Zona roja: ¿éxito o fracaso?

Durante los primeros cinco días, la zona elegida para la oferta de sexo estuvo vacía. Pero también hubo sólo tres denuncias por realizar esta práctica en lugares indebidos. La gran incógnita: ¿se puede sostener esto en el tiempo?

En Luro y Bronzini no hubo oferta de sexo este fin de semana.

28 de Septiembre de 2022 21:13

Guillermo Montenegro prometió muchas veces a los vecinos de Don Bosco y otros barrios que convivieron durante décadas con la prostitución y la venta de estupefacientes en la puerta de sus casas que iba a resolverles el problema. El último sábado entró en vigencia la ordenanza que regula la actividad sexual en Mar del Plata y que entre muchas cuestiones fija una zona específica en la que puede haber oferta de sexo. Una zona roja.

¿Qué pasó en estos primeros días? La nueva zona roja, sobre la avenida 10 de Febrero, fue un páramo. Ninguna persona que se dedica a la prostitución fue hasta allí. Pero tampoco hubo conflictividad en los viejos sitios donde había oferta de sexo. ¿Puede el escenario de estos días sostenerse en el tiempo o son apenas unos días hasta que pase la atención y la oferta de sexo vuelva a darse frente a casas de vecinos?

La nueva zona roja debutó sin trabajadoras sexuales ni clientes.

Desde el municipio aseguran que no lo permitirán y destacan que la ordenanza sancionada en el Concejo otorga herramientas para que así sea: multas y arrestos para quienes la incumplan. Otros sectores, políticos y sociales, creen que esto es insostenible. “El oficialismo eligió el camino de la demagogia y lo que hizo no resuelve el problema en lo más mínimo”, coinciden.

El propio intendente Montenegro salió a defender la implementación de la ordenanza. Apeló en distintos medios a un dato real: el problema de la oferta sexual en las calles de Mar del Plata tenía (¿tiene?) más de dos décadas.

Fue el compromiso que asumió con los vecinos de los barrios afectados el que puso por delante de cualquier otra cuestión a la hora de abordar una problemática por demás compleja. Por el momento, no hubo situaciones de conflicto en zonas no habilitadas para la oferta de sexo. El secretario de Seguridad, Martín Ferlauto, confirmó que hubo tres denuncias al WhatsApp que dispuso el municipio para que los vecinos informen sobre situaciones irregulares y se desactivaron inmediatamente.

Y este miércoles sacaron a relucir testimonios y experiencias de vecinos que en los últimos años padecieron frente a sus casas no sólo el ejercicio de la prostitución, sino también la venta de drogas que también se ejercía en esos barrios.

Los vecinos de la vieja zona roja convivieron durante décadas con situaciones complejas.

La duda que surge es dónde están las trabajadoras sexuales. “En algún lado están, el problema va a volver a emerger”, coinciden dirigentes del Frente de Todos y Acción Marplatense

En el Ejecutivo, lógicamente, tienen otra visión. Admiten que la nueva zona roja, que tiene dotación de seguridad, un módulo sanitario, nuevas luces y limpieza -algo que mejora a todos los barrios lindantes-, por ahora es decorativa: ninguna trabajadora sexual fue hasta allí para ofrecer sus servicios en 5 días. “Pero eso para nosotros no es un fracaso porque en el resto de la ciudad bajó la conflictividad que es lo que nosotros buscábamos”, señala un alto funcionario del gobierno de Montenegro.

El gobierno local está dispuesto a demostrar que el escenario actual es sostenible en el tiempo. Con férreos controles y predisposición de los jueces de falta para aplicar las multas correspondientes en caso de que sea necesario creen que pueden evitar que la situación vuelva a la vieja normalidad.

El municipio promete sostener los controles para que la situación siga controlada.

Sin embargo, hay otros vecinos que no están contentos con la puesta en marcha de la ordenanza. Todos los que rodean los 200 metros de la avenida 10 de Febrero rechazan que la zona elegida haya sido esa. En el Ejecutivo rechazan que se haya llevado el problema de un lugar a otro. “La prioridad siempre fueron los vecinos y en esta zona el vecino más cerca está a 500 metros”, dijo a 0223 el propio Montenegro. Desde su entorno precisan que esos 500 metros separan a la zona roja con la primera  casa en Santa Celina. Y en el resto está más lejos: Las Canteras, 750 metros; Don Diego, 1,2 kilómetros y Florencio Sánchez, 1,5 kilómetros.

No son solo las trans que no quieren ir a la nueva zona porque es lejos. Los vecinos se quejan, también la cuestionan los dueños de los cementerios y de los hoteles alojamiento. El rechazo es amplio. Hay una mala gestión de Montenegro de la herramienta”, marcan desde el Frente de Todos.

El propio intendente descartó por ahora que se habiliten nuevas zonas, algo que prevé la ordenanza. Cree que no hay otro lugar mejor, en el que no haya vecinos afectados.

Horacio Taccone, presidente del bloque de Acción Marplatense, crítico de todo el proceso, admite que lo positivo es que el gobierno puso sobre la mesa un problema real y complejo que afecta a Mar del Plata desde hace años. “Pero después hizo todo mal. Desaprovechó la oportunidad de convocar a todos los actores involucrados en la temática para llegar a una solución de verdad”, afirma el edil que durante la última sesión acusó al oficialismo de tener una actitud “payasesca” en torno al tema.

Apenas pasaron cinco días desde que comenzó a regir la ordenanza. Es muy pronto para afirmar si realmente cambiará una historia de décadas de conflicto o se convertirá en una más de las ordenanzas que se sancionan y que pasan por la vida de los marplatenses sin pena ni gloria.