Un desafío, una Iglesia y una colectividad que sigue creciendo: historia de la comunidad helénica marplatense
Los registros dan cuenta de un siglo de presencia griega en la ciudad, aunque la colectividad helénica marplatense se fundó en 1954. Historia y costumbres de un pueblo milenario que se acriolló luego de afincarse en Mar del Plata.
Grecia es sinónimo de grandes tragedias, epopeyas, filosofía, democracia, idioma… Grecia es la cuna de la civilización occidental. Es la representante de aquella civilización que floreció en los límites de las actuales Europa y Asia cuatro mil años antes de Cristo, y que destelló en el siglo V A.C. en una pequeña ciudad, hoy capital, llamada Atenas. La historia de Grecia es fascinante y sigue aún hoy despertando fanatismos.
Occidente se edificó tomando como base muchos conceptos que “heredó” de la antigua Grecia, y esto subsiste en el mismo imaginario occidental hasta la actualidad. La historia de la colectividad helénica argentina no es diferente a la de otras colectividades que llegaron al país. El aluvión migratorio que llegó entre 1880 y 1930 trajo al país a los primeros griegos que se “acriollaron” y se afincaron en diferentes zonas del país.
“En Mar del Plata hay evidencias o relatos que dicen que los griegos llegaron en 1920 y los griegos son una raza que se acriolló. Yo soy griego y hablo castellano como ustedes mientras que un francés puede pasar años y hablar afrancesado”, asegura en diálogo con 0223 Miguel Canatakis, uno de los integrantes más longevos de la Colectividad Helénica de Mar del Plata a quien denominan “el patriarca” dentro de la colectividad. Es que Miguel, de 80 años, integra el espacio desde que llegó a la ciudad.
Según el relato de Miguel, la colectividad se originó porque “el que hizo punta trajo a los demás y querían un lugar donde juntarse, hablar, hacer comidas típicas, jugar sus juegos, profesar su religión”, cuenta. Los griegos que llegaron a la ciudad inicialmente estaban relacionados con el gremio de la construcción de alguna u otra manera y, en verano se dedicaban a tomar fotografías a las familias acaudaladas que ocupaban sus villas de veraneo. “Todos eran fotógrafos trabajaban en las playas en general y en invierno volvían a sus oficios de yeseros, carpinteros, albañiles”, dice.
Fue el 16 de agosto de 1952 que se fundó oficialmente la Colectividad Helénica de Mar del Plata y, desde entonces - con altas y bajas- permanece abierta. La historia de la compra del terreno donde funciona desde su fundación la Colectividad también tiene nombres reconocidos en la historia patrimonial marplatense.
En 1954, Demetrio Eliades, el empresario llegado de la Isla de Creta que creó junto a su socio el alfajor icónico de Mar del Plata y el rascacielos más alto de la ciudad dijo "hagan y de lo que junten yo pongo el doble". "Lo que juntaron alcanzó para comprar el terreno y empezar a levantar la colectividad", recuerda.
El terreno se compró ese mismo año. Para emplazar la sede de la colectividad, eligieron un lote en Falucho al 4400. Lugar en el que aún funciona el lugar de encuentro. La sede fue creciendo de a poco. Comenzó con un gran salón con espacio de cocina y se fue expandiendo hasta tener las dimensiones actuales.
"La Colectividad creció hasta los 80, después se cayó y resurgió en el 87. "Me había quedado solo como presidente y se estaba viniendo todo abajo, estábamos tapados de deudas, entonces fui a buscar a Pilafsidis y Procopio y juntó a los jóvenes griegos entonces nos juntábamos con la excusa del baile y después alguna comida y después le dimos forma", rememora Miguel y reconoce que el gran empujón de la comunidad fue la aparición de la Feria de las colectividades, que les permitió dar a conocer su cultura y recaudar fondos con la venta de sus platos típicos.
A la fecha, la Colectividad Helénica marplatense cuenta con un gran salón de reuniones, cocina, un aula con sus pupitres prolijamente ubicados y en la planta alta, la Iglesia Ortodoxa San Jorge. "Todo se hizo a pulmón" dice Pablo Pilasfsidis, uno de los miembros activos de la comunidad.
Sentado en uno de los bancos de la Iglesia, Miguel recuerda que la Iglesia se terminó de construir en 1992 y es una Iglesia Ortodoxa. "Los griegos somos Cristianos Ortodoxos. La Iglesia Ortodoxa viene del rito bizantino y su esencia es la no alteración del Cristianismo en sus inicios", dice.
