Gloria y caída del gigante Blockbuster: ¿Te acordás cuál fue la última película que alquilaste?

Fundada en 1985, Blockbuster se convirtió en un gigante del mercado del alquiler de películas. En 1995 desembarcó en Argentina y en Mar del Plata abrió dos sucursales que revolucionaron la manera de alquilar los videos VHS. Sin embargo, con el tiempo y el avance imparable de la piratería, su modelo de negocio comenzó a debilitarse, hasta que finalmente cerró. Hoy, el recuerdo de aquellos locales se entrelaza con el del reclamo de sus trabajadores por el cierre.

Año 2010. Cierra Blockbuster en Mar del Plata.

15 de Junio de 2025 08:23

En 1985, cuando el VHS era el protagonista de todos los hogares y el DVD apenas se mencionaba, nació Blockbuster en Dallas, Texas, de la mano de David Cook. La marca revolucionaría la industria del alquiler de películas con un modelo de negocio innovador: su capacidad para ofrecer miles de títulos en cada tienda, algo que los pequeños establecimientos no podían igualar.

Una década después de su surgimiento, en 1995, llegó a la Argentina y logró tener más de veinte sucursales en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza, Neuquén, Bariloche y dos locales en Mar del Plata: uno en la calle Martín M. de Güemes, haciendo esquina con Avellaneda, y la otra sucursal en Hipólito Yrigoyen 1913 (esquina Belgrano).

El espacio ubicado sobre Güemes se identificaba por su escalera y, al igual que el otro, por las distintas góndolas con una variedad incalculable de películas.

Una de las sucursales en Mar del Plata en pleno centro.

La casa central de la ciudad, la de Yrigoyen, constaba de una gran superficie a la que se accedía por una puerta doble de blindex. Luego de dar ese primer paso, los mundos se multiplicaban: hacia un lado, películas de décadas anteriores y películas infantiles. Hacia el frente, todos los estrenos; girando hacia la izquierda, las películas de acción, las relacionadas con el cine bélico y las de ciencia ficción. Girando hacia el lado que daba a la calle Yrigoyen, uno ya comenzaba a dar con cosas más específicas y, al final del recorrido, una góndola con aquellas películas condicionadas para mayores de 18 años.

El mostrador alto, con una pequeña entrada, daba lugar a los varios empleados que primero te recibían la película y, por el otro extremo, te la entregaban para que la disfrutaras.

Había algunos detalles que lo diferenciaban del resto de los videoclubes del barrio: como se dijo, la cantidad de ejemplares de cada película que se encontraban, así como la cantidad de títulos por fuera de los estrenos. Incluso, contaba con una sección propia de "Cine Independiente", lo que parecería un contrasentido que tuviera su espacio en la cadena de una empresa multinacional, la más comercial del rubro. Por otro lado, el famoso 2x1 al alquilar determinados días o el uso de la tarjeta para retirar, así como el sistema de buzón para dejarlas una vez cumplido el plazo o haberlas visto. Otra de las diferencias estaba en esa devolución, ya que no era necesario rebobinarla, como era condición en otros videoclubes para entregarla. Por supuesto que todo esto también marcaba una diferencia con los videoclubes de los barrios: en Blockbuster los alquileres eran más caros, un 50 por ciento más de lo que salía en los demás.

Carnet de socio de Blockbuster.

Así y todo, la marca imprimió toda una época en la sociedad. En los 90 se convirtió en un ícono cultural.

La Era Dorada: cine en casa

Durante la década de los '90, elegir una película en Blockbuster era una experiencia única. Sus amplios catálogos, ubicaciones estratégicas y atractivas campañas de publicidad lo convirtieron en sinónimo de entretenimiento en casa. Además de alquileres de VHS y DVD, sumó videojuegos y merchandising, consolidando su posición como líder mundial.

Con el tiempo, el mundo fue transformándose. La llegada del streaming, el auge de la piratería y la evolución de los hábitos de consumo pusieron en jaque el modelo de negocio de Blockbuster. Por ejemplo, mientras otras plataformas eliminaban las penalizaciones por devolución tardía, la cadena seguía aplicando sus temidos cargos por demora, lo que terminó alejando a los clientes. Además, las películas que antes solo podían alquilarse en sus tiendas comenzaron a distribuirse de manera ilegal, en forma pirata, en galerías o a través de catálogos informales en pequeños negocios de barrio, ofreciendo una alternativa más económica.

Reclamo de los trabajadores en el lugar,

En su momento, desde la Unión Argentina de Videoeditores, a través de una carta abierta, manifestaron su malestar y preocupación por el avance de las copias ilegales de productos y, a la vez, denunciaron que la "inacción gubernamental en la materia era la principal causa de la crisis que podría hacer desaparecer a la industria en solo seis meses y desbaratar miles de puestos de trabajo".

Y cuando llegó el final, a muchos no los sorprendió. Por supuesto, como siempre, los más perjudicados fueron los trabajadores de los dos locales en la ciudad.

Para 2010, luego de 25 años de existencia, Blockbuster se declaró en bancarrota en Estados Unidos. Para 2014, todas las tiendas corporativas de Blockbuster cerraron en el mundo.

En Argentina, la empresa que había llegado a batir récords de ventas y a facturar 80 millones de pesos al año, comenzó a cerrar todas sus sucursales. En Mar del Plata, primero cerró el local de Güemes y Avellaneda y luego el de Hipólito Yrigoyen y Belgrano.

Su sistema fue revolucionario.

El local ubicado sobre la calle Güemes fue desmantelado por completo y sus empleados reubicados en el otro local, así como la mercadería: cientos y cientos de películas y merchandising que, prolijamente encajados, fueron depositados sobre las vidrieras del local del centro que daban a la calle Belgrano para luego ser transferidos a otros locales del país o a la casa matriz.

Esta última se mantuvo abierta un tiempo más, pero ya no tenía tantas películas en sus góndolas y los estrenos no llegaban a tiempo. De a poco, y mientras la situación se repetía en todos los últimos locales del país, Blockbuster desaparecía. Los empleados, que hasta hacía poco habían embalado todas las películas, ahora acampaban afuera del local y colocaban banderas preocupados por su suerte. Las indemnizaciones eran bajas, los telegramas llegaban sin pagos y cada vez quedaban menos películas en el lugar. Ya la gente no iba y los referentes comerciales derivaban todo a Buenos Aires, donde, por supuesto, se hacía oídos sordos a los reclamos.

Hasta que un día cerró. Vidrieras empapeladas desde dentro, cajas vacías, algunas banderas manifestando el reclamo y la necesidad de respuestas de los trabajadores. Blockbuster desaparecía de Mar del Plata. Era el año 2010.

En ese espacio se intentó con otros emprendimientos, pero ninguno tuvo éxito. De a poco, esa esquina se fue degradando hasta el día de hoy, donde se demolió todo el edificio y se espera la construcción de algo mejor.

El mismo edificio años después del cierre.

0223 informaba hace algunos años: "La esquina en diagonal al local gastronómico en homenaje al artista norteamericano arrastra varios fracasos. Durante años funcionó el local de la cadena Blockbuster, hasta que el negocio del alquiler de películas dejó de estar en auge y el comercio bajó la persiana. En 2011, llegó otra cadena, pero de alimentos, a ese lugar: Subway. Sin embargo, el negocio jamás logró instalarse y pocos años después ese local se convirtió en una sede del PRO Mar del Plata. Allí, por caso, celebró su triunfo como intendente Carlos Arroyo, en 2015, de la mano de Emiliano Giri, responsable del lugar. Caído en desgracia el expresidente del Emtur, el local partidario fue tapiado el año pasado y desde entonces no volvió a abrir nada."

Nostalgia y Legado

Aunque sus tiendas han desaparecido, la memoria de Blockbuster sigue viva. Los cinéfilos y los niños y niñas de aquella época evocan con cariño la experiencia de recorrer pasillos repletos de películas, algo que el streaming no puede replicar. Entre festivales de cine retro y productos con su icónico logo, Blockbuster se ha convertido en un símbolo de una época que ya no volverá, pero que dejó recuerdos potentes en aquellos que supimos alguna vez alquilar una película, verla, rebobinarla y devolverla en tiempo y forma, es decir, 24 horas después. Y vos, lector, ¿te acordás cuál fue la última película que alquilaste en Blockbuster?