Salvate vos: el nuevo libro de Juan Carrá que reconstruye la tragedia de la familia Molfino durante la dictadura

Una mujer sin nombre aparece en una habitación de hotel en Madrid. Afuera, el verano arde; adentro, la historia respira hondo antes de contar lo indecible. Así comienza una investigación que Juan Carrá convierte en un relato vibrante: la vida y la muerte de Noemí Esther Giannetti de Molfino, "Mima", y el itinerario de una familia que aprendió a sobrevivir entre sombras por el ensañamiento del terrorismo de Estado. Salvate vos se presentará el próximo 19 de septiembre en Mar del Plata.

Juan Carrá: "Esta no fue una investigación que me dejara intacto. No salí sano".

7 de Septiembre de 2025 16:05

Mima es viuda, madre de seis hijos, chaqueña y, al principio, ajena a la militancia. La década de los setenta le cambia el pulso. Sus hijos, todos comprometidos políticamente, se vuelven objetivos y ella, refugio. Casas de paso, documentos falsos, bolsos listos para huir, noches en las que no se apagan las luces. La clandestinidad, primero; el exilio, después. Y en el centro, una mujer que aprende a resistir. Esa es la historia detrás del nuevo libro de Juan Carrá, Salvate vos (Sudamericana – 2025)

El 21 de julio de 1980, Mima aparece muerta en un hotel de Madrid. En la escena, montada por agentes de inteligencia de la dictadura para instalar la mentira de que las personas desaparecidas pasean por Europa, hay ropa sin estrenar, billetes de varios países y pasaportes con su foto y distintos nombres. Uno solo lleva el real: Noemí Esther Giannetti de Molfino. La llamaban Mima y fue secuestrada un mes antes por el Ejército Argentino en Perú. Mientras esto ocurre, el mayor de sus seis hijos es un preso político, el más joven intenta salir vivo de Lima, una hija está desaparecida y otra, exiliada.

Juan Carrá teje la historia en dos capas nítidas. La primera, la saga familiar: el periplo de los seis hermanos y la maternidad como trinchera. Hay cenas apuradas, silencios que pesan y despedidas sin promesa de regreso. La segunda, el crimen en Madrid: la reconstrucción del operativo que terminó con la vida de Mima. Agentes del Batallón 601, el entramado del Plan Cóndor y la maquinaria transnacional del terror operando lejos de las fronteras argentinas.

Dos hilos, un mismo latido, un mismo compromiso. Cada capítulo avanza con la precisión del cronista que es y el pulso del novelista. La documentación sostiene; las voces, conmueven.

"La idea de escribir una novela de no ficción sobre la dictadura no era nueva para mí. Llevaba años sumergido en este tema, visitándolo desde la ficción y la crónica periodística, desde los juicios y los testimonios de las víctimas. Pero esta vez, el desafío era distinto. No quería un libro de investigación tradicional, de esos que solo leen los especialistas o los interesados en el tema. Quería algo más, una narrativa que alcanzara el ritmo de un thriller basado en hechos reales", comienza diciendo Juan Carrá. Y agrega: "Este no es un libro de un periodista, es un libro de un escritor que hace no ficción. Que utiliza herramientas del periodismo, pero la materialidad de la lengua con la que está narrado es de la literatura. Mi proceso de escritura, incluso para la ficción, siempre se ha nutrido de la investigación. Por eso, me sumergí de lleno en la búsqueda, dedicando horas interminables a entrevistar personas, revisar expedientes judiciales, documentos y prensa de la época. Viajé a Perú para estar en los lugares de los hechos. No podía ser de otra manera. La materialidad de la historia me fascina, y para mí, un escritor de no ficción debe ser, ante todo, un periodista con las herramientas de la literatura".

-Pensando un poco en esto que decís, me acuerdo de algunos capítulos, como el que comienza con una sesión de tortura, que es apenas media carilla, pero alcanza para mostrar todo aquello que no se puede decir...

- Claro, los dos capítulos donde se habla de la tortura fueron desafíos muy grandes. No podía obviarlas, ya que eran cruciales para la denuncia del terrorismo de Estado, pero tampoco me interesaba la descripción cruda del dolor, como sí lo hice en el cuento El Ablandador, por ejemplo. Los personajes de esta historia tenían un arco propio que demandaba un abordaje diferente. Quería que el lector sintiera, a través del lenguaje, la sensación de lo que vivían los protagonistas. Por eso, usé un estilo fragmentado, casi onírico, para narrar esos momentos. Hay un momento, en uno de los capítulos, en donde el narrador se pregunta: "¿Cuánto resiste un cuerpo?". Yo creo que esos capítulos fueron donde la literatura se hizo tremendamente necesaria como velo para poder proponer lo no dicho, que es mucho más impactante que lo que se dice. A mí me gusta esa zona de la literatura y del lenguaje, me parece súper interesante lo que se puede proponer desde ahí.