La iglesia es una de las 15 iglesias ortodoxas. Su nacimiento se debe a la separación en 1.054 por parte de Constantinopla de Roma. "Se trató de una maniobra política. Consultado sobre las diferencias con el credo católico, Miguel explica que hay dos fundamentales: el bautismo se realiza por inmersión y se permite el divorcio. "Hasta tres veces se pueden divorciar, siempre que haya una causa probada". Además, los ortodoxos aseguran que las almas van al “Juicio Final” mientras que el mundo católico que afirmaba que previamente existía al “Purgatorio”.
El pecado Original, en tanto, es un concepto exclusivamente católico y los sacerdotes pueden contraer matrimonio siempre y cuando se realice previamente al sacerdocio.
Miguel Canatakis nació en Egipto en 1944, pero es "griego griego" porque en la tierra de Ramsés lo que rige es la ley de sangre, no la ley de tierra. Sus padres habían llegado al país de las pirámides escapando de la Guerra y se radicaron allí. En su casa se hablaba griego y durante sus primeros años de vida convivió con el griego y el egipcio como lenguas madre. Con el paso de los años mostró interés por el lenguaje y aprendió otros cinco idiomas.
A los 23 años, vino a la Argentina "per L'amour", dice y, una vez llegado a Buenos Aires trabajó en diversos rubros hasta que, embajada mediante, empezó a trabajar en el puerto. "Yo soy navegador aéreo. Cuando llegué seguí el consejo de mi padre que siempre me dijo que si tenía un problema vaya a la embajada, entonces me ofrecieron un trabajo que no andó. Después me contactaron con un griego egipcio y "andó" empecé a trabajar en comercio exterior en un frigorífico que tenía las oficinas en Buenos Aires y la fábrica en Junín.
"Me ayudó el hablar varios idiomas", dice. Al poco tiempo llegó al puerto de Mar del Plata, donde se afincó. "En el puerto todos lo conocen", agrega Miguel, otro de los integrantes de la colectividad que acompaña al "patriarca" durante la cálida tarde de junio. Sin prestar atención a las acotaciones de sus "asistentes" Miguel continúa su relato. "Me casé, tuve dos hijos.... una abogada y un artista, pude volver a Egipto y sigo trabajando gracias a Dios y a San Jorge"
Gyros, shawarmas y postres: las estrellas griegas
"Los pollos que vas a comer acá no los vas a comer en otra parte", asegura orgulloso miguel que se niega a revelar la proporción de condimentos que requiere la receta del pollo tzatziki aunque lamenta que las recetas se hayan "acriollado" para estar acordes al paladar "argento".
Los pollos son un plato típico, pero el plato que se lleva todas las miradas es el shawarma, un plato que se prepara cortando finas rebanadas de carne, apiladas en forma de cono y asadas en un asador vertical. Originalmente se prepara con carne de cordero, pero hoy también se prepara con pollo, pavo, res o ternera.
El Gyro en pan pyta es otro clásico de la gastronomía griega. Se trata de un lato similar al shawarma. Es carne asada en un horno vertical. Por lo general, se sirve en un pan pita, acompañado por verduras, papas fritas y salsas.
Si de platos típicos griegos hablamos la musaka no puede faltar en la lista. Este plato que tiene cierto parecido con la lasaña, pero utilizando capas de berenjena en lugar de pasta. La receta tradicional de musaka o moussaka se hace con carne picada de cordero, pero la receta criolla se hace con carne picada.
Pero si hay algo en lo que se destaca la gastronomía griega es en sus dulces. Las estrellas son el curambiedes, el galaktoboureko y la baklava.
El curambiedes es un plato dulce. es una es una galleta de manteca ligera, hecha harina de almendra. A veces se hace con brandy, normalmente metaxa, para darle aroma, aunque también son populares la vainilla, el mastika y el agua de rosas.
El galaktoboureko, es uno de los postres más famosos de la cocina griega. Se trata de un postre de leche muy crujiente por fuera, debido a las capas de masa filo que la compone y suave y cremosa por dentro. Seuele bañar con almíbar afrutado.
Por último, los amantes del pistacchio no pueden dejar de probar la Baklava. Este postre es un es un pastel elaborado con una pasta de pistacchios o nueces trituradas, distribuida en una masa filo y bañado en almíbar o jarabe de miel.
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