La refundación del “Modelo Mar del Plata”, sin respeto a la voluntad popular y un acuerdo de paz social
Todos los entretelones de la política y el círculo rojo de Mar del Plata, conocelos en esta nota.
Por Redacción 0223
PARA 0223
El “Modelo Mar del Plata” se reinventa y sale a la cancha
Lejos quedó aquel adelanto de julio de Daniel Katz de que “se van a ir todos los radicales del gabinete municipal”, como también la ratificación, un mes después, de Maximiliano Abad, quien había asegurado que, una vez que Montenegro dejara la intendencia, “el radicalismo va a trabajar en la construcción de una alternativa para la ciudad”.
Llegó el 10 de diciembre, Montenegro inició su licencia para asumir como senador provincial y no solo que ningún radical se fue del gabinete: incluso uno de ellos fue nombrado secretario en un área estratégica, con el arribo de Guillermo Schütrumpf a Desarrollo Social, en reemplazo de la correligionaria Vilma Baragiola, que volvió al Concejo Deliberante.
El “Modelo Mar del Plata” -la alianza de gobierno entre el Pro y la UCR, entre otros espacios-, del que tanto se habló en los primeros años de gestión de Montenegro, atraviesa ahora una reconfiguración que también aparece como inédita a nivel nacional. No hay otro distrito del país donde amarillos, boinas blancas y libertarios avancen en la integración de un mismo gobierno, como ocurre en la ciudad.
La primera señal llegó con la confirmación del libertario Emiliano Recalt en la presidencia del Concejo Deliberante, uno de los lugares para La Libertad Avanza que habían acordado Montenegro y Alejandro Carrancio. ¿Seguirán OSSE y el Emturyc en esa línea? Cada vez son menos quienes se animan a desmentir una versión instalada hace tiempo en los pasillos del Palacio.
Al arribo de Schütrumpf se suman las continuidades radicales en la primera línea: Fernando Rizzi (Educación), Jorge González (Obras) y Gustavo Serebrinsky (Participación Ciudadana). Debajo de ellos hay decenas de subsecretarios y directores del partido que siguen firmes en sus puestos.
En sus primeras declaraciones públicas, Neme se limitó a explicar que los cambios de esta semana fueron obligados, ya que respondían a funcionarios que asumieron bancas en el Concejo Deliberante. Lo mismo ocurrirá en breve con OSSE, donde los cargos directivos encabezados por Carlos Katz vencen el 16 de diciembre. “Será una cuestión particular”, dijo Neme sobre la posibilidad de nuevas modificaciones en el gabinete, que llegarían después de la temporada.
“Se ve claramente la continuidad del proceso de 10 años que se inició en 2015”, remarcaron desde la oposición al conocer el detalle de los nuevos funcionarios, varios de los cuales ocuparon roles relevantes durante la gestión de Carlos Arroyo: Schütrumpf fue subsecretario de Desarrollo Social; Guillermo Volponi, presidente del Emder; y Juan Tonto, secretario del Concejo Deliberante.
También llamó la atención el peso político del nuevo Concejo tras la renovación legislativa. Un dato lo sintetiza: seis de las últimas diez elecciones municipales fueron ganadas por actuales concejales -Pulti en 2007 y 2011, Baragiola en 2013 y 2015, y Muro en 2021 y 2025-. Además, dos de las últimas tres elecciones seccionales en la Quinta Sección también tuvieron como ganadores a ediles: Bordaisco en 2021 y Pulti en 2023.
La “triple alianza” copó todos los cargos en el Concejo y no hubo archivo que valga
“Este cuerpo tiene una costumbre de hace años y es respetar la voluntad popular. En ese respeto a la voluntad popular, esta mesa se constituye en primer lugar por la fuerza triunfadora y así sucesivamente con las vicepresidencias, en honor a estos 40 años de democracia y la necesidad del diálogo y el encuentro”.
La frase parece salida de la boca de la enérgica Mariana Cuesta, jefa del bloque kirchnerista, o de Horacio Taccone, referente de Acción Marplatense, cuando se conoció el acuerdo entre el Pro, La Libertad Avanza y la UCR para quedarse con todos los cargos de la Mesa Directiva, rompiendo una tradición de 42 años. Pero no.
