La otra cara de la pandemia: récord histórico de pobreza y comedores barriales al límite

La pandemia provocó el recrudecimiento de la crisis social que ya se registraba en Mar del Plata y, durante todo el año, unas 44 mil personas necesitaron asistir a un comedor barrial para acceder a un plato de comida.

31 de Diciembre de 2020 10:04

Por Redacción 0223

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En octubre, a casi siete meses del inicio de la cuarentena por el avance del coronavirus, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) dio cuenta de la grave crisis social que atravesaba el Partido de General Pueyrredon: el índice de pobreza trepó al 38,9 por ciento, mientras que el indigencia alcanzó el 12 por ciento; las cifras más altas registradas desde 2003.

Según datos oficiales, en apenas un año, 62.084 ciudadanos no pudieron acceder a las condiciones básicas y el distrito se consolidó como el cuarto conglomerado con mayor indigencia del país. Más allá de la frialdad de las estadísticas, la gravedad de la situación ya se advertía en los barrios marplatenses desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia e, incluso, derivó en la conformación de una red de contención social para los sectores populares.

El impacto de la pandemia en las barriadas profundizó las problemáticas habitacionales y laborales pero, sobre todo, el déficit alimentario de miles de familias. Atentos a esto, organizaciones sociales y políticas, universidades, representantes de la iglesia católica e iglesias evangélicas, entre otras instituciones, se organizaron en comités barriales de emergencia (CBE), una red de contención con presencia en los distintos puntos de la geografía marplatense, en contacto permanente con las autoridades locales, provinciales y nacionales; y que iba a tener un rol central durante todo el año.

A lo largo del 2020, el número de comedores y merenderos coordinados por los CBE creció un 40%: a lo largo de toda la geografía marplatense funcionan 355 establecimientos y hay barrios como Nuevo Golf, por ejemplo, en el que casi la totalidad de los vecinos concurren a alguno para satisfacer la demanda alimentaria. Las necesidades se recrudecieron aún más con la compleja situación epidemiológica que atravesó Mar del Plata a mitad del año, con la aparición numerosos brotes en simultáneo. Para esa altura se calculaba que unas 44 mil personas asistían a comedores y merenderos en busca de un plato de comida.

Sin embargo, ante la enorme concurrencia, pronto los comedores y merenderos quedaron al límite: los 12.500 kilos de alimentos semanales que distribuían no alcanzaba para todos los que se acercaban a recibir una vianda. De hecho, el comedor "Cosechando Esperanza" del barrio Parque Palermo estuvo al borde de cerrar de manera definitiva ante la falta de insumos. A eso se sumó que, en muchos casos, los espacios no tenían la infraestructura suficiente para abastecer semejante demanda. Sin ir más lejos, la mitad de los comedores no cuenta con gas natural ni envasado y cocina los alimentos a leña.

A pesar de que desde abril los CBE recibieron mercadería de parte del municipio, poco antes de Navidad, desde el sector denunciaron que la Comuna resolvió suspender las entregas, a pesar de que la demanda alimentaria se mantiene al mismo nivel.

La asistencia alimentaria no fue la única función que cumplieron los CBE. A mitad del año, junto a la municipalidad, pusieron en marcha el denominado plan Cuidarnos que consistió, ni más ni menos, que en rastrillar casa por casa para avanzar en la detección precoz de casos de coronavirus. De esta manera, vecinos de los barrios Félix U Camet, Parque Camet, el Tejado, 2 de abril, Castagnino, La Laura, La Trinidad, Pueyrredon, Fortunato de la Plaza, Villa Evita, Bosque Grande, Las Heras, Martillo, Parque Hermoso, Valle Hermoso y Parque Palermo, entre otros, recibieron la visita de cerca de 300 promotores de salud que los asesoraron en cuanto a los cuidados necesarios para el contexto de pandemia e, incluso, garantizarles asistencia a quienes debían cumplir aislamiento domiciliario preventivo.