Punta Mogotes: de los balnearios de madera a las torres de cemento unidas por una rambla, un Complejo que cambió el paisaje costero
Entre los años 1970 y 1980, el sur de la ciudad de Mar del Plata vivió uno de los cambios más impactantes en su fisonomía costera: la construcción del Complejo Balneario Punta Mogotes.
El proyecto formó parte de una serie de transformaciones urbanísticas impulsadas por el turismo masivo. Hasta ese momento, la ciudad había logrado adaptarse a las necesidades del turismo, pero este crecimiento conllevó una constante degradación del espacio público. Fue entonces cuando la gestión de Mario Russak buscó modernizar la ciudad y mejorar su competitividad turística mediante obras públicas. Así surgió el plan denominado “Nuevo Impulso”, cuyo objetivo era posicionar a Mar del Plata como un destino turístico de relevancia nacional e internacional, atrayendo inversiones económicas que impulsaran el desarrollo de la ciudad.
En julio de 1979 se presentó un documento titulado “Desarrollo de Punta Mogotes, programa e información para los anexos técnicos de los pliegos de licitación para la concesión de obra pública y explotación”. La zona elegida fue el perímetro costero sur de General Pueyrredón, la principal reserva de playas de la ciudad, que abarcaba más de 2 kilómetros de costa accesibles para los visitantes (los que ascendían a 70.000 por día).
Con el proyecto se buscaba resolver dos cuestiones fundamentales: mejorar las condiciones para los turistas y, sobre todo, renovar la infraestructura urbana de Mar del Plata. En ese momento, la zona contaba con 12 balnearios precarios, cuyos servicios caducaban al finalizar cada temporada (79/80).
Esos balnearios eran: Bristol, Hurlingham, Apolo, San Cayetano, Roberto, Gran Mar, El Pato, Tiraboschi, Costa Azul, Punta Mogotes, Peralta Ramos 1 y 2, Solymar, Lido, Lusitano, Manaos, Los Argentinos, García, Baquero, Océano, Lobo de Mar, Carioca, A.C.A. (4 balnearios), San Francisco, Atlántida, Cielomar, Dámbra y Sasso; Restaurantes: Asturias, Nino, Costa Azul, Tiraboschi, Baquero y otros; Kioscos: Kiosco sin nombre, Kiosco 6, Olivia y otros. En total, configuraban 60 lotes entre las tres actividades.
Los balnearios eran de madera, u otros materiales precarios, y la mayoría ya tenían 10 años de antigüedad. El municipio sabía que, dadas las características de la zona y su lejanía con el centro de la ciudad, no podía dejarse ese sector sin servicios para el turismo.
Un poco de historia
El desarrollo del Complejo Balneario Punta Mogotes se formalizó mediante un convenio entre el gobernador de Buenos Aires y el intendente de General Pueyrredón. Además, se creó la entidad Proyectos Especiales de Mar del Plata Sociedad de Estado para llevar a cabo los estudios, proyectos y obras necesarias. El primer paso se dio en 1976, cuando el gobierno de la provincia de Buenos Aires transfirió la jurisdicción, administración y explotación de playas y riberas marítimas a los municipios, incluido el Partido de General Pueyrredón, donde se encuentra Mar del Plata. Esto permitió un mayor control y autonomía para desarrollar obras públicas. El primer proyecto fue diseñado por el estudio del arquitecto Carlos Mariani, pero finalmente la Sociedad de Estado asumió el diseño final y contrató a la empresa CONEMAR S.A. para la construcción.
En la década del 70, Punta Mogotes era un conjunto de viviendas de baja densidad y balnearios precarios, enmarcados en un espacio agreste. Además, el acceso era dificultoso debido a la topografía del lugar.
Por ello, el primer proyecto para la zona se pensó como la creación de una pequeña ciudad con todos los recursos necesarios para que los visitantes pudieran llegar, instalarse y pasar el día completo. Para eso, se tomó como referencia el ya existente complejo Balneario de Playa Grande, que combinaba oferta comercial y natural con gastronomía.
Sin embargo, a diferencia de Playa Grande, el proyecto del sur incluía un aspecto que integrara el entorno natural. Se destacaba, en cambio, la construcción de 24 unidades balnearias, seis restaurantes, baños públicos y centros sanitarios, a los que, durante la construcción, se añadieron quioscos para llenar vacíos en la oferta. El proyecto se construyó en una tira compacta, distribuida en dos niveles: planta baja y planta alta.
La urbanización de Punta Mogotes comenzó con un enfoque en la planificación arquitectónica y urbana, integrando aspectos de paisajismo y funcionalidad. Se buscó diseñar un complejo que permitiera una interacción armoniosa entre la arquitectura y el entorno natural. La propuesta original incluía elementos que promovían la escala humana y la diversidad de espacios.