Quien había defendido con mayor elocuencia ese criterio -el que ahora fue desoído- fue nada menos que la concejala radical Marianela Romero. Claro que no lo hizo en la caldeada Sesión Preparatoria del martes pasado, sino el 7 de diciembre de 2023, la última vez que se habían elegido autoridades.
En aquel entonces, Romero, presidenta del bloque radical, fue la encargada de anunciar el acuerdo entre todos los bloques y propuso a Marina Sánchez Herrero (UCR–Juntos por el Cambio) como presidenta; a Virginia Sívori (Unión por la Patria) como vicepresidenta primera; y a Emiliano Recalt (La Libertad Avanza) como vicepresidente segundo: exactamente el orden en que habían quedado en las elecciones de ese año.
¿Qué pasó de aquel diciembre de 2023 a este diciembre de 2025, donde la debutante Gabriela Azcoitía ocupa el lugar que le correspondía al kirchnerismo y Florencia Ranellucci el del pultismo?
En el oficialismo primó la cautela: se limitaron a ponderar la legalidad de lo resuelto, recordando que la tradición de repartir los cargos según los resultados electorales forma parte de los usos y costumbres legislativos, pero no está normada.
En la oposición, en cambio, circulaban dos lecturas, no excluyentes sino más bien complementarias. “Esto no es propio de la política de Mar del Plata. Hay que mirar hacia afuera, hacia la Privada”, deslizan, dando a entender que la orden llegó desde la mesa chica del gobierno, integrada por dirigentes sin trayectoria local. ¿El objetivo? Enviar una señal de que avanzarán con su agenda legislativa recostados en la mayoría automática, sin dar demasiada relevancia a los aportes de la oposición.
La segunda interpretación, más sofisticada, apunta a que el Pro buscaría condicionar la conducción libertaria en manos de Recalt. A ese movimiento se suma la designación de Franco Luchina como secretario del Concejo Deliberante, dirigente del Gen y con sintonía fina con la mesa chica oficialista. Aquí también se rompe una dinámica: ubicar en ese puesto estratégico a una persona de confianza -y del mismo espacio político- que preside el cuerpo, si bien no tan lejos en el tiempo hay excepciones como la de Natalia Poleggio (Pro) con Ariel Bordaisco (UCR) entre 2019 y 2021.
Bajo esta lógica, la marginación de la oposición de los cargos que naturalmente le correspondían buscaría generar un escenario de caos interno, colocando a Recalt ante el desafío de sostener una conducción componedora en un Concejo cuyo tablero fue alterado deliberadamente.
El primer triunfo de Neme: se cierra el frente sindical por un año
El mismo día que el gobierno de Javier Milei presentó en el Senado el proyecto de ley para modificar la legislación laboral -una iniciativa que anticipa conflictos y reclamos de gremios y centrales sindicales-, el debutante Agustín Neme obtuvo su primer triunfo político y, precisamente, en el terreno sindical.
En su segundo día de gestión, el flamante intendente interino cerró un acuerdo paritario por 13 meses tanto con el plantel representado por el Sindicato de Trabajadores Municipales (STM), como con los guardavidas nucleados en el Sindicato de Guardavidas y en la Unión de Guardavidas Agremiados (UGA). El entendimiento le asegura paz social en el inicio de la temporada, durante todo 2026 e incluso en el arranque del verano 2027.
El contenido del acuerdo sorprendió a los propios gremios: incluye actualizaciones no solo a la par de la inflación, sino que en algunos meses y trimestres los aumentos serán un 50% superiores al índice inflacionario. Rápidamente surgió la pregunta sobre la situación financiera de la Comuna y la capacidad de afrontar un compromiso tan extenso, especialmente después que este mes el gobierno debiera recurrir a fondos afectados para pagar salarios docentes.
Una condición clave para que Neme pueda cumplir con lo firmado es que se den, al menos en términos generales, las previsiones de Nación para el próximo año. El Presupuesto 2026 que debate el Congreso proyecta una inflación del 10%, un dólar por debajo de $1.430 hacia fin de año y un crecimiento del PBI del 5%. La recuperación de la cobrabilidad de tasas dependerá del repunte económico, mientras que los tramos del 50% por encima de la inflación no generarían mayores sobresaltos si el IPC se mantiene relativamente controlado, según analizan quienes conocen las cuentas municipales.
Interrogantes que, en cualquier caso, se irán despejando con el avance de 2026.
Leé también
Temas
Lo más
leído

