La capital turística que no atrae pasajeros internacionales hace 24 años

Empresarios del sector advierten por la falta de proyección de la ciudad y piden cambiar la "mentalidad de atraso" que solo mira a la temporada estival como horizonte. El último vuelo regular internacional que operó a nivel local fue en el verano de los años 1997 y 1998. 

Mar del Plata, una ciudad que no despega al mundo. Fotos: 0223.

22 de Noviembre de 2021 08:13

En el recuerdo colectivo de los argentinos, las siglas LAPA remiten directamente a la trágica postal de uno de los accidentes de aviación más importantes que sufrió el país en su historia: el 31 de agosto de 1999, el vuelo 3142 de la aerolínea que iba de Buenos Aires a Córdoba se estrelló y provocó la muerte de 65 personas. Pero estas siglas también marcan, de algún modo, un antes y un después en la conectividad aérea de Mar del Plata a lo largo de las últimas décadas.

A fines de los '90, Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA) fue la empresa que llegó a operar el último vuelo regular internacional que unía a “La Feliz” con otros países, como Brasil. En el verano de los años 1997 y 1998, la firma explotó una ruta que partía en Bahía Blanca y que tenía como destino final Río de Janeiro, incluyendo conexiones con  Mar del Plata y Camboriú. El vuelo solamente se realizaba los días sábados, ida y vuelta.

Dentro del ámbito turístico de la ciudad, ese vuelo tampoco trae tan buenos recuerdos: es que por el contexto económico de los ‘90 (claramente condicionado por la ley de convertibilidad), la oferta de la aerolínea adoptó un perfil netamente emisivo, y era aprovechada por la mayoría de los pasajeros para ir a Brasil pero no para atraer nuevas visitas a la ciudad. “Toda la ciudad se iba a Brasil pero nadie de Brasil vino para Mar del Plata. La verdad que a la ciudad no le sumó mucho en términos de economía turística”, recordaron fuentes del sector.

Una ciudad que no despega

Más allá del rédito económico, lo cierto es que el vuelo de LAPA marcó la última experiencia internacional de la ciudad a la hora de hablar de conectividad aérea: sí, en 24 años, la principal capital turística de Argentina – al menos así se la considera en los esloganes políticos que una y otra vez repiten de uno y otro lado, sin importar la "grieta" o el color de la fuerza – solamente recibió un vuelo regular internacional. Los vuelos internacionales que hoy recibe el aeropuerto Astor Piazzolla solamente son de índole privada, sin un impacto real para el turismo.

Al retrotraerse al comienzo del nuevo milenio, es imposible eludir la mención del golpe terrorista que dio Al Qaeda en la mañana del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos. La caía de las Torres Gemelas significó un punto de inflexión en la seguridad aérea y restringió la conectividad aérea en todas las escalas del globo aunque la disminución de esta actividad se hizo más evidente en destinos secundarios o emergentes.

Paro está claro que nada justifica el faltazo internacional de Mar del Plata durante las últimas décadas. Los registros del Ente Municipal de Turismo son elocuentes al respecto: desde el 2000, la incidencia de visitantes provenientes de otros países es de tan solo el 0,8 por ciento en relación al total de personas que eligen a la ciudad con fines recreativos.

Ni siquiera la llamada “revolución de los aviones”, con el auge de las aerolíneas low cost que insertó en el mercado el gobierno de Mauricio Macri, logró despertar un mayor interés extranjero a favor de la ciudad. Es decir, hubo más empresas operando pero sin cambiar demasiado la calidad de la oferta de vuelos. Según los datos del Ministerio de Transporte que conducía Guillermo Dietrich, entre 2016 y 2019 Mar del Plata registró un crecimiento en el flujo de pasajeros del 130%, con un salto de 129 mil a 300 mil pasajeros, y consolidándose como uno de los puntos nacionales de mayor crecimiento.

El debate por esta conectividad lo volvió a instalar hace poco Claudia Álvarez Arguelles, empresaria de la reconocida cadena homónima de hoteles, cuando a principios de septiembre le reclamó al presidente Alberto Fernández la creación del corredor aéreo Mar del Plata - Calafate - Cataratas del Iguazú, para que “La Feliz”, de alguna manera, pudiera hacerse un lugar dentro de un "círculo virtuoso de destinos internacionales". La idea fue bien recibida, quedó en la promesa de ser analizada, y nada más por el momento.

