"De boliche en boliche" o cuando Mar del Plata tenía su avenida del ruido
En la década del 70 visitar Mar de Plata y no haber pasado aunque sea una noche en la avenida Constitución era sinónimo de no haber estado en la ciudad. La llegada masiva del turismo obligó a los empresarios a pensar en la necesidad de contar con espacios de esparcimiento nocturno.
Ellos camisa y sacones con solapas anchas, pantalones de jean oxford y peinado a la gomina. Ellas camisa, minifalda, botas altas, aros grandes, pestañas postizas y peinado fijado con spray. Todos aguardan para entrar a alguna de los 30 boliches que llenaron de música la avenida Constitución.
En la década del 70 visitar Mar de Plata y no haber pasado aunque sea una noche en la avenida Constitución era sinónimo de no haber estado en la ciudad. La llegada masiva del turismo obligó a los empresarios a pensar en la necesidad de contar con espacios que den respuesta a la demanda de los jóvenes que arribaban a la ciudad en busca de unos días de descanso.
Así, sobre la avenida se erigían una treintena de “boliches”. Bossa Nova, Yeye y Kokeche, Zum-Zum, Sunset, Enterprisse, El Castillo y Banana se destacaban en la oferta de esparcimiento nocturno que durante la temporada contaba con las visitas de toda la farándula que llegaba a hacer temporada en la ciudad que ya ostentaba el mote de “Ciudad Feliz”.
La historia de la “avenida del ruido” se remonta a la década el 40, cuando la ciudad cambió el paradigma turístico y pasó de ser una villa balnearia exclusiva de de la elite porteña, la ciudad elegida por las clases media y trabajadora que gracias a la movilidad social podía pensar en disfrutar de un periodo de vacaciones en Mar del Plata.
Fue en esa década que “La perla del Atlántico” tuvo un boom inmobiliario. Ante el avance de la clase media, los propietarios de grandes casonas en muchos casos decidieron vender sus propiedades y optar por otros destinos de descanso. Fue así, como las casonas comenzaron a demolerse dando paso hoteles sindicales que facilitaban la llegada masiva de turistas a la ciudad.
Los memoriosos cuentan que la primera “discoteca” de avenida Constitución fue “Pancho Fredy” y se inauguró en 1946 dando el puntapié inicial de lo que años más tarde convertiría a la zona en “la preferida” por los jóvenes. Lo cierto es que en su época dorada, Constitución tuvo repartidos entre la Costa y Ruta 2 unos 40 boliches que llenaban de música la zona.
El furor llegó en la década del 60 con la instalación de Bossa Nova, El Castillo, Banana, Yeye y Kokeche, Zum-Zum, Enterprisse, Mocambo, Tajamanos y Sunset, y se mantuvo por dos décadas. Los boliches de entonces dividían la noche en dos momentos “bien marcados”: el de música bailable y el de "los lentos".
Cada verano, el Jet Set elegía a "la avenida del ruido" para disfrutar de un momento ameno luego de las funciones de teatro. Entonces, era común ver a una joven Susana Giménez, o a un Alberto Olmedo, Ringo Bonavena, Carlos Monzón o Guillermo Vilas, por ejemplo disfrutando de las presentaciones de "Safari" y "La joven guardia".
Hasta fines de la década del 80, Constitución lideró la noche marplatense hasta que, con crisis y caída del turismo, muchas discos cerraron sus puertas y "la movida" se trasladó a la zona de Alem y la hasta el momento "avenida del ruido" comenzó a cambiar su fisonomía: hoy, de aquella época queda solo el recuerdo.
Hoy Constitución es un paseo comercial a cielo abierto, cuenta con locales de indumentaria, hipermercados, bares, heladerías y restós. De la "avenida del ruido" queda solo el nombre y el recuerdo de quienes vivieron los años dorados de la zona.
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