Luego de varios años de construcción, desde 1979 hasta 1981, el 11 de enero de ese año, aunque la obra aún no estaba finalizada, se inauguró el Complejo Balneario Punta Mogotes. Finalmente, en 1984, luego de la disolución de la Sociedad de Proyectos Especiales de Mar del Plata que había posibilitado su construcción, se creó la Administración de Punta Mogotes, una entidad interjurisdiccional entre el Municipio y el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Su construcción demostró que era posible llevar adelante una propuesta innovadora que integraba arquitectura y paisaje, pero también amplió la oferta turística y mejoró la infraestructura. Además, tuvo un impacto significativo en la fisonomía del barrio, reconfigurando el espacio costero y alterando la relación con el centro de la ciudad y sus áreas periféricas. La intervención no solo organizó la oferta de servicios turísticos, sino que también modificó notablemente el paisaje urbano, reflejando una política pública orientada al desarrollo turístico masivo.
Desde la Administración del complejo, informan que “el proyecto de arquitectura se ajustó a la verdadera dimensión económica. Su versión final incluyó 24 unidades balnearias, 6 restaurantes y 10 quioscos. Cada una fue diseñada para cubrir una gama completa de servicios y asegurar un importante retorno. El balneario incluía, además del lote de playa, las instalaciones de vestuarios y duchas, sanitarios, administración y depósitos, un snack-bar, cuatro locales comerciales y una playa de estacionamiento. El restaurante comprendía también un amplio salón de juegos. El conjunto fue dotado de seis unidades de asistencia médica y contaba con un lago parquizado de 2,2 km, accesos y caminos colectores y de servicios. Las unidades estaban conectadas por una rambla peatonal que recorría todo el complejo, con visuales directas al mar, pasando por los locales comerciales, restaurantes, snack-bar y quioscos, a nivel del primer piso. Con ello se procuró, además de brindar instalaciones de servicios, crear una nueva alternativa de paseo y un nuevo centro de actividad para la ciudad”.
Los resultados de esta iniciativa fueron mixtos. Inicialmente, Punta Mogotes se consolidó como un popular destino turístico, ofreciendo un espacio recreativo que respondía a la demanda masiva de verano. Sin embargo, con el paso del tiempo, el paisaje construido comenzó a deteriorarse. Hacia la década de 1990 y en los años siguientes, el complejo enfrentó desafíos significativos debido a la creciente competencia de nuevos desarrollos costeros que ofrecían mejores condiciones y una infraestructura más moderna.
En 1998 se lanzó un concurso de ideas para su remodelación, buscando un perfil más actualizado del lugar y con más énfasis en la sustentabilidad ambiental. Se pretendía, también, recrear un nuevo escenario que permitiera una mejor relación entre lo natural y lo artificial, otorgando calidad urbana y ambiental a los espacios exteriores.
El Complejo Balneario Punta Mogotes se ha caracterizado por las tensiones entre el desarrollo turístico, el papel del Estado y las demandas de la población local. Pero, pensando históricamente, la urbanización de Punta Mogotes implicó la transformación de la infraestructura vial, con la construcción de una autovía ribereña, y la organización de accesos vehiculares y peatonales.
Punta Mogotes hoy
El Complejo Balneario Punta Mogotes sigue siendo uno de los principales atractivos de la temporada. Luego del concurso de ideas de 1998 y la concreción de obras en los años 2000, el espacio ofrece algunas mejoras y actualizaciones a los turistas, como piscinas, pasillos de acceso libre y la reconversión de paradores.
Sin embargo, también ha sido noticia debido a la disputa que persiste desde hace años sobre quién debe gestionarlo. Recordemos que el Complejo y su explotación turística están divididos entre el 70% del Estado provincial y el 30% del Municipio de General Pueyrredón.
En su totalidad, el complejo abarca una gran superficie con unidades de sombra alquiladas temporada tras temporada (algunas fuentes indican que hay cerca de 8.000 carpas y estacionamiento para más de 10.000 vehículos).
Lo cierto es que la discusión ha recrudecido y ha llegado hasta instancias judiciales.
Por parte de la Administración, se ha indicado que están trabajando en planes de renovación y obras, con o sin nuevos concesionarios, ya que algunas concesiones finalizan en 2026. Mientras tanto, otras voces piden pensar en las nuevas necesidades, más acordes con los tiempos que corren y las cuestiones actuales, alejadas de las discusiones políticas.
El Complejo Punta Mogotes pide atención y espera respuestas. Mientras tanto, sigue cumpliendo con su función, ofreciendo lo que puede con lo que tiene, para retener y generar los mejores recuerdos entre turistas y lugareños que no se ven en verano sin sus carpas en este espacio.
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