Restricción de acercamiento en el Don Bosco: "Vamos a defender los derechos de ambos alumnos"

Autoridades del colegio garantizaron a 0223 que harán cumplir la orden judicial para que un chico de sexto año no se acerque a menos de 300 metros de distancia de Azul Zabaleta, después de hostigarla una y otra vez.

"Estamos trabajando para ver cómo organizar institucionalmente los espacios", dijo Mario Casetta, el director.

27 de Septiembre de 2022 16:36

Por Redacción 0223

PARA 0223

Autoridades del Instituto Don Bosco garantizaron el pronto cumplimiento de la orden de restricción de acercamiento que impuso esta semana la Justicia de Garantías de Mar del Plata contra un alumno de sexto año en favor de Azul Zabaleta, después de constantes denuncias por hostigaciones sufridas dentro de la propia escuela.

A menos de veinticuatro horas de ser notificado de la medida, Mario Casetta, el titular del establecimiento educativo, confirmó que “en este momento estamos trabajando para ver cómo organizar institucionalmente los espacios para que no se cruce” el chico con la adolescente de 15 años, que en julio quedó sorda al sufrir de cerca una explosión de una bomba de fabricación casera en el patio del colegio.

“Es una orden de la jueza para con la institución que tendremos que trabajar para que no tengan ningún tipo de contacto, pero siempre defendiendo los derechos de ambos alumnos”, aclaró el director del Don Bosco, ante la consulta de 0223.

Mario Casetta habló con 0223 después de la medida impuesta por la jueza Frende contra uno de los alumnos del colegio Don Bosco.

La medida en cuestión fue dispuesta por la jueza Rosa Frende, tras un pedido de Adelina Martorella, la abogada que representa a la familia de Zabaleta. La magistrada impuso al adolescente de 17 años la medida de coerción personal de restricción de acercamiento hacia la chica en un radio de 300 metros del domicilio o donde pudiera encontrarse por cuestiones laborales, de recreación o estudio o familiares.

La orden se emitió después de que el viernes ese adolescente se puso a escasa distancia de Azul y comenzara a silbar intensamente con un papel de caramelo. Los padres tuvieron que retirar a la chica y la llevaron al médico, donde se constató que la alumna presentaba “otalgia posterior a ruido agudo”.

A pesar de algunas versiones que circulan, Casetta remarcó que todavía no está acreditado que este adolescente haya sido el mismo que colocó la bomba casera que dejó sorda a Azul Zabaleta. “Es un chico de sexto año que está siendo investigado pero de parte de la Justicia no hay ninguna sentencia que diga que él fue el culpable de ese hecho. Está siendo investigado al igual que otros alumnos”, aclaró.

En el mismo sentido, el director dijo que todo el colegio “está con mucho trabajo para seguir esclareciendo los hechos y colaborar con la Justicia para saber qué fue lo que sucedió”. Y al puntualizar sobre Azul, insistió que la institución brinda un “sostenimiento permanente en cuanto a las necesidades que ella pueda tener”.

“No tuvimos que hacer ningún tipo de adaptación curricular. Ella participa de los momentos áulicos con naturalidad. Pero sí trasladamos a la planta baja el curso que está en el segundo piso por una recomendación que nos hicieron los médicos, en cuanto al vértigo que ella podría sufrir por subir las escaleras. Tomamos esa precaución”, reveló, y destacó: “Azul está viniendo desde el primer momento, falto algunos días por unos estudios,  pero concurrió al dictado de clase en forma permanente. Y la información que tenemos es que mejoró mucho la perdida de la capacidad auditiva que tenía

El caso

Azul Zabaleta, alumna de cuarto año del secundario del Instituto Don Bosco, salió al último recreo del viernes 8 de julio a las 12 del mediodía, con la felicidad de saber que llegaba el fin de semana. Hasta que al pasar al lado de un cesto de basura, un explosivo de fabricación casera estalló y la desvaneció ante la mirada incrédula de compañeros, profesores y autoridades.

Luego de un mes de diversos tratamientos, se confirmó el pasado viernes que la adolescente sufrió la pérdida del 96.4 % de su audición, y que deberá someterse a una operación para colocarle unos implantes coclares, cuyo valor van desde los 40 mil a 60 mil dólares. Además, no podrá practicar nunca más deportes de contacto: deberá abandonar el rugby y el karate, disciplinas que formaban parte de su rutina diaria.

Hoy, la investigación está en manos de Walter Martínez Soto, uno de los fiscales del Fuero de Responsabilidad  Penal Juvenil de Mar del Plata. La causa, por el momento, no tiene imputaciones pero la instrucción se inclina por la sospecha de tres alumnos como los responsables de la fatídica broma.