Las aberraciones del único femicida serial de Mar del Plata

A Celso Arrastía lo acusaron por violar y matar a cinco mujeres pero la Justicia solo lo condenó por dos hechos. El psicópata estrangulaba a sus víctimas, les mordía los pezones y guardaba las prendas de vestir como trofeo.

2 de Febrero de 2022 17:45

Celso Arrastía podría ser uno de los tantos serial killers que protagonizan las tramas de las peores películas de terror de Hollywood pero lamentablemente su pasado no tiene nada de cine ni de ficción. Su historia revela una aberrante verdad y marca el antecedente del único femicida serial que sufrió Mar del Plata en las últimas décadas.

Al psicópata lo llegaron a acusar por violar y matar a cinco mujeres pero la Justicia local solamente lo pudo condenar por dos hechos. El primer crimen por el que lo juzgaron ocurrió el 17 de octubre de 1987. 

Arrastía estaba disfrazado de policía recorriendo la zona del Torreón del Monje cuando se acercó a una pareja de menores y les pidió el documento. Los obligó a entrar a su auto. Cerca del Acantilados Golf Club, bajó al chico y le disparó en la cara. 

Arrastía, un psicópata que no tenía piedad con sus víctimas.

Aunque el femicida lo dio por muerto, el adolescente sobrevivió mientras que la chica, Ana María Palomino, una santiagueña de tan solo 16 años, fue encontrada sin vida al día siguiente en el sur, sobre el sector de la Barranca de Los Lobos. La policía comprobó, entonces, que Palomino había sido violada y luego estrangulada con su propia ropa interior.

El sello del terror

Arrastía solía buscar a sus víctimas cerca del mar, en los hoteles alojamientos y en cabarets. La seguidilla de crímenes por la que se lo llegó a acusar fue extensa en poco tiempo: en mayo de 1988, en un hotel de la Terminal, murió asfixiada Nélida Mabel Quintana, de 53 años.

Días después, Margarita Inés López, una trabajadora sexual de 29 años, fue asesinada en un albergue transitorio de Santa Fe y Falucho. Y hubo una quinta víctima fatal, que fue hallada en un hotel del barrio La Perla.

Todas las mujeres habían pasado por el mismo ritual de perversidad: además de violar a cada chica, el femicida también se encargada de dejarle la marca de un mordisco en uno de los pezones del busto.

El hombre, inclusive, solía llevarse las prendas de las mujeres que asesinaba para guardarlas como "trofeos", lo cual terminó siendo la clave para poder dar con la captura después de que fuera denunciado por su propia novia.

Polémica carta

Arrastía fue detenido en septiembre de 1988 y condenado un año después a 25 años de prisión por los femicidios de Palomino y de López. Ya preso en Batán, escribió una carta que hizo llegar a los medios de comunicación en donde insistió en su plena inocencia.

“Fui víctima de la perversidad y amoralidad de la Justicia. No maté a nadie. El asesino está libre y han condenado a un hombre inocente. Sólo mi familia me sostiene y es el único motivo de mi existencia”, decía el polémico escrito.

Por supuesto, nadie le creyó y tuvo que seguir privado de su libertad aunque estuvo cerca de abandonar la cárcel años después. Cuando ya había sido trasladado a la Unidad Nº12 de Baradero, Arrastía obtuvo el 31 de agosto de 1995 una apelación a su favor y casi logra ser beneficiado con una salida definitiva, pero un mes después la Suprema Corte desestimó la posibilidad con un contundente fallo en su contra.

Padre de familia

Así reflejaban las crónicas de la época los beneficios que la Justicia le otorgó a Arrastía tras varios años de cárcel.

Increíblemente, el femicida rehizo su vida en la cárcel y así se casó el 16 de febrero de 2000. Algunas versiones que tomó la agencia de noticias DIB dicen que quería hacerlo el 14, el Día de los Enamorados, pero no pudo. También logró formar una familia y tuvo tres hijos.

El 17 de noviembre de 2003 su caso llegó a la Corte Suprema de Justicia a través de un per saltum. Sin embargo, el máximo Tribunal lo rechazó y pidió a su par bonaerense que se expida en el menor tiempo posible.

La Suprema Corte decidió enviar todo al Tribunal. Tiempo después, Arrastía comenzó con salidas transitorias durante los fines de semana para visitar a su familia en Florencio Varela. Después, las obtuvo para salir a trabajar. Vendía boletos en una empresa de transporte. Y, a día de hoy, nada se sabe del femicida serial, que fue devorado por el olvido.

Antecedente de tragedias

El femicidio en manos de Monzón y la trágica caída de Olmedo marcaron a Mar del Plata.

Arrastía fue el único asesino serial de la historia criminal de Mar del Plata. Porque el llamado "Loco de la ruta", al que le adjudicaban los asesinatos de seis prostitutas, resultó una completa farsa que solo encontraba sustento en mitos populares y algunas publicaciones periodísticas. Los asesinatos fueron cometidos por bandas mixtas integradas por expolicías y narcos.

También, entre el 2000 y el 2004, se intentó imponer la versión de que los cinco femicidios de Marlene Michienzi, Débora San Martín,  Mariana Vázquez,  María Claudia Renovell y María Leticia Filosi fueron obra de un único serial killer, que algunos se aventuraron a bautizar como El estrangulador de Camet. Pero la Justicia nunca pudo comprobar una hipótesis semejante y, de hecho, todos los casos quedaron impunes.

Lo cierto es que Arrastía acechó en los meses previos a la época donde todas las miradas del país y los medios se volcaron sobre "La Feliz" ya que en el verano de 1988, que muchos catalogan como "maldito", el boxeador Carlos Monzón mató a su pareja, la vedette y actriz uruguaya Alicia Muñiz, y poco después el capocómico Alberto Olmedo murió tras caer de un balcón desde el piso 11 del Maral 39 de la costa.

Celso Arrastía no solo fue horror: también, de alguna manera, se configuró como el símbolo de una tragedia de la que Mar del Plata no pudo salir por largo tiempo.