El semáforo

Unos meses antes de morir, en enero del 2013, Norbert Degoas había movilizado a los vecinos de la calle Alem para presionar a la municipalidad con la instalación de un semáforo en la esquina de Quintana. Ya se habían producido varios siniestros viales en la zona, y tanto él como su esposa estaban muy preocupados.

“Llegamos a ver una familia entera que voló con su auto. Por eso empezamos a hacer la campaña por el semáforo. Juntamos 400 firmas de apoyo de los vecinos y el 23 de enero, en vez de ir a la playa, cumplí con mi deber ciudadano y presenté la planilla completa en el municipio. Dejé todo pero nunca más nadie me contestó. Quedó en cero”, afirma Alejandra Scalise.

El reclamo que nunca fue escuchado por la municipalidad.

La mujer lamenta que la gestión de Gustavo Pulti de ese entonces, ni los gobiernos sucesivos, se hayan hecho eco del reclamo pero todavía sueña con ver el semáforo instalado a tan solo una cuadra del choque que le costó la vida a su marido. “Por supuesto que me gustaría que lo pongan. Sería importante. Quizás, si nos escuchaban y lo colocaban en su momento, Norbert hubiese cruzado por el semáforo y hoy estaría acá”, señala.

En paz

Después del drama y de las batallas que libró en soledad por la muerte de Norbert Degoas, Alejandra sostiene que el sistema de Justicia es “inexistente” en el país. “Yo antes creía en la Justicia y hasta llegué a estudiar derecho porque siempre fui curiosa y me interesó. Pero hoy lamentablemente veo que no hay nada. El derecho a la vida es fundamental y acá parece que no importa porque ni siquiera se hace respetar ese derecho”, expresa.

Con la misma convicción, la viuda también asegura que el locutor y publicista todavía “no se fue” y que sigue presente “entre nosotros”. “Puede sonar raro pero yo sé que, de alguna manera, Norbert sigue acá. Su alma es distinta, es muy alegre, y sé también que no va a descansar en paz mientras siga la impunidad. Por eso la verdad se tiene que saber, aunque sea de a poco, para que las cosas cambien de una buena vez”, concluye.