“No tenés ni idea lo que voy a hacer; no son mil ni cinco mil, es mucha plata”

Inteligencia previa, apremios económicos y gastos excesivos. Los datos de las escuchas telefónicas que permitieron desbaratar la banda autora de robos millonarios a departamentos.

La investigación estuvo a cargo de la DDI.

2 de Febrero de 2023 11:08

Por Redacción 0223

PARA 0223

Mientras la policía busca intensamente a los cuatro prófugos acusados de integrar una banda que robó bajo la modalidad “escruche” varios departamentos y se alzó con un botín de un millón de dólares, cuarenta y dos millones de pesos y una gran cantidad de alhajas, se conocieron detalles de algunas de las escuchas telefónicas que permitieron confirmar la operatoria del grupo y solicitar su detención.

De acuerdo a la reconstrucción que pudo hacer 0223, tras las primeras líneas de trabajo dispuestas por el fiscal Fernando Berlingeri con las tareas a cargo de la DDI, la Justicia de Garantías autorizó la intervención telefónica de algunas líneas que la banda empleaba para comunicarse. Si bien algunas fueron descartadas tras los primeros plazos de escucha, otras aportaron datos precisos sobre los momentos previos posteriores a algunos de los golpes.

La DDI hizo varios allanamientos de manera simultánea.

“No tenés ni idea lo que voy a hacer, no son mil ni cinco mil, es mucha plata”, dijo uno de los imputados en una conversación con una persona a la que le debía dinero. Según las fuentes cercanas a la investigación, la situación de ahogo económico previa a los delitos era común en más de un integrante.

Del mismo modo era habitual que algunos de ellos tuvieran gastos excesivos pocos días después de los robos. “Uno de los sujetos adquirió tras los golpes un Fiat 500, una VW Amarok V6 Extreme, otro adquirió joyas, reservó un Peugeot 308 y un Ford Fiesta; mientras que un tercero adquirió una Ford Raptor 0 km., estimándose que la banda gastó cerca de 70 millones de pesos”, señaló.

Cuatro días de diferencia para dos robos en el mismo edificio

En el expediente por asociación ilícita y robos reiterados que lleva adelante el fiscal Berlingeri, una de las incógnitas es como obtenía la información. En cada uno de los golpes sabían la existencia de importantes sumas de dinero y valores en los departamentos.

El primer hecho que se le imputa a la banda es el registrado el 28 de julio pasado en un séptimo piso del edificio ubicado en Moreno entre Catamarca y La Rioja donde vive un hombre de 87 años. Además de una suma cercana a los 150 mil dólares, los delincuentes se llevaron dos armas de fuego, alhajas, dos iPad, dos iPhone 12, prendas de vestir y un reloj Rolex de mujer.

El segundo hecho se registró  en el mismo edificio, un piso más abajo, apenas cuatro días después. En el inmueble, propiedad de una mujer de 85 años, hallaron una suma importante en dólares, pesos, alhajas, relojes de oro, celulares, cámaras y otros elementos.

La banda, que ya había comenzado a realizar algunos gastos, volvió a actuar el 13 de noviembre pasado en un edificio ubicado a seis cuadras del anterior, sobre calle Bolívar. Luego de distintas tareas de inteligencia ingresaron al inmueble del que escaparon con más de un cuarto de millón de dólares y cerca de 150 mil pesos.

Según la investigación de la DDI, el último hecho atribuído al grupo sucedió el 20 de enero de este año en un departamento de Playa Grande del que sustrajeron dos valijas de viaje y una caja fuerte con dinero.

Múltiples tareas, roles variados

La labor de la DDI con el análisis de cámaras públicas y privadas a partir de un primer reconocimiento que hizo un allegado a las víctimas, perfiles en redes sociales, el  impacto de antenas con geolocalización, seguimientos, filmaciones y escuchas telefónicas permitió establecer no solamente el rol de cada uno de los cuatro imputados, sino también la relación que tenían con otras personas para algunas de las tareas previas y posteriores.

Se pudo establecer que la banda usaba inhibidores de alarmas para tener acceso a los autos y que tenían contacto con un par de cerrajerías para la copia de llaves. “Del mismo modo se identificaron una ‘cueva’ donde hacían el cambio de moneda extranjera en el barrio Bernardino Rivadavia y una joyería en el microcentro para reducir el botín” en, señalaron fuentes cercanas al expediente.

Para los investigadores, el líder de la banda definía el diagrama de robos a partir de los datos de las víctimas potenciales que aportaba otro de los miembros. “El resto de las tareas de ingreso, ‘campana’ duplicación de llaves y uso de inhibidores para acceder a los autos, podía modificarse”, agregaron.