La despedida de la "Joya" y un "Flor" de año para el recuerdo de Quilmes

Luca Vildoza y Eric Flor, los abanderados de un año para el recuerdo de Quilmes en la Liga Nacional y Liga Sudamericana. (Foto: Diego Berrutti)

31 de Diciembre de 2017 09:53

Cuando levante la copa este 31 de diciembre por la noche el pueblo "cervecero", podrá brindar contento, con la tranquilidad del deber cumplido de lo que ha sido un 2017 soñado, inolvidable, con todas cosas positivas en el balance final. De la mano de Javier BIanchelli, un equipo que se ganó el corazón de la gente, que no estaba en los papeles de nadie, terminó arribando a la final de la Conferencia Sur con victorias que le piantaron un lagrimón a más de uno. Además, la participación con éxito llegando a la semi de la Liga Sudamericana. Y una nueva temporada que arrancó con altibajos, pero con la ilusión de volver a decir presente.

Fue el año de la despedida de Luca Vildoza. Fue el año de la consagración de Eric Flor. Con esos dos chiquititos, en un deporte de gigantes, Quilmes dio que hablar. A lo grande.Porque cuando comenzó la temporada a mediados de 2016, no se sabía si se iba a presentar, había graves problemas económicos, se armó un plantel para pelear la permanencia y las apuestas salieron bien. La ficha sub 23 era para un pibe que venía de jugar algunos minutos en el San Lorenzo campeón y quería mostrar que estaba para más. Y vaya si lo hizo, Flor fue la revelación de la Liga Nacional y el abanderado del "tricolor" para llegar a instancias decisivas.

El resto, no hubo figuras preponderantes desde lo individual. Quilmes fue un equipo y en eso tuvo mucho que ver Javier Bianchelli, el padre de la criatura. Los puntos estaban en las manos de Flor, en el acompañamiento de Luca Vildoza que tuvo altas (muy altas) y no tanto, en un año complicado desde lo emocional por ser su última temporada en el club de toda su vida. Después, aparecía cualquiera. La mano de Enzo Ruiz, el crecimiento de Iván Basualdo, la regularidad de Ivory Clark, los minutos de Bruno Sansimoni, el empuje desde el banco de Ariel Eslava, de Diego Cavaco cuando estuvo en condiciones y de Maxi Maciel, el eterno capitán que volvió del retiro para darle una mano a su Quilmes querido ante la baja de Cavaco.

Así, de menor a mayor en el tramo final de la Liga Nacional, Quilmes se metió de cabeza en los playoffs y allí empezó la verdadera historia. Porque con la clasificación a la postemporada, estaba hecho, el objetivo más que cumplido y lo que venía estaba demás. Lo que ni el más optimista hincha "cervecero" podía imaginar, que eso más iba a llegar con una cuota altístima de emoción y sufrimiento. Porque en cuartos de final de la Conferencia Sur, la sensación Bahía Basket lo aplastó (91-50) en el primer juego  trajo la serie 2 a 0 a Mar del Plata. Sin embargo, sin sobrarle nada, con mucho corazón y Flor (34 en el tercero) y Vildoza (39 en el cuarto), estiraron la definición al "Osvaldo Casanova", en un quinto punto en el que Quilmes jugó atento, concentrado, con la "Joya" como abanderado y figura, con 19 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias, para el 90 a 77 que le dio el pasaje a la semifinal

Los corazones de los hinchas "cerveceros" no estaban preparados para seguir viviendo ese tipo de emociones. Entonces, creyeron que ante Ferro Carril Oeste podía ser más tranquilo, sobretodo cuando golpeó de entrada en Caballito y revirtió la ventaja de localía. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, el "verde" volvió a dejar todo como al principio, igualó la serie y pasó al frente en el tercer juego en un Polideportivo que sintió el impacto y parecía que sería el fin de la temporada. Error. Apareció "Súper Flor" y Quilmes ganó una nueva vida en el cuarto choque (41 puntos del escolta) y devolvió la serie al "Héctor Etchart". Y allí, lo increíble. Abajo 30 a 17 en el cuarto inicial y, a partir de ahí, la recuperación, estiró a un suplementario, a otro, siempre de manera agónica, para cerrar de manera perfecta, con Flor como genio y figura (¡46 tantos!) y una emoción increíble que le dio, además, el pasaje a la Liga Sudamericana. Lo que vino estuvo demás, el campeón San Lorenzo no le dio chances, pero nada iba a opacar una temporada de ensueño  Y fue el adiós del hijo pródigo, Luca Vildoza.

Ya sin Vildoza, se rearmó , cambió algunas piezas, mantuvo la base y encaró con altura el torneo continental, sorteó el primer cuadrangular e hizo una muy buena semifinal en Venezuela mientras acá alternaba buenas y no tanto en el flamante Súper 20. Pero para que el año tenga otro condimento más, el equipo de Javier Bianchelli no logró clasificar directamente a los playoffs y tuvo que jugar una serie mano a mano con su "karma": Peñarol. Sin embargo, era el año del "tricolor" y logró lo que nunca había podido antes, ganarle una instancia cara  a cara a su eterno rival y festejar el pasaje a los cuartos de final, donde volvió a aparecer San Lorenzo para ponerlo en vereda.

En la Liga Nacional que está en juego, recién se van acomodando. El equipo de Bianchelli está lejos del nivel esperado, pero ha ganado partidos importantes que lo mantienen en zona expectante. El problema empieza a asomar, nuevamente, desde lo económico. El club ya anunció el corte de Ricky Sánchez, la única ficha extranjera que tenía, por falta de sponsors para hacer frente al presupuesto y deberá reinventarse para lo que viene. Lo bueno es que Quilmes, su entrenador y los jugadores, de eso entienden bastante.