El parate general que provocó el Covid-19 en el mundo durante casi todo el 2020 también es un factor que no puede pasarse por alto. Recién ahora la ciudad está recuperando la vida aérea de prepandemia: por lo pronto, para el próximo verano Aerolíneas Argentinas ya garantizó tres vuelos diarios, retomando las conexiones con puntos clave del interior como lo son las provincias de Tucumán, Córdoba, Mendoza y Rosario. Pero falta, y mucho.

Con la playa no alcanza

Precisamente, Marcela Tripiana, presidenta de la Asociación de Empresas de Viajes y Turismo (Aevyt), considera como uno de los “aspectos claves” que la ciudad mejore la potencialidad de su aeropuerto y el desarrollo de la conectividad para garantizar una fuerte proyección internacional. “Nuestro aeropuerto no tiene capacidad para recibir aviones internacionales de gran porte”, ejemplifica, y aclara: “Esto no pasa solo por el deseo del Gobierno municipal de turno sino por una propuesta global de desarrollo”.

Para la empresaria local, Mar del Plata también debe revisar sus cartas de presentación: a la hora de ser ofrecida como destino, se suelen ponderar las virtudes de sus playas y sus largos kilómetros de costa, algo que, según sostiene, no alcanza para seducir a las visitas extranjeras del resto del mundo. “Mar del Plata tiene muchas cosas para el turismo además de tres meses de playa. Hay que tratar de integrarla como una ciudad que tiene shopping, gastronomía de primer nivel, que tiene golf y varios, que tiene sierras, que tiene termas muy cerca; la propuesta debe ser integral”, explica.

Foto 0223: con las playas no alcanza, según advierten agencias de viaje.

Nuestras playas son divinas pero no alcanzan para venderlas solas al exterior. Porque tampoco tenemos la suerte de tener un clima de seis meses de playa. Tenemos una temporada muy corta en relación a otros destinos”, dice la referente del sector, quien compara: “Otro problema que tiene Mar del Plata es que está dentro de un país que no está de pasada de nada, es decir, que quien viene a Argentina, viene porque viene a este país pero no porque va a Chile. No es lo mismo con Europa, donde muchas lugares quedan cerca y uno quizás cuando viaja intenta visitar más destinos”.

Tripiana insiste en que la importancia de que Mar del Plata cambie, de una buena vez, su “chip” turístico para ampliar la posibilidad y el nivel de visitas. “Bariloche, por ejemplo, tiene la gran ventaja por sobre la ciudad de contar con un recurso natural que los brasileros no tienen y los brasileros se mueren por la nieve pero no por el mar porque ellos ya tienen kilómetros de costa, con un clima mejor que les garantiza playa todo el año. Y los chilenos, si bien están del lado del Pacífico y tienen otro mar, también tienen sus playas”, apunta.

“Hay cosas que son difíciles de aceptar si no cambiamos el chip. Por eso yo siempre digo que hay que darle mucha importancia y promover el tema de los torneos deportivos de cualquier clase, ya sea de Golf, o el Iron Man o la Maratón o cualquier cosa que presente una excusa para la gente del exterior tenga una razón para venir a Mar del Plata y después descubra todo lo que realmente tiene”, dice la titular de la Aevyt, en diálogo con 0223.

Las carencias internacionales de Mar del Plata no solo se evidencian por el aire sino también por tierra y mar. Recién este año la ciudad, en la gestión de Guillermo Montenegro, se pudo organizar una acción externa de promoción turística de “jerarquía” en Capital Federal exhibiendo el potencial gastronómico y hotelero, en el marco de la llamada “Semana de Mar del Plata en Buenos Aires”. Pero el vínculo con Caba también acusa fuertes deudas históricas.

