¿Por qué se interrumpió durante 28 años la tradición de encender el árbol de Navidad en la Plaza San Martín?

La Plaza San Martín recuperó en 2019 una tradición iniciada en los años ’50: el encendido del árbol de Navidad. Interrumpida por el devastador temporal de 1991, que derribó el histórico ejemplar y dejó a Mar del Plata marcada por la tragedia, la ceremonia volvió con fuerza.

Tras el temporal de 1991, la Municipalidad debió buscar una nueva alternativa para el árbol de Navidad.

13 de Diciembre de 2025 08:22

Cada diciembre, la Plaza San Martín de la ciudad se viste de luces y adornos. El árbol central, ubicado en la manzana delimitada por Luro, 25 de Mayo, Hipólito Yrigoyen y Bartolomé Mitre, se convierte en el corazón de la celebración. La costumbre de decorarlo comenzó en 1954 y, desde entonces, fue símbolo de encuentro y alegría para los marplatenses.

Pero hubo una época en la que el encuentro tuvo que cambiar de rito. Todo se debió a que, el 19 de junio de 1991, Mar del Plata vivió una de las jornadas más oscuras de su historia. Ráfagas de más de 120 km/h arrasaron con techos, árboles y edificios. Cuatro personas murieron, decenas resultaron heridas y más de 140 fueron evacuadas. Entre los daños se contó también el árbol de la plaza que se utilizaba como navideño. Desde ese momento, la tradición se interrumpió y, durante años, la Navidad se celebró en distintos rincones de la ciudad con árboles improvisados.

Ejemplo de esa época, fue el año 2012, durante la gestión de Gustavo Pulti como intendente, cuando se inauguró en la Plaza del Milenio un árbol construido íntegramente con materiales reciclados. Una propuesta que sumó valor simbólico: celebrar la Navidad cuidando el planeta.

La Navidad volvía a tener su árbol en la plaza San Martín en 2019.

Recién en 2019, bajo la gestión del intendente Carlos Fernando Arroyo, la ciudad recuperó la ceremonia en la Plaza San Martín. El árbol volvió a iluminarse y, junto a él, la Banda Sinfónica Municipal recuperó también la práctica de ofrecer sus villancicos. Los niños, además, encontraron un espacio especial: un antiguo buzón de 1895, fabricado por la firma Bash Hermanos, donde dejar sus cartas para Papá Noel.

Tras 28 años de circuitos itinerantes, la tradición de encender el árbol navideño cada 8 de diciembre se había recuperado. 

La tormenta y el barco fantasma

Aquel temporal de 1991 dejó imágenes imborrables, más allá del fin del rito navideño en la Plaza San Martín. Entre ellas, la del pesquero Marcelina de Ciriza, que se soltó de sus amarras en el puerto y navegó sin tripulación hasta encallar en la costa norte. Solo un perro viajaba a bordo, mascota del sereno, que fue rescatado tras la odisea. La ciudad, aún golpeada por la tragedia, quedó atónita ante la aparición de aquel “barco fantasma” varado en la arena, frente a la rotonda de Constitución.

El barco fantasma encallado frente a Mar del Plata.

Además, la tormenta no solo derribó árboles y postes: volaron techos de escuelas, se rompieron vidrieras, se desplomaron paredes y hasta un piano de cola fue arrastrado por el aire en Cabo Corrientes. La postal era desoladora: calles cubiertas de escombros, cables caídos y un silencio que convirtió a Mar del Plata en una ciudad desolada.

Según los informes posteriores, “Mar del Plata fue golpeada por la cola de un huracán con ráfagas que superaron los 120 km/h”.

En el centro de la ciudad, las restauraciones demoraron meses en completarse: desde la estación de Luro y Jujuy, los techos que se tuvieron que recuperar, hasta los carteles y vidrieras que debieron reponerse.

El temporal también partió una pared del Club Independiente local y un total de once escuelas debieron suspender clases por un largo período. Hubo luminarias caídas sobre las calles, tantas como árboles. Es así que, las pérdidas materiales fueron incalculables y los testimonios, impactantes: desde vecinos que aseguraban que “el cielo se puso rojo antes del viento fuerte” hasta quienes compararon a Mar del Plata con una ciudad fantasma.

Encendido del árbol de Navidad el pasado 8 de diciembre.

Un mal comienzo de década

El huracán que azotó a Mar del Plata en junio de 1991 quedó eclipsado por la gran nevada que ese mismo año vistió de blanco a toda la ciudad. También resultó mucho más llamativo el barco varado sobre nuestras costas. Pero pocos recuerdan que, desde aquel hecho, la ciudad tuvo que buscar una nueva alternativa para su árbol de Navidad en la Plaza San Martín.

Lamentablemente, ese no fue un hecho aislado. Al año siguiente, en 1992, tuvo lugar una gran inundación que convirtió al estadio mundialista en una verdadera pileta, con agua hasta la altura de los travesaños. Y en 1993 otro fuerte temporal causó incidentes incluso mayores que los de 1991.

Un comienzo de década difícil para los marplatenses que ha dejado recuerdos dispares entre su población.