“Salvate vos”, le dice a su hijo más chico en Perú, segundos antes de que se la lleven.

- ¿Cómo manejaste los golpes emocionales?

- Esta no fue una investigación que me dejara intacto. No salí sano. El contacto con las víctimas del terrorismo de Estado me permitió entender la extensión total del daño. A menudo, cuando se habla de la dictadura, pensamos solo en los desaparecidos, en los torturados o en los hijos apropiados que recuperaron su identidad. Pero en realidad, el daño nunca termina. Son heridas de una profundidad que excede la capacidad humana de soportarlas. Este daño lo llevamos todos como sociedad, de manera permanente. El silencio de las voces ausentes de quienes ya no están, y que no pueden dar testimonio de sus luchas políticas, es una herida en la historia de nuestro país. Y hay otro tipo de silencio: el de los sobrevivientes que, por múltiples razones, nunca pueden terminar de contarlo todo. En este libro, el relato familiar se completa porque alguien de afuera, en este caso yo, unió las partes, conversó con cada uno de ellos por separado, y así le dio al dolor individual una dimensión colectiva. No hay posibilidad de que, al haber entrado en las zonas más oscuras del dolor ajeno y haberlo comprendido en mi propio cuerpo, este proceso no me haya transformado. Por supuesto que me angustié. Hubo noches de insomnio, sueños perturbadores, llanto. Pero también hubo adrenalina: la de encontrar un dato clave, la de viajar a un lugar y sentir que estaba sobre el mismo escenario de la historia. Y, sobre todo, la de construir un vínculo profundo con esa familia.

Eso es un dato muy relevante del resultado del libro. El vínculo que se generó entre la familia y el autor, más allá de la amistad con Miguel Molfino que tenían desde antes. Pero de a poco, se fue dando con el resto. Contó Juan Carrá: “Conocí a Gustavo, uno de los protagonistas, en la etapa inicial de la investigación. Nuestra conexión se forjó a través de horas de conversación, de audios de WhatsApp a cualquier hora de la noche, de fines de semana enteros dedicados a rearmar un rompecabezas. Se construyó una confianza tan sólida que, cuando les entregué el libro, ellos ni siquiera lo habían leído por completo. Confiaron ciegamente en mí para contar su historia. Al publicar el libro, esa confianza se puso a prueba. Pero al oírlos decir públicamente que me querían, supe que el trabajo había valido la pena. No era solo un periodista que había investigado una historia para contarla. Yo era ahora parte de ese dolor colectivo, una voz que ayudaba a que el silencio no ganara la batalla. Y eso, aunque me haya dejado marcado, me enorgullece inmensamente. Porque uno, cuando arranca a escribir o a investigar algo, no lo hace con estas intenciones y mucho menos con la idea de armar ese vínculo, de lograr esa conexión con la familia. Eso es un valor agregado, el único que se desprende de la investigación y del trato que uno le da”.

Al salir del país, Mima deja de ser solo la que protege: se organiza, se politiza, se vuelve parte activa de la denuncia. No lo hace con discursos, sino con presencia: cartas, reuniones, listas de nombres, la obstinación de una madre. El título del libro nace de una escena mínima y gigantesca: “Salvate vos”, le dice a su hijo más chico en Perú, segundos antes de que se la lleven. La frase es pura potencia, es urgencia, pero, sobre todo, es renuncia.

Imágenes de la familia Molfino.

La dictadura intentó disfrazar el asesinato de suicidio o ajuste de cuentas. Carrá desmonta esa coartada con archivos, testimonios y el trabajo paciente de quien entiende que las palabras también son prueba. Lo que emerge es un crimen de Estado a cielo abierto, ejecutado con precisión y ocultado con cinismo. La escritura no sermonea; acompaña, escucha y ordena. La verdad aparece, nítida y dolorosa.

Pero no se trata de un manual de historia o, como ya dijo, de un libro periodístico de denuncia. Es un gran texto de no ficción que, con ritmo, claridad y un oído atento para las voces que sostienen la memoria en los hechos cotidianos, logra que la literatura abra puertas que la historia oficial dejó cerradas.

(*) Juan Carrá presentará Salvate vos el próximo viernes 19 de septiembre a las 18 en el Teatro Auditorium.