Conexión con Caba

Se sabe que Capital es una de las plazas más buscadas por los turistas internacionales. Antes de la pandemia, en 2019, según datos de la administración de Horacio Rodríguez Larreta, Caba registró un récord de visitas internacionales, al recibir a 3 millones de personas. ¿Cuánto podría absorber Mar del Plata de todas esas visitas? “La Feliz” tiene una cuenta pendiente a la hora de generar una política que la consolide como un lugar de escapada obligada para quienes llegan al distrito que tiene a tan solo 404 kilómetros de distancia, fortaleciendo un permanente ida y vuelta turístico.

Otra de las grandes frustraciones de la ciudad es la ausencia de cruceros. El edificio de Escollera Norte es un testigo vivo de ese rotundo fracaso: se levantó en 2012 para recibir embarcaciones turísticas pero nunca se pudo usar y así fue que en octubre de 2016 devino en un gigantesco búnker de operaciones para la Policía Federal, nada más alejado de su concepción inicial.

Foto 0223: cruceros, grandes ausentes en las postales turisticas de Mar del Plata.

Durante la radical reconversión que definió el Ministerio de Seguridad que por aquel entonces comandaba Patricia Bullrich, la ciudad vivió una experiencia curiosa y hasta se había ilusionado con la llegada de cruceros. Alteza Cruises, que se promocionaba como la primera compañía nacional de cruceros, había anticipado con bombos y platillos una serie de viajes con escala en Mar del Plata y Punta del Este para el 21 de diciembre de 2017.

En los primeros anuncios de la empresa, se decía que los pasajeros iban a poder disfrutar de las instalaciones del “Med Queen”, un barco de cinco estrellas pero pequeño, garantizando un “servicio personalizado”. Tiempo después, de manera confusa y sin ahondar en explicaciones, los empresarios dijeron que iban a utilizar el crucero “Delphin”. Y al final, el 21 de diciembre, Alteza Cruises no hizo ningún viaje y postergó las operaciones para el 9 de febrero.

Y todo quedó ahí. Nunca hubo viajes ni cruceros luciéndose por el puerto de Mar del Plata. Como frutilla del postre, el Ministerio de Turismo emitió después un comunicado en donde aclaró que Alteza Cruises nunca estuvo registrada ni habilitada como una agencia de viajes para promocionarse de la manera que lo hacía. Las ilusiones quedaron manchadas por engaños con color a estafa.

Lo que explica la falta de cruceros en la ciudad es la infraestructura. Sucede que el dragado del Puerto y el largo de los muelles no permiten recalar a buques de gran tamaño. La boca de nuestra estación marítima no tiene profundidad suficiente como para recibir a un barco de más de 200 metros. “La terminal de Cruceros no se pudo usar nunca pero porque nunca se dragó en ese sector”, recuerda Emilio Bustamente, director de la Terminal de Contenedores Nº2.

"Mentalidad que atrasa"

“Con los cruceros, miles de personas y turistas bajarían y consumirían en restaurantes, en la hotelería, podrían ir a la Sierra de los Padres, no sé, hay muchas posibilidades. Mar del Plata tiene un potencial que no se quiere explotar. Lo bueno es que el potencial está, pero no sé por qué nunca se puede explotar más. Es algo que pasa con el Puerto pero con el turismo en general”, lamenta el director ejecutivo del operador del servicio logístico de la ciudad.

Bustamante, en sintonía con la postura de las agencias de viaje, insiste en que la falta de crecimiento internacional de Mar del Plata se da por una “mentalidad de atraso” que solo confía en el turismo de verano. “Acá se duermen pensando que en la temporada vienen dos mil autos por minuto por la ruta porque hasta se ponen a contar eso. A mí me da rabia porque sabemos que todo dura un mes. Y si yo tuviera un restaurante o lo que sea, quisiera trabajar a full todo el año y no enero solamente”, razona.

En declaraciones a este medio, el empresario portuario también suma críticas por la falta de conectividad y compara el magro escenario de vuelos que ofrece la ciudad en comparación con Córdoba. “Allá hay vuelos con Madrid, Asunción, Miami… hay vuelos de todo. Y acá, ¿qué? Yo soy una persona que viaja mucho por trabajo y realmente es vergonzoso. Y sinceramente no sé cómo quieren crezca el turismo si no llegan más aviones”, cuestiona.