Casas con terrazas verdes y huertas urbanas: la nueva tendencia marplatense

En una ciudad cada vez más enfocada en la eficiencia energética y la vida al aire libre, las terrazas verdes y las huertas urbanas empiezan a ganar lugar en viviendas nuevas y remodelaciones. Estudios de arquitectura apuestan a técnicas que crecen.

Las terrazas ajardinadas combinan eficiencia energética, paisajismo y nuevas formas de habitar el exterior.

26 de Noviembre de 2025 11:30

Por Redacción 0223

PARA 0223

Lo que antes parecía exclusivo de capitales verdes como Copenhague o Vancouver empieza a verse cada vez más en Mar del Plata: casas con terrazas verdes, techos vegetales y pequeñas huertas diseñadas para producir alimentos frescos durante todo el año.

Arquitectos locales coinciden en que se trata de una tendencia “natural” en una ciudad donde el clima, la vegetación nativa y la búsqueda de eficiencia energética son factores que impulsan nuevas formas de habitar.

Los techos verdes se convierten en una solución clave para mejorar el aislamiento térmico y sumar espacio verde en plena ciudad.

“Los propietarios quieren ahorrar energía, pero también mejorar su calidad de vida”, explican desde un estudio de arquitectura de la zona norte. “Las terrazas verdes aportan aislamiento térmico y las huertas generan un vínculo real con el entorno”.

Techos vivos: aislamiento, ahorro y diseño

Los techos verdes ya no son un concepto experimental: en Mar del Plata se aplican principalmente en viviendas unifamiliares de Playa Grande, Mogotes y Chapadmalal, con sistemas de drenaje livianos y especies nativas de bajo mantenimiento.

Beneficios más destacados:

  • Reduce hasta un 30% la temperatura interior en verano.
  • Mejora la aislación acústica.
  • Prolonga la vida útil de las cubiertas.
  • Aporta biodiversidad y regula la escorrentía del agua de lluvia.

Además, muchos propietarios eligen cubiertas verdes transitables para sumar un espacio más aprovechable: solariums, fogoneros, pérgolas o livings al aire libre.

Huertas urbanas: del hobby a la arquitectura

Lo que comenzó como un pasatiempo durante la pandemia, hoy es parte del diseño arquitectónico.

Las huertas dejan de ser improvisadas en el patio: ahora se integran a terrazas, balcones amplios e incluso patios internos con luz cenital.

En barrios como El Grosellar, Parque Luro y Rumencó, se ven proyectos que incorporan:

  • Camas de cultivo elevadas.
  • Riego por goteo automatizado.
  • Composteras integradas.
  • Espacios mixtos: jardín y huerta productiva.

“La gente busca producir parte de lo que consume. No es autosuficiencia total, pero sí un estilo de vida más consciente”, apuntan desde el Colegio de Arquitectos Distrito IX.

Tecnología que potencia la sustentabilidad

La tendencia no sólo es verde: también es inteligente y cuenta con nuevos sistemas permiten monitorear humedad, temperatura y rendimiento de las plantas desde el celular.

Sensores, riego automático y apps de monitoreo potencian la eficiencia de las huertas y terrazas verdes de última generación.

Entre las soluciones más utilizadas en la ciudad:

  • Sensores de humedad integrados al sustrato.
  • Riego automático programable según clima.
  • Sustratos livianos aptos para terrazas, especialmente en obras con steel framing o madera laminada.
  • Estructuras modulares fáciles de mantener.

Por qué esta tendencia crece justo ahora

  • Suba en costos energéticos → mayor interés en aislamiento natural.
  • Más búsqueda de espacios verdes en viviendas urbanas.
  • Nuevos materiales permiten terrazas más livianas y seguras.
  • Arquitectos jóvenes impulsan diseños más ecológicos.
  • Una tendencia estética que “vende” y suma valor en el mercado inmobiliario.

En definitiva, las terrazas verdes y las huertas urbanas dejaron de ser un elemento decorativo para transformarse en una forma de habitar más consciente.

En Mar del Plata, donde el clima y la identidad barrial favorecen este tipo de iniciativas, cada vez más propietarios y desarrolladores entienden que sumar naturaleza en altura no solo mejora la calidad de vida, sino que también revaloriza las propiedades. La ciudad cambia, y con ella, también cambian las maneras de pensar y proyectar la vivienda.