La hechicera de Asturia, una novela que desafía el cruce entre historia y narración

Gloria V. Casañas presenta su nueva novela en Mar del Plata. Invitada por el Festival Penguin Libros - Mar del Plata 2025, la autora se presentará en la Villa Victoria el próximo 4 de febrero con su nueva novela La hechicera de Asturia.

La hechicera de Asturia: más allá de los hechos, la historia es un recorrido por los deseos humanos.

22 de Diciembre de 2024 13:37

Con La hechicera de Asturia (PLAZA & JANÉS – 2024), la escritora Gloria Casañas nos transporta a un mundo antiguo pleno de luchas internas, pasiones incontenibles y una humanidad que, a pesar de la distancia histórica, sigue siendo profundamente reconocible. La autora, en su más reciente obra, utiliza la historia como escenografía, donde los personajes cobran vida más allá de los relatos académicos, mostrando una visión que invita a reflexionar sobre lo eterno en la naturaleza humana.

“Creo que tiene que ver con el contexto. Porque yo aprendí con los lectores que les gusta conocer la historia. Pero lo que no se quiere es estudiarla en forma académica porque obvio que no todo el mundo va a tener ese mismo interés. Pero poder ir interpretándola de la mano de personajes ficticios, de historias que transcurren en una época de la que, a lo mejor, no saben tanto siempre resulta muy interesante. A mí me pasó con Y Porá, en la Guerra contra el Paraguay, por ejemplo, donde la gente quedó muy impactada de aprender cosas que jamás en la vida le habían enseñado. Y a mí tampoco me lo enseñaron. Entonces, era como un descubrimiento y me parece que ese descubrir la historia al lector le interesa mucho”, defiende Gloria V. Casañas sobre el interés particular y el entusiasmo que ha generado su nueva novela en el público.

La historia está ambientada en el siglo I a.C. La cultura occidental es heredera de esa época. Entonces, de alguna manera, hay como una especie de reencuentro con la esencia de la sociedad al estudiar a Roma o a Grecia en sus orígenes.  También podría decirse que está ese reconocimiento de que, a pesar de la distancia histórica y de esa necesidad de buscar un poco las raíces, también está la cuestión de ver que las cosas no cambiaron mucho en cuanto a los seres humanos: seguimos atravesados por el poder, lo político y el amor. Gloria se anticipa, “Totalmente, ahí encuentro la razón de todo. También pienso que da cierto placer el descubrimiento en ese sentido”.

Se presenta una nueva novela de Gloria V. Casaña.

- ¿Cómo fue la experiencia de escritura en una época mucho más lejana que la que están tus otras novelas?

- Para mí fue un principio. Yo lo pensé desde el vamos, y eso es una cosa rara, porque en general me van surgiendo las posibilidades mientras escribo. Pero apenas la empecé, la consideré el inicio, el principio de una serie antigua, donde yo quiero que vayan pasando los siglos, es decir, va a tener que haber grandes saltos de época.

- ¿Cómo trabajaste el equilibrio entre personaje y contexto? Porque a vos te gusta la historia y, me imagino, querés poner todo, pero que eso no tape a los personajes…

- Eso es una cosa que es lo más difícil si se quiere en la novela. Cuando vos escribís una novela, no se tiene ni que notar que vos estás sacando a relucir hechos históricos ciertos, los tienen que ver como si fueran ficticios también. La idea es que los personajes los vayan llevando por un camino donde no se den cuenta de que eso realmente ocurrió o que ocurrió de esa manera. Los personajes lo viven como si ellos mismos fueran históricos, pero el lector no tiene que percibir que vos le estás enseñando, entre comillas, algo histórico, porque entonces se cortaría esa sensación irreal de estar en ese mundo. Lo ideal de una novela es que vos te olvides de todo, que vos sientas que estás en ese lugar, que esos personajes son ciertos, que vos te estás transportando totalmente. Y si vos haces ese corte para explicar cosas, eso se rompe.

La charla con la autora va y viene entre la literatura, la historia y el proceso de contarla. A Casañas no le atrae esa forma de contar la historia que se centra solo en el dato y en el documento. Asegura que no alcanza a iluminar, que no se encuentra en ella una interpretación filosófica, “La que es fundamental”, asegura. Y agrega, “Poniendo como ejemplo la Guerra contra el Paraguay: sí, conozco las causas, ya las estudié, también las consecuencias, pero bueno: ¿cómo fue el meollo de todo? ¿Cómo era la gente de entonces? ¿Cómo vivían? ¿Qué pensaba Mitre? ¿Cuál era el problema que tenía? ¿Cómo era la verdadera psicología de Solano López? Todo eso desaparece en el estudio académico de la escuela”.

Casañas reflexiona sobre cómo se encarna la historia en las personas. Este enfoque permite que los personajes, que parecen nacidos de otro tiempo, hablen un lenguaje que resuena en los lectores contemporáneos. La novela nos invita, entonces, a reencontrarnos con las raíces de la cultura occidental, buscando en Grecia y Roma no solo los orígenes de nuestro presente, sino los reflejos de nuestras propias pasiones, esperanzas y conflictos.

Casañas se presenta en la primera edición del Festival Penguin Libros.

En cuanto a los personajes, la autora de En el huerto de las Mujercitas, confiesa que fue descubriendo cosas de ellos mientras se daba el proceso de escritura. “Incluso, mientras escribía, iba leyendo biografías de ellos de otra época. O sea, hechas por sus contemporáneos. Es decir, donde estaba la visión que tenían entonces de lo que hacía el personaje. Por ejemplo, el caso de Octavio, el primer Augusto, es un personaje enigmático que a mí me encanta. Por un lado, es un personaje histórico que marcó un comienzo de algo nuevo para Roma, es decir, hay como un umbral con él. Y, por otro lado, él era un poco ambiguo y difícil de provocar cierta admiración, pero al mismo tiempo, tenía como cierto poder en la mirada. Parece que era una forma de mirar que hacía que los demás se sintieran atrapados por esa mirada, porque físicamente no era demasiado imponente. También era alguien que tenía muy claro, que eso es otra cosa que me gustaba de él, lo que quería hacer y la visión del camino que quería seguir, sin importarle quién estuviera al frente. Bueno, él liquidó a todos los enemigos que pudo antes, lo que era muy propio de la época también: liberarte de los enemigos. Y, una vez que lo hizo, se convirtió en un pacifista. Se sacó de encima todo lo que le podía causar problemas y empezó la Paz Augusta. Es un personaje muy importante. Yo me acuerdo que cuando estudié el pensamiento de Voltaire, él marcaba eras en la historia del mundo. Había eras muy breves y muy brillantes en el pensamiento occidental y una de ellas era la era Augusta. En ese momento empezó una época de esplendor en Roma”, explica. 

En la obra, la autora no solo juega con los hechos históricos, sino que los trasciende al pintar el cuadro emocional y psicológico de los personajes. El lector no solo asiste a la guerra o a la política romana; también explora los conflictos internos de aquellos que vivieron en ese tiempo, lo que les movía, sus miedos y sus deseos. Esta es la verdadera lección de La hechicera de Asturia: más allá de los hechos, la historia es un recorrido por los deseos humanos, por la búsqueda de sentido, de poder, y, sobre todo, por la necesidad de encontrar una unidad. A través de esta obra, Gloria Casañas no solo logra recrear un mundo lejano, sino que nos permite redescubrirnos a nosotros mismos, como herederos de esa cultura, como actores en una historia que nunca deja de repetirse.