Celulares en el aula, ¿sí o no?: concejales avanzan con el debate sobre su prohibición en la Primaria

Un proyecto de Unión por la Patria busca regular su uso en las escuelas municipales y propone prohibirlos en las aulas. Mirada unificada sobre los efectos nocivos de los dispositivos, aunque hay contrapuntos sobre cómo normarlo.

Muchos establecimientos ya los tiene prohibidos en sus acuerdos de conviviencia, aunque ahora se busca normarlo por ordenanza.

26 de Noviembre de 2024 13:12

Por Redacción 0223

PARA 0223

Que el uso de los teléfonos celulares en las aulas es sumamente perjudicial para los procesos educativos y de socialización es una conclusión a la que hace rato se arribó desde la neurociencia y la pedagogía, donde quedan minimizados los elementos positivos en cuanto al acceso a fuentes de información que habilitan este tipo de herramientas.

Sin embargo, es complejo cómo esa certeza se refleja en las normativas que regulan la vida en sociedad, un debate que semanas atrás comenzó a darse el Concejo Deliberante en lo que respecta al uso de celulares en las escuelas primarias del sistema municipal. Un proyecto de Unión por la Patria plantea que directamente se los prohiba, si bien se abre la puerta a que excepcionalmente el docente permita su utilización con fines educativos.

En ese marco, este martes la Comisión de Educación retomó el tratamiento de dicho expediente, luego de recibir un nuevo informe del gobierno de Guillermo Montenegro, en este caso de la Secretaría de Educación. Como ya lo había hecho la secretaria de Salud, Viviana Bernabei, su par Fernando Rizzi volvió a remarcar los “efectos negativos” del celular, aunque advirtió que “el uso se encuentra debidamente regulado por los equipos directivos y docentes de cada institución”. En tanto, no arrojó una conclusión sobre el proyecto en sí, por lo que pareció orientarse a descansar solo en el mantenimiento de dichos acuerdos de convivencia.

La Comisión de Educación mantendrá en debate el tema.

“Los acuerdos institucionales hacen que el docente entre en mayor conflictividad con el padre que no quiere, por eso es importante que haya una ordenanza”, planteó Mariana Cuesta, autora del proyecto. Luego que se retome el ejemplo de Caba, donde el gobierno del Pro lleva una política de prohibición incluso en la Secundaria, desde la UCR advirtieron que se ejecuta a través de una resolución ministerial y no de una ley, lo que le da mayor flexibilidad a la política.

Precisamente, el Pro fue el espacio oficialista que más firme se mostró en torno a la problemática. “Hay que tomar acciones, la ciencia da señales que no es beneficioso, que no acompaña el desarrollo educativo de los niños y que hay otras herramientas que ayudan más. Hay niños que sufren adicción al celular, aunque es difícil de detectar. La psicología ya está trabajando en este tema”, expuso Florencia Ranellucci. La Coalición Cívica fue el único espacio en mostrarse en contra del proyecto: “no estamos para acompañarlo en estos términos”, enfatizó Guido García, quien hizo foco en el peso de la palabra prohibir.

No me condiciona la palabra prohibir, sí me genera cierta duda. Muchas autoridades nos hablan que hay un problema con los padres que quieren que los hijos concurran con el celular”, matizó Daniel Núñez (UCR) durante la comisión, donde finalmente se decidió mantener el proyecto en tratamiento para profundizar su abordaje hacia el interior de los bloques.

Fernando Rizzi elevó un informe, aunque no fue concluyente sobre la prohibición propuesta.

 

“Evidencia científica”

“La palabra prohibir suena fuerte, pero pensamos la pregunta al revés: ¿por qué un estudiante primario debiera usar el celular en la escuela? ¿Cuál es el fundamento pedagógico?”, fue la pregunta retórica que instaló Mariana Cuesta, licenciada en Ciencias de la Educación. “La evidencia científica nos dice que cuando se utiliza el celular en el aula se está todo el tiempo interrumpiendo la atención y eso hace que a la atención se fragmente. La neurociencia descubrió que la atención fragmentada no permite aprendizajes profundos”, planteó.

La edil desarrolló los resultados de un informe realizado sobre 50 escuelas secundarias de Caba donde se implementó la prohibición, con resultados que remarcan lo positivo de la medida. "El 57% afirmó prestar más atención tras la prohibición, el 47,4% dijo conversar más con sus amigos. Estamos teniendo problemas de relación, si vemos un recreo no era como cuando íbamos nosotros, los chicos están sentados cabeza abajo con el celular”, añadió. Asimismo, el 22,9% expresó sentirse más tranquilo y el 17,5% que juega más. Los directivos y docentes también dieron su veredicto: el 73% sostuvo que los estudiantes prestan más atención.

Mariana Cuesta enfatizó la importancia de avanzar con una regulación vía ordenanza.

“Piénsenlo como un límite y debemos poner límites porque un nene de primario no puede tener autocontrol. Nos cuesta a los adultos, imagínense en niños. El celular distorsiona el lenguaje, los chicos cada vez usan menos palabras. El temor a la palabra prohibir no puede ser un limitante para sancionar una norma que es positiva para la comunidad”, concluyó Cuesta.