Un naufragio, una visita presidencial y una orden que no se cumplió: el recuerdo de una de las mayores tragedias de altamar

En 1990, Mar del Plata vivió una de las tragedias más grandes en la historia del puerto. De los dieciséis tripulantes del "Angelito" y del "Amapola", solo hallaron un cuerpo.

24 de Agosto de 2025 10:27

Por Redacción 0223

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El martes 17 de abril de 1990 Mar del Plata estaba inmersa en en un temporal con fuertes vientos que llegaban los 100km/h a mediodía. Con ese panorama y con un oleaje que alcanzaba los 18 metros, Prefectura Naval recibió el llamado de emergencia del buque pesquero “Angelito” que estaba a 16 millas del puerto de la ciudad y estaba remolcando al Amapola. Fueron las últimas noticias que tuvieron en tierra de los 16 marineros que se encontraban en altamar.

El Amapola, un buque de 20 metros de eslora que estaba en malas condiciones y era capitaneado por Roque Trípodi, había zarpado el 12 de abril del puerto marplatense. El Angelito, de iguales dimensiones, lo había hecho un día antes bajo el mando de Carmelo Agliano . A ambos los encontró el temporal en altamar. “Angelito” estaba regresando al puerto (se encontraba a 40 minutos) cuando recibió el pedido de auxilio de “Amapola” y fue a rescatarlo.

“Drama por dos pesqueros perdidos” tituló en su edición del miércoles 18 de abril el diario La Capital. En la crónica, dan cuenta de la última comunicación radial en la que desde el Angelito detallan que el Amapola era remolcado porque “tenía su capacidad motora reducida cuando se cortó el cabo que los unía”. “Desde el Angelito se nos indicó que perdieron contacto, primero visual y luego radial con la embarcación” aseguraba el entonces jefe de la División Operaciones de la delegación local de la Prefectura, Lucio Bazterrica, al matutino local.

Al día siguiente, el buque Messina I llegó a las 15 al puerto transportando el cuerpo de Vicente Di Iorio, el único tripulante que hallaron en la zona. Lo habían encontrado a la altura de Punta Médanos. “Día de duelo en la ciudad”, tituló el diario “El Atlántico” su edición del 20 de abril.

De acuerdo a las crónicas de la época, durante la investigación, Prefectura comprobó que había tripulantes que se habían enojado con otra libreta. “Hay cuestiones que no están claras”, sostenía entonces el subsecretario de Pesca de la provincia, Pablo Vacante.

Durante la semana siguiente, las madres y los familiares de los tripulantes de los navíos se reunieron con el Presidente Carlos Menem y la Primera Dama Zulema Yoma, que habían llegado a Mar del Plata para participar del Congreso de la Confederación de Organizaciones Turísticas de América Latina y el Caribe. 

Fue entonces cuando el Presidente impartió una orden al gobernador Felipe Sola: “Barco que no esté en condiciones, no zarpa”. Pero la orden quedó solo en palabras y, lo que siguió para los familiares de los tripulantes del Amapola ( Trípodi, Jorge Alberto Lambrecht, Raúl Matías González, José Luis Celedonio, Miguel Cicilia, Enrique Solomín y Fabián Pardo) y del Angelito (Alfredo Segura, Hilario Preussler, Ernesto Bolisio, Osvaldo González, Carlos Barbero, Daniel Patania y Edgardo Balbiano) fue un largo camino burocrático y la aceptación de la desaparición de sus seres